Por Armando García
Tenemos malas noticias, ya es un hecho que en materia migratoria este año no va a haber una legalización para unos 11 millones de indocumentados. La última esperanza se perdió esta semana cuando el Senado del país no aprobó considerar la propuesta del Dream Act que hubiera beneficiado a miles de jóvenes indocumentados conseguir su residencia legal en este país.
La votación en el Senado fue de 56 votos a favor 43 en contra. Se necesitaban 60 votos mínimo para que la pieza legislativa, que estaba dentro de las propuestas de apropiaciones para el Departamento de Defensa, se moviera para su aprobación.
El ambiente político en Washington, no es el apropiado, ni para una reforma integral, ni tampoco para reconocer las vidas de miles de estudiantes, que están dispuestos a servir y defender al país en las fuerzas armadas, ni tampoco para legalizar aquellos que son estudiantes ejemplares que al poder llegar a la universidad y titularse, se hubieran convertido en personas profesionistas especializados, contribuyentes potenciales al progreso de este país. La historia sabrá juzgar a todos aquellos demócratas y republicanos que votaron contra esta oportunidad.
Los legisladores con mentalidad cerrada que optaron en rechazar el Dream Act y que están en campaña para reelegirse el próximo noviembre, tendrán que pagar las consecuencias de sus actos, cuando el voto hispano decida su futuro.
Según el Migration Policy Institute actualmente hay entre 825,000 a dos millones de estudiantes indocumentados que se podrían haber beneficiado del Dream Act.
Los jóvenes indocumentados son inocentes de estar en este país. Sus padres los trajeron cuando eran bebes o niños. No fue su decisión. Pero ya aquí hicieron lo que todos los demás estadounidenses: ir a la escuela. La gran crueldad del sistema educativo norteamericano es que le permitió ir a la primera, secundaria y preparatoria y luego se les prohibió ir a la universidad. Los pagadores de impuestos ya han invertido en la educación de ellos. Se perdió una batalla, pero no la guerra. Hay que seguir hasta conseguir una reforma migratoria que legalice a todos los indocumentados en este país.
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