· El asesinato
de los migrantes tiene que ser castigado
· Otra vez soldados,
Ahora sin rumbo con sus fusiles
Por Francisco Gómez Maza
Un “gran regalo”. Un “regalo diabólico para la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo: La muerte por asesinato de los seis migrantes extranjeros, perpetrada por el gatillo pulsado de los fusiles de asalto de soldados del Ejército Mexicano, en Chiapas, el pasado primero de octubre, el mero día en que la presidenta, juró ser una gran presidenta; por ello rindió la protesta de ley como jefa del Poder Ejecutivo; la adorable maestra, Ifigenia Martínez Hernández, le entregó la banda presidencial. Lo ocurrido en Chiapas…Un regalo de bodas diabólico. Canallesco, que no puede quedar impune; que, además, manchó el vestido blanco con el que se vistió la presidenta. No hay mucho qué investigar, querida Presidenta. Los migrantes venían vivos y ahora ya no están. Están muertos. Seis cadáveres serán o ya lo fueron encajonados para ser enviados a sus países de origen, encajonados como bazofia, piltrafas de un intento por alcanzar un sueño. Júrelo que no eran enemigos de nadie y menos de la Patria y menos de la Matria. Fueron masacrados, Presidenta, así como fueron masacrados los compañeros en la matanza de Tlatelolco. Sin miramientos, sin investigar, sin decir “agua va”, sin ton ni son. Tan sólo por la sospecha… Otra vez el ejército, Ahora sin rumbo, sin comandante. Los soldados tiraron a matar y los mataron. No hay derecho de matar, ni, aunque fuesen los criminales más perversos, Y el día en que Claudia tomó posesión como presidenta…
El asesinato de los seis migrantes en Chiapas no puede
quedar impune; no puede quedar impune como pareciera que va a quedar impune el
asesinato de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Un recordatorio, una alerta,
precisamente el día de la tiranía, la matanza de Tlatelolco del 2 de octubre.
De hace 56 años.
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