Foto: LAGA NEWS PHOTOGRAPHY
Por Armando García
La decisión de Departamento de Seguridad Interna (DHS siglas en inglés)
de iniciar operaciones en enero, -léase redadas- de deportación a familias, la mayoría de ellas
centroamericanas que ya han sido ordenadas deportadas por un juez de inmigración,
es una política de doble moral por parte de la administración del Presidente
Obama.
El presidente de los Estados Unidos de América, llegó al poder en buena
parte por el voto latino que le creyó que durante su gestión reformaría la ley
de inmigración al legalizar a los millones de indocumentados que viven en el país.
Y hasta la fecha no ha cumplido en su totalidad, cerrándosele las puertas al
querer otorgar permisos legales a padres indocumentados de hijos residentes o
ciudadanos, teniendo un Congreso renuente a la legalización de los
indocumentados y bloqueando, tanto en las cortes como en la salas de cabildeo cualquier
intento de una reforma migratoria integral aun a pesar que el Senado de la Nación
en el 2014 dio luz verde a una ley reformadora.
La doble moral que escribo en esta editorial es la de primero abrir las
puertas a refugiados sirios que huyen del conflicto bélico con ISIS que
involucra a EE.UU., Rusia, Francia e Inglaterra y en segundo al cerrar la
puerta a los refugiados centroamericanos que por décadas han huido de la violencia,
la miseria, la explotación, la humillación de miles de familias que no han
tenido otra opción, que la de escapar de sus países de origen, que en conjunto
es un territorio mucho más grande que Siria.
Países cuyos gobiernos no han sabido, ni encontrado, la solución a
mantener a su población libre de toda maldad social, ni resolver los asuntos de
pandillas salvajemente dedicadas a la extorsión, el asesinato y el tráfico de
drogas; entre otros actos delictivos.
Las familias afectadas, son principalmente aquellas que hace un año,
llegaron en masa a la frontera con México y Estados Unidos, a través del emblemático
ferrocarril de ‘La Bestia’. Las estadísticas hablan por sí solas: Durante el
año fiscal 2014 las autoridades migratorias detuvieron a 68,541 niños entre
Texas y México. En 2013 llegó a los 38,759 y en 2015 la cifra se redujo en un
42%. Pero en lo que va del año fiscal 2016 las autoridades reportan la
detención de poco más de 10,588 niños, frente a los 5,129 capturados en los
mismos meses durante el año fiscal 2015.
Con esta acción, que organizaciones de derechos civiles han llamado maquiavélica,
seguramente la administración del Presidente Obama dejará de recibir apoyo de
la comunidad latina, reflejándose en el voto presidencial para noviembre del
2016; porque no hay señales claras de los candidatos demócratas sobre qué hacer
con la comunidad latina que vive en la clandestinidad por su irregularidad
migratoria.
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