Por Armando García
La prensa mexicana, no importa quien esté
en el poder, ya sea de derecha o de izquierda, conservadora o liberal, se
acomoda para operar sin represión o sin peligro que se viole la libertad de expresión.
Por casi todo el periodo revolucionario y de
seguro desde el tiempo del porfiriato, ha existido la prensa manipulada por el
gobierno en turno, y el medio que no se ajustara a los designios del mandatario,
pues se les cortaba el suministro de papel, o la suspensión de licencias a los
medios electrónicos. Hasta llegar al asesinato de periodistas que no estaban de
acuerdo, con sus reportajes, a los intereses, de lo que el presidente Andrés
Manuel López Obrador (AMLO), ha llamado a la mafia en el poder.
Bajo la administración de López Obrador, la
llamada mafia, ya no está en el poder, pero todavía existe, y no hay duda de
que sea esta la que manipule a ciertos periodistas o medios para desacreditar
la política de la cuarta transformación de México que fomenta López Obrador,
con el fin de erradicar los males acumulados por poco más de un siglo en el país.
Obrador no la tiene fácil, en poco más de
100 días, ha empezado a cambiar los usos y costumbres de las administraciones
anteriores representativas de los poderes políticos de los partidos PRI y PAN
que ahora son minoría en el Congreso de la Nación.
El objetivo primordial de Obrador, es acabar
con la corrupción gubernamental, de arriba hacia abajo. Eso hará que programas
sociales de apoyo a los sectores marginados, lleguen directamente a las
personas que más lo necesitan. Además de lograr que el país viva de lo que
produce el campo, de lo que el país produzca en sus fábricas y deje de importar
su gasolina con la construcción de nuevas refinerías; etc.
Obrador ha sido objeto de críticas de
periodistas de gran renombre, que es obvio su interés de hacerlo quedar mal.
Durante las administraciones del partido PAN, se manejaba la idea de que AMLO
era un peligro para México, y los medios jugaron un papel para hacerlo perder
en las elecciones presidenciales.
En los años 2007 y 2008 hubo una descarada
manipulación emprendida por empresarios, políticos y dueños de medios para
impedir que López Obrador llegara a la Presidencia. Obrador fue el político más
atacado por los medios y sus más fervientes contrincantes en el poder. Y cuando Enrique Pena Nieto se postula para
presidente, Andrés Manuel fue nuevamente el blanco de la crítica, la víctima de
una operación de priistas, panistas y medios de comunicación para bloquear su
candidatura.
Ya en el poder, AMLO, demuestra su
historial de confrontación con los medios, que a los que pertenecen a sus
adversarios, los llama la prensa ‘fifí’, término utilizado hace cien años
cuando se asesina al Presidente Francisco I. Madero. La prensa que era partidaria
de los intereses contrarios a la revolución.
Claro hay que reconocer que AMLO ha roto de
tajo las costumbres comunicativas de los mandatarios anteriores. Pero como
periodista, si puedo decir que nuestra labor es informar y la vez criticar con
veracidad, no para aplaudir constantemente. Pero, creo que no debemos hacer
preguntas tendenciosas para subir nuestro ego o aumentar nuestro currículo, o por
obedecer las órdenes de nuestros
jefes en los medios opuestos a la política del gobierno de AMLO.
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