Por JOEL ORTEGA JUÁREZ
El estado y
sus aparatos, su régimen político y los miles de sus parásitos, cada vez
actúan, viven, medran con el poder obtenido por medios democráticos con más
impunidad que una monarquía.
La casta
dominante no conoce ningún límite. La corrupción en todas sus modalidades suma
billones de pesos. Las obscenidades de la clase política ocurren todos los
días, desde la familia presidencial hasta sus compadres, socios y su árbol
genealógico completo.
En
contraste con ese escenario decadente, la pobreza e incluso la miseria de
millones crece todo el tiempo.
La
democracia mexicana es muy pinche. Decenas de miles de cortesanos transitan por
los corredores palaciegos, usando todas las camisetas partidistas, cambian de
colores según la ocasión, en MORENA hay más priistas que en el PRI: asesores,
asistentes, choferes, secretarias, guaruras, “operadores” “gestores” pasan la
vida entera con ingresos ofensivos para un país de miserables. Hacen todo tipo
de “transas”, “negocios” para “recomendar”, aprobar y contratar “proyectos”,
desde niveles de unos cuantos millones hasta los de miles de millones de
dólares, como en Segalmex.
Esos
cortesanos simulan ser parte de una “estructura institucional republicana”
Tiene total
sentido que millones le den la espalda a esa simulación de república
democrática, sobre todo los jóvenes.
La gran
paradoja es que al despreciar a esos aparatos institucionales, se produce un
fenómeno de bumerang que afecta a la gente y favorece a los cortesanos.
En la
cúspide de la pirámide, la casta se reparte el pastel: hermanos, primos,
sobrinos, nueras, yernos, tíos, compadres, “parejas sentimentales”, es un
reparto obsceno en vivo y a todo color que se transmite lo mismo en el “canal
de las estrellas” que las “benditas redes”.
Esa madeja
podrida se nos presenta ahora como una contienda “electoral democrática”.
El engrudo
se les hizo bolas.
En los dos
bloques hay trapecistas que apenas hace unos meses, semanas e incluso días
estaban en el bloque contrario. Baste decir que el 85 % de los burócratas de
Morena han sido priistas, ya sabemos: el priismo es una enfermedad irreversible
e incurable.
No me
consuela mucho que ese fenómeno sea mundial.
Tampoco es
“razonable” seguir en la delirante participación electoral desde hace 65 años.
Esa larga vía consiguió muchos cambios a pesar de las represiones,
persecuciones, masacres, torturas, prisiones y asesinatos , que siguen impunes,
por la complicidad de los gobiernos con los militares, incluyendo a AMLO.
En efecto,
desde 1958 he asistido a actos electorales, estuve en un mitin de Don Luis H
Álvarez frente al “Caballito” junto a la
Lotería Nacional.
En 1964
participé en la campaña del Frente Electoral del Pueblo, sin registro, que
lanzó como candidato a la presidencia a Ramón Danzós Palomino y Renato Leduc como
senador del DF. Toqué cientos de puertas en la ciudad y en algunos pueblos
pidiendo firmas para conseguir las 70 mil firmas que pedían para registrar al
FEP y sus candidatos. Obviamente nos veían como marcianos y en jornadas de
varias horas apenas conseguíamos una docena de firmas. Estuve en muchos mítines
del FEP que terminaban a garrotazos de los granaderos.
Estaba
convencido de que el “pueblo” nos apoyaba y repudiaba al PRI.
El
movimiento social y el mundo electoral estaban muy alejados. En 1968 mientras
los estudiantes tomaban las calles y realizaban una auténtica rebelión contra
el sistema priista, el PAN denunciaba fraudes en su contra en las elecciones de
Baja California. Ni ellos, ni nosotros, nos acercamos para unificar nuestra
lucha común contra el autoritarismo del PRI.
En 1970
estaba muy reciente la masacre de Tlatelolco y me pareció muy correcta la
consigna de “Abstención Activa “del Partido Comunista Mexicano. Hacíamos
pintas, volanteábamos en las salas de cine protegiéndonos con la oscuridad, en
los mercados , en los camiones, mítines relámpago incluso a la salida de los
cines, como lo hicimos en el Cine Las Américas al terminar la película “La
Batalla de Argel”, hicimos un mitin relámpago.
Casi nadie
confiaba en el sistema electoral. En realidad en México no había elecciones.
El PCM
nadaba contra la corriente, en 1976 lanzó a Valentín Campa para presidente sin
registro. Se hicieron movilizaciones nunca vistas, llenamos la Arena México y
logramos una alianza con un sector de los troskistas encabezados por Ricardo
Hernández de la Liga Socialista.
En 1982
había desaparecido el PCM . El PSUM lanzó a Arnoldo Martínez Verdugo y el PRT a
Rosario Ibarra de Piedra, voté por ella.
1988 fue la
elección crucial para las izquierdas por la ruptura de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y otros
estatistas nacionalistas. El gobierno reconoció 30.3 % de los votos para
Cárdenas, pero alteró las elecciones para que Carlos Salinas obtuviese más del
50 % . Fue un gran fraude. En esa ocasión prácticamente todas las izquierdas
votaron por Cuauhtémoc Cárdenas, incluso lo ex guerrilleros.
En 1994
asesinaron a Luis Donaldo Colosio y el EZLN se levantó el 1 de Enero, algunos
buscamos evitar “un choque de trenes” y creamos el Grupo San Ángel, conseguimos
la realización de debates y algunas pequeñas reglas democráticas.
El voto del
miedo le dio el triunfo a Ernesto Zedillo.
El sistema
político electoral era totalmente anacrónico. Se lograron varias reformas, se
creó el INE y se le quitó el monopolio al gobierno de la organización de las
elecciones.
Esas
reformas y el surgimiento de un candidato muy carismático, como era Vicente Fox,
consiguieron una hazaña: sacar al PRI de los Pinos. Zedillo aceptó la derrota.
Por primera vez triunfó un candidato opositor al PRI y su gobierno. Casi 2
millones de electores del PRD, votaron por Fox.
Los errores
de Fox y de Calderón contribuyeron al regreso del PRI
Desde las
elecciones federales del 2003 he anulado mi voto.
En 2018 se
produjo una gran victoria de Andrés Manuel López Obrador.
Su gobierno
fue una estafa y una restauración del modelo priista.
Hoy estamos
ante la disyuntiva electoral de una victoria de MORENA y sus aliados, es decir
la prolongación de AMLO o derrotar a Morena e iniciar un nuevo comienzo.
A estas horas se ha nombrado a Claudia Sheinbaum
como candidata de MORENA y sus aliados, es una consumación del dedazo del
presidente. Lo han hecho todo tan mal, que Marcelo Ebrard denunció
irregularidades que debiesen cancelar el proceso.
Xóchitl
Gálvez tiene en sus manos voltear la tortilla si enarbola una política social
como la que diseñó en su discurso del domingo 3 de febrero.
Si se unen
los movimientos y rebasan a los partidos, será posible derrotar la elección de
estado que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
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