«La revolución va a estallar de un momento a otro. Los que por tantos años hemos estado atentos a todos los incidentes de la vida social y política del pueblo mexicano, no podemos engañarnos. Los síntomas del formidable cataclismo no dejan lugar a duda de que algo está por surgir y luego por derrumbarse, de que algo va a levantarse y algo está por caer. Por fin, después de treinta y cuatro años de vergüenza, va a levantar la cabeza el pueblo mexicano, y por fin, después de esa larga noche, va a quedar convertido en ruinas el negro edificio cuya pesadumbre no ahogaba.»
Regeneración, 19 de noviembre de 1910
El horror a la revolución
«No queremos luchas fratricidas, no queremos sangre, no queremos guerra», dicen los timoratos. Y hablan en seguida de los horrores de la matanza: la sangre corriendo en abundancia, la atmósfera cargada de espesos humos, el ruido ensordecedor de las armas de fuego; sangre, agonía, muerte, incendio, ¡qué horror!
¡Qué horror! En verdad, compañeros, nada tiene de agradable el espectáculo que ofrece la guerra; pero la guerra es necesaria. Es necesaria la guerra cuando hay algo que se opone a la conquista del bienestar.
Es horrible la guerra, cuesta muchas vidas, muchas lágrimas y muchos dolores; pero ¿qué decir de la paz? ¿Qué decir, compañeros, de la paz bajo el presente sistema de explotación capitalista y de barbarie gubernamental? ¿Garantiza siquiera la vida esta paz?
Por horrible que sea la guerra, no sobrepasa en horror a la paz. La paz tiene sus víctimas, la paz es sombría; pero no porque la paz, por sí misma, sea mala, sino por el conjunto de circunstancias que la componen en la actualidad. Sin necesidad de que haya guerra, hay víctimas en tiempo de paz, y, según las estadísticas, las víctimas en tiempo de paz son más numerosas que las víctimas en tiempo de guerra.
Basta con leer todos los días los periódicos de información para convencerse de que es una verdad lo que digo. Ya es una mina que se desploma y aplasta a centenares o miles de trabajadores, o bien, un tren que descarrila y produce la muerte de los pasajeros; o un buque que se hunde y sepulta en el fondo del mar a muchas personas. La muerte espía al ser humano en todos los momentos de su existencia. El trabajador cae de los andamios y se despedaza el cuerpo. Otro, manejando una máquina, se corta un brazo, una pierna y queda mutilado o muere. El número de personas que mueren anualmente en virtud de catástrofes mineras, ferroviarias, marítimas y de otra naturaleza es verdaderamente alarmante. Los que mueren como consecuencia de incendios de teatros, hoteles y casas alcanzan una cifra desesperante cada año.
Pero no es esto todo: las condiciones de insalubridad en que se efectúa el trabajo en las fábricas y los talleres; lo fatigoso de las tareas; la incomodidad e insalubridad de las viviendas de los ; la suciedad de¾forzados a vivir en verdaderas zahúrdas¾trabajadores los barrios obreros; la mala alimentación que el trabajador pueda conseguir por los salarios miserables que gana; la adulteración de los artículos alimenticios; la inquietud en que vive el hombre de trabajo, que teme que de un momento a otro no podrá llevar pan a la familia; y el disgusto que produce el hecho de encontrarse bajo la influencia del polizonte, bajo la influencia de leyes bárbaras dictadas por el estúpido egoísmo de las clases encumbradas, bajo la influencia de monigotes descerebrados que la hacen de autoridad; todo ello: insalubridad, mala alimentación, trabajo fatigoso, inquietud por el porvenir, disgusto del presente, minan la salud de las clases pobres, engendran enfermedades espantosas como la tisis, el tifo y otras que diezman a los desheredados y cuyos estragos alcanzan a todos: a hombres, a mujeres, ancianos y niños. Lo que no ocurre con la guerra, en la que es raro el caso del atropello a los ancianos, a las mujeres y a los niños, a no ser que se , para quien no hay en¾como Porfirio Díaz¾trate de un tirano bestial esta vida criatura respetable. El tigre hinca los colmillos indistintamente en las carnes de un viejo, de una mujer o de un niño.
Todas estas calamidades, que sufre la humanidad en tiempo de paz son el resultado de la impotencia del gobierno y de la ley para hacer la felicidad de los pueblos por la sencilla razón de que tanto el gobierno como la ley no son otra cosa que los guardianes del capital, y el capital es nuestra cadena común. El capital quiere ganancias y, por lo tanto, no se preocupa de la vida humana. El dueño de una mina no se preocupa porque el lugar de trabajo ofrezca riesgos para la vida de los obreros; no hace las obras necesarias para que el trabajo se efectúe en la mina en condiciones de seguridad que garanticen la vida de los mineros. Por eso se desploman las minas, ocurren explosiones, los obreros se desprenden de los elevadores y hay otros muchos siniestros. El capitalista tendría que ganar menos si protegiese la vida de sus operarios, y prefiere que éstos revienten en una catástrofe; que las viudas y los huérfanos perezcan de hambre o se prostituyan para poder vivir, a gastar algunas sumas en favor de los que con su trabajo lo enriquecen, de los que con su sacrificio lo hacen feliz.
Igual cosa puede decirse de los desastres ferrocarrileros y marítimos. El mal material de que están construidos los barcos, los coches y las locomotoras, para obtener todo eso al menor costo posible, y el deterioro que se opera en ellos con el uso; el hecho de que las compañías tienen que usarlo todo hasta su máximum de duración para gastar menos, añadiéndose a todo esto el mal estado de las vías, que hay que componer lo menos posible para sacar mayores utilidades, hacen que la inseguridad sea efectiva e inminentes las catástrofes.
La ganancia que quiere el capital es, también, la causa de que el trabajado en las fábricas y talleres se haga en condiciones de insalubridad manifiesta. EL capitalista tendría que gastar dinero para que las condiciones higiénicas de los lugares de trabajo fueran buenas, y es precisamente lo que no quiere. La salud y la vida de los trabajadores no entran en los cálculos de los capitalistas. Ganar dinero, no importa cómo, es la divisa de los señores burgueses.
La miseria, por sí sola, es más horrible que la guerra, y causa más estragos que ella. El número de niños que mueren cada año es fabuloso; el número de tuberculosos que mueren cada año, es, igualmente, admirable. Esos fallecimientos se deben a la miseria, y la miseria es el producto del sistema capitalista.
¿Por qué temer a la guerra? Si se tiene que morir aplastado por la tiranía capitalista y gubernamental en tiempo de paz, ¿por qué no morir mejor combatiendo lo que nos aplasta? Es menos espantoso que se derrame sangre que conquista la libertad y el bienestar, que continúe derramándose bajo el actual sistema político y social en provecho de nuestros explotadores y tiranos.
Además, la guerra no produce tantas víctimas como la paz bajo el actual sistema. El número de personas que resultan muertas en una batalla o en un encuentro es reducidísimo en comparación con el número de hombres que han entrado en juego por ambas partes combatientes; y si fuera posible que toda una nación estuviese en revolución, si ese estado de guerra durase un año, al final de ese tiempo se vería que, por las dificultades que había tenido el capitalismo para explotar a los trabajadores por hallarse la mayor parte de éstos con las armas en la mano, el número de defunciones había decrecido, o al menos había sido igual al de los años pasados en paz. Esto ha podido comprobarse en países que han estado en revolución. Los trabajos se suspenden por el estado de guerra; los trabajadores cambian el malsano género de vida de la fábrica, del taller o de la mina, por la vida sana al aire libre, comiendo carne en abundancia, haciendo saludable ejercicio, y, sobre todo, teniendo reanimado el espíritu con la esperanza de cambiar de condición, o simplemente satisfechos de levantar el rostro y de sentirse libres enfrente de sus amos espantados.
Es mejor morir atravesado por una bala defendiendo su derecho y el bienestar de sus hermanos, que perecer aplastado, como un gusano, bajo los escombros de la mina, o triturado por la maquinaria, o en una agonía penosa y lenta en un rincón de la negra covacha.
Gritemos con todas nuestras fuerzas: ¡Viva la revolución! ¡Muera la paz capitalista!
Ricardo Flores Magón
Regeneración, 17 de diciembre de 1910
Ricardo Flores Magón
Muchos mexicanos ilustres han pasado o vivido en El Paso, atraídos por su comunidad mexicana solidaria y hospitalaria. Es el caso de Ricardo Flores Magón, quien en 1906 vivió en un modesto apartamento a unas cuantas cuadras de donde se encuentra el Centro de los Trabajadores Agrícolas Fronterizos. Flores Magón, uno de los más importantes ideólogos de la Revolución Mexicana de 1910, estaba escapando de la represión de la dictadura de Porfirio Díaz. En El Segundo Barrio de El Paso, desde donde dirigió su movimiento, dejó su huella y su ejemplo.
Ricardo Flores Magón nació en San Antonio Eloxochitlán, Oaxaca, el año de 1873 en el seno de una familia humilde. Sus padres fueron Teodoro Flores and Margarita Magón.
Realizó sus estudios primarios en la ciudad de México y ahí mismo ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria. En 1893 inicia la carrera de abogado en la Escuela Superior de Jurisprudencia, misma que no concluye y se inicia como periodista de oposición en "El Demócrata".
En 1900, en compañía de su hermano Jesús, fundan el periódico "Regeneración", cuya campaña en contra del presidente Porfirio Díaz le da por resultado ser encarcelado. Al salir de la cárcel en 1902, colabora en el periódico "El Hijo del Ahuizóte" y vuelve a ser aprehendido. Dos años después, en 1904, escapa de la persecución de la dictadura y llega a San Antonio, Texas. Junto con su hermano Enrique (1887-1954), reanudan la publicación de "Regeneración", pero se ven obligados a trasladarse a San Luis, Missouri, debido a la implacable persecusión que el General Díaz ordenó en contra de ellos.
Fue en San Luis, Missouri, donde nació en 1906 el Partido Liberal Mexicano. En enero de 1911 los hermanos Flores Magón promovieron la insurrección de la Baja California, tomando Mexicali and Tijuana. Francisco I. Madero, trató de atraerlos a su causa a través de don Abrahám González, pero no lo logró, pues Ricardo Flores Magón, jefe de los rebeldes, no creía en lo que él llamaba una "revolución burguesa".
En 1918 Ricardo Flores Magón y Librado Rivera firmaron un manifiesto dirigido a todos los anarquistas del mundo. Esto les ocasionó que se les instruyera un proceso penal, en donde Ricardo fue condenado a 20 años de prisión y Librado a 15.
Flores Magón fue encareclado en la Isla McNeil, estado de Washington y luego ya muy enfermo, trasladado a la prisión de Leavenworth, Kansas, en donde falleció en el año de 1922.
Ricardo Flores Magón, escribió para el teatro dos dramas de hondo contenido social y patético realismo: "Tierra y Libertad" y "Verdugos y Víctimas", además escribió numerosos ensayos, cuentos y reportajes, todos ellos con una fuerte critica social.
"…estoy condenado a cegar y morir en la prisión; más prefiero esto a volver las espaldas a los trabajadores y tener las puertas de la prisión al precio de mi vergüenza".
SABÍAS QUE...
Ricardo Flores Magón es originario de San Antonio Eloxochitlán, Oaxaca y nació el 16 de septiembre de 1873?
En la ciudad de México cursó su primaria y posteriormente estudió en la Escuela Nacional Preparatoria para luego iniciar la carrera de abogado, la cual no terminó?
El movimiento revolucionario de 1910, tuvo sus raíces en los preceptos aportados por Ricardo Flores Magón?
Lo anterior coloca a Flores Magón como uno de los ideólogos de la Revolución Mexicana?
Las inusticias sociales y políticas llevaron al joven Flores Magón a participar contra ellas, así en 1892 inició un movimiento estudiantil en contra de la dictadura, cuyo resultado fue su aprehensión, la primera que sufriría por su actividad política?
Sus ideas, contrapuestas al mundo que lo rodeaba lo llevó a expresar su desaprobación participando activamente en periódicos de oposición: El Demócrata, El Regeneración y El Hijo de Ahuizote?
El Demócrata sólo duró en circulación, escasos tres meses?
La dura crítica contra el gobierno que aparecía en las páginas de Regeneración, fundado por Ricardo y Jesús Flores Magón, costó al primero nuevamente la cárcel?
Ricardo Flores Magón utilizó la caricatura, particularmente en El Hijo del Ahuizote, en el que satirizaba al gobierno dictatorial d Díaz?
En 1903, por órdenes terminantes de don Porfirio, al Tribunal Superior de Justicia, se le prohibió a Flores Magón y a sus colaboradores, hacer uso de la libertad de expresión?
Lo anterior obligó a los Flores Magón a dirigirse hacia los Estados Unidos e instalados en Laredo, Texas, reiniciaron su labor periodística, editando de nueva cuenta Regeneración?
Posteriormente, avecindado en San Luis Missouri, Ricardo Flores Magón, con la colaboración de Juan Sarabia, Librado Rivera, Antonio I. Villarreal, Rosalío Bustamante y Manuel Sarabia, elaboraron y proclamaron el programa del Partido Liberal?
El programa del Partido Liberal, presentaba un análisis objetivo de la realidad política de México y al mismo tiempo, exponía cuáles eran las aspiraciones sociales a las que tenían por justicia y por derecho, los pobladores del país?
Algunos de los planteamientos de carácter social planteados por Flores Magón en el programa del Partido Liberal, fueron plasmados en la Constitución de 1917?
Madero trató en vano, de atraerse al grupo rebelde jefaturado por Ricardo Flores Magón y la razón esgrimida por el líder magonista era muy sencilla: no creía en una Revolución burguesa como la que planteaba el coahuilense?
Analítico y crítico, Flores Magón hizo notar las acciones que le parecieron injustas de Madero y más tarde de Victoriano Huerta?
Ricardo Flores Magón y Librado Rivera firmaron un manifiesto dirigido a los anarquistas del mundo, cuyo resultado fue su aprehensión en las oficinas de Regeneración, bajo el cargo de haber violado la neutralidad del país vecino?
Tanto Flores como Rivera fueron sujetos a proceso, siendo condenados a 20 y 15 años de prisión respectivamente?
La sentencia llevó a Flores Magón a la cárcel de McNeil Island, del estado de Washington, posteriormente, enfermo y casi ciego fue trasladado al reclusorio de Leaveenworth, Kansas?
En el aspecto literario, Flores Magón dejó dos importantes obras dramáticas de profunda crítica social denominadas: Tierra y Libertad y Verdugos y víctimas, ambas de gran realismo?
El político, periodista y dramaturgo Ricardo Flores Magón murió en la prisión el 20 de noviembre de 1922?
A su muerte, Ricardo Flores Magón recibió el reconocimiento de la Cámara de Diputados, la que solicitó que sus restos mortales fueran trasladados a México?
REALIZA:
Una lectura comentada de la información que se te presenta, incluyendo, el párrafo de la carta de Flores Magón.
SEÑALA:
La importancia de Flores Magón, dentro del movimiento revolucionario de 1910.