jueves, 7 de octubre de 2010

Periodismo y corrupción

Por Stephen Kaufman
Redactor

Parte I

Washington - La necesidad del buen periodismo de investigación para combatir la corrupción puede resumirse con un simple concepto: no se puede cambiar lo que no se sabe. Pero en muchos lugares del mundo la tarea de denunciar la corrupción todavía es más peligrosa que cubrir un conflicto armado, además de que los periodistas también encaran salarios bajos, pocos recursos, gobiernos y empresas que operan en secreto, y un público apático que está resignado a las coimas y a la extorsión como algo normal en la vida.

Rosemary Armao, profesora adjunta de Periodismo y Ciencias de la Comunicación en la Universidad Estatal de Nueva York, en Albany, recopiló un informe titulado Covering Corruption: The Difficulties of Trying to Make a Difference (Cubrir la corrupción: la dificultad de hacer una diferencia) para el Centro Internacional de Asistencia a los Medios de Comunicación (CIMA), una entidad con sede en Washington que promueve el desarrollo de los medios informativos. En el informe, Armao sostiene que la tarea de los periodistas para denunciar la corrupción es absolutamente esencial para reducir la corrupción, y que su trabajo necesita mayor atención y apoyo por parte del público.

"La corrupción significa una escasez de maestros en el África subsahariana, fondos insuficientes para que los jubilados en Europa Oriental puedan cubrir sus gastos, y edificios construidos con malos materiales en Asia, que se derrumban y causan muertes. La corrupción ahuyenta a los inversionistas, y por ende los empleos", dijo. En declaraciones pronunciadas en CIMA el 29 de septiembre, Armao dijo que "hay una conexión directa" entre las autoridades corruptas y las consecuencias negativas que afectan al ciudadano común en todo el mundo.

Como ejemplo de los países en desarrollo, Armao destacó un caso ocurrido en Tanzania en el que donantes internacionales entregaron fondos para financiar una iniciativa de gestión de los recursos naturales, que habría favorecido el desarrollo y el bienestar público. Cuando el dinero desapareció como consecuencia de la corrupción, los donantes exigieron la devolución de su dinero y el pueblo tanzano se encontró en peor situación que si el dinero jamás se hubiera donado.

"El contribuyente volverá a pagar, por dinero perdido que nunca les llegó", dijo, y señaló que el dinero para el pago tendrá que sacarse de futuros presupuestos.

David Kaplan, del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, dijo en la reunión de CIMA que la corrupción es inevitable y que es "el tema principal que afrontan los periodistas".

"Se trata de un impuesto invisible en cada transacción que ocurre. Retrasa el desarrollo. Incluso lo frena en seco", dijo. Sin embargo, "gran parte de la corrupción puede ser frenada, con solo saber que alguien te mira por encima del hombro".

El desafío para los reporteros se siente especialmente en los países que restringen activamente la libertad de prensa y donde los gobiernos, empresas y el crimen organizado acosan constantemente, detienen o incluso matan a los periodistas que tratan de denunciar sus actividades. Por ejemplo, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), con sede en Nueva York, desde diciembre de 2006 más de 30 periodistas y trabajadores de los medios han sido asesinados, o han desaparecido, en México.

Denunciar la corrupción "es el tipo de periodismo que tiene muchos mártires", dijo Armao. "La gente se dedica a esta profesión sabiendo eso, y a pesar de ello siguen haciéndolo, pero no debería ser así", dijo. "Las cosas no están mejorando".

En su informe Armao citó estadísticas del CPJ que revelan que entre 1992 y mayo de 2010 fueron asesinados 812 periodistas, de los cuales 21 por ciento estaba trabajando en notas "relacionadas estrictamente con la corrupción".

También ocurren amenazas no letales en todo el mundo. Por ejemplo, en Rusia al periodista Mikhail Beketov le quemaron el automóvil y mataron a su perro debido a sus investigaciones sobre la corrupción en un barrio de las afueras de Moscú. En Uganda los operativos políticos se dedican a "la caza oculta" de periodistas, que son golpeados y sus equipos confiscados. Los periodistas también han denunciado las amenazas contra la vida de sus familiares, según el informe.

La cobertura exitosa sobre la corrupción exige una perspectiva a largo plazo, lo que incluye buena formación en periodismo de investigación, medidas de precaución y artículos que muestren cómo el público se ve directamente afectado, o que puede contribuir a profundizar el reportaje de investigación.

Armao recomienda que quienes se encuentren amenazados físicamente sean muy abiertos sobre lo que están haciendo y que publiquen su información.

"A uno lo matan, o lo acosan, porque alguien no quiere que se publique el relato. Por eso, hay que publicarlo. Esa es una buena protección", dijo.

Los periodistas también han de entender que la tarea de denunciar la corrupción requiere experiencia, y que lograrla puede tardar años de laboriosa investigación y destreza investigativa, afirmó. Los periodistas pueden servir mejor a su público informando sobre la naturaleza de las relaciones entre las personas y entidades que gozan de poder político y riqueza, así como sus motivaciones e intereses.

"Tenemos que enseñar a los jóvenes periodistas, y darles dinero y apoyo para que puedan quedarse más tiempo en el campo [...] porque cuanto más tiempo lo hagan, mejor desempeñan su labor", aseveró Armao.

Su informe enumera varios hechos exitosos, como el reportaje que denunció los negocios de bienes raíces del político bosnio Nedzad Brankovic, que derivó en un raro juicio por corrupción en ese país. También se cita a periodistas de Uganda, cuya cobertura en el año 2007 de los planes del gobierno para convertir un tercio del bosque fluvial de Mabira en una plantación de caña de azúcar tuvo impacto entre los lectores y desató una protesta pública que frenó el proyecto.

Pero la corrupción está tan generalizada que incluso los mejores intentos para denunciarla públicamente y combatirla tendrán poco efecto. "Hay que olvidarse de acabar con la corrupción. Eso nunca ocurrirá", afirmó Armao.

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