Por Armando García
Ahora que los candidatos, Hillary Clinton y Donald Trump han
obtenido las nominaciones de sus respectivos partidos para la conquista de la
Casa Blanca, la comunidad latina debe, como se dice popularmente, ponerse las
pilas y verdaderamente unir esfuerzos para evitar que el candidato republicano
se convierta en Presidente de Estados Unidos de América.
Hay que evitar errores del pasado, donde muchos
estadounidenses de descendencia latina han optado por elegir personas a cargos públicos que han prometido mucho pero
al llegar al poder se olvidan de las necesidades esenciales de quienes los
pusieron en el puesto.
Estados Unidos pasó a la historia que un afro americano
llegara a ser presidente de EE.UU que viviera en una casa que fue construida
por esclavos provenientes de África. Ahora, páginas de la historia se escriben
para anotar que Hillary Clinton, sea la primera mujer que tome las riendas del
país más poderoso del planeta.
Con respecto a Donald Trump, la nominación de Clinton y los
innumerables discursos expresados en la Convención Demócrata en contra del
magnate millonario, le hicieron reaccionar, considero de una forma irracional;
al pedir al Kremlin en Rusia que localice los correos electrónicos de Clinton
que, según Trump, están extraviados.
Las reacciones no se
hicieron esperar. Desde criticarlo por pedir ayuda a un gobierno extranjero y
quizá hasta enemigo de la patria, hasta el punto que lo han llamado traidor.
Trump tiene la tendencia de hablar demás y quizá sin pensar
en las consecuencias de su palabras, que ahora que es el nominado republicano
debe cuidar de no ‘regarla’, ya que le constaría la presidencia.
Considero que las selección de los candidatos para
vicepresidente no fueron los apropiados, a mi gusto, ninguno de ellos tienen la
etiqueta de presidenciables en caso de que durante la gestión de alguno de los
nominados deje el cargo presidencial en caso de fallecimiento o destitución.
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