Por Armando García
Desde que Donald Trump anunció su candidatura presidencial
y, su plataforma proselitista ha sido principalmente el etiquetar a los inmigrantes mexicanos de traficantes
y de violadores; además de criticar a todos los que no piensan como él, ha
probado que no tiene las facultades para ser presidente del país más poderoso
del mundo.
Para ser presidente, una persona debe ser un estadista, una
persona que pueda tomar decisiones difíciles en momentos de crisis en el mundo
y dentro del país que gobierna. Escuchando a Donald Trump, es obvio, aunque sus
seguidores lo quieran ocultar, que el magnate es racista, misógino, autoritario, y un narcisista.
Hillary Clinton ha dicho que su rival republicano Donald
Trump es temperamentalmente inapropiado para ocupar el cargo de presidente.
Clinton también censuró a Trump por ser demasiado amistoso con enemigos de
Estados Unidos y demasiado duro con los aliados europeos y del medio oriente
Muchas voces se han sumado a poner presión para que Trump no
llegue a ocupar la Casa Blanca. Desde artistas y políticos, muchos del Partido
Republicano. Artículos de opinión sobre ese aspecto, podrá leer usted en esta edición
de Nuestra América.
También el Presidente Barack Obama, declaró a Trump como una
persona no apta para el puesto. El Presidente dijo que Trump, ahora que es el
nominado de los republicanos, debería actuar como presidenciable en tomar con
seriedad los asuntos que aquejan a la nación.
Trump tiene la costumbre de hablar por hablar, dice cosas
sin pensar las consecuencias; como lo ha sido su llamado a Moscú para que
investigara el paradero de 30,000 correos electrónicos de Clinton. O de incitar
a la violencia contra la candidata demócrata al mencionar que ella le quitará a los estadounidenses el derecho de portar
armas. Y la lista es larga.
El error que los estadounidenses harán, si llega Trump a la
Casa Blanca, es elegir a una persona que no tiene el carácter de ser
presidente. Trump ha despertado el
racismo, la xenofobia, y su consigna de hará a América fuerte nuevamente, en el
subtexto de sus palabras está diciendo que Estados Unidos debe regresar a los años
40s, 50s, 60s del Siglo XX donde el racismo, la discriminación, la exclusión contra
las minorías era el pan de cada día, y era muy bien visto por la mayoría dominante
de la nación, la cual es la que Trump ha conquistado con su ambición de poder y de odio a aquellos cuya piel no sea de
color blanco.
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