jueves, 7 de septiembre de 2023

PINCHE DEMOCRACIA MEXICANA

 


Por JOEL ORTEGA JUÁREZ

 

El estado y sus aparatos, su régimen político y los miles de sus parásitos, cada vez actúan, viven, medran con el poder obtenido por medios democráticos con más impunidad que una monarquía.   

La casta dominante no conoce ningún límite. La corrupción en todas sus modalidades suma billones de pesos. Las obscenidades de la clase política ocurren todos los días, desde la familia presidencial hasta sus compadres, socios y su árbol genealógico completo.

En contraste con ese escenario decadente, la pobreza e incluso la miseria de millones crece todo el tiempo.

La democracia mexicana es muy pinche. Decenas de miles de cortesanos transitan por los corredores palaciegos, usando todas las camisetas partidistas, cambian de colores según la ocasión, en MORENA hay más priistas que en el PRI: asesores, asistentes, choferes, secretarias, guaruras, “operadores” “gestores” pasan la vida entera con ingresos ofensivos para un país de miserables. Hacen todo tipo de “transas”, “negocios” para “recomendar”, aprobar y contratar “proyectos”, desde niveles de unos cuantos millones hasta los de miles de millones de dólares, como en Segalmex.  

Esos cortesanos simulan ser parte de una “estructura institucional republicana”

Tiene total sentido que millones le den la espalda a esa simulación de república democrática, sobre todo los jóvenes.

La gran paradoja es que al despreciar a esos aparatos institucionales, se produce un fenómeno de bumerang que afecta a la gente y favorece a los cortesanos.

En la cúspide de la pirámide, la casta se reparte el pastel: hermanos, primos, sobrinos, nueras, yernos, tíos, compadres, “parejas sentimentales”, es un reparto obsceno en vivo y a todo color que se transmite lo mismo en el “canal de las estrellas” que las “benditas redes”.

Esa madeja podrida se nos presenta ahora como una contienda “electoral democrática”.

El engrudo se les hizo bolas. 

En los dos bloques hay trapecistas que apenas hace unos meses, semanas e incluso días estaban en el bloque contrario. Baste decir que el 85 % de los burócratas de Morena han sido priistas, ya sabemos: el priismo es una enfermedad irreversible e incurable.

No me consuela mucho que ese fenómeno sea mundial.

Tampoco es “razonable” seguir en la delirante participación electoral desde hace 65 años. Esa larga vía consiguió muchos cambios a pesar de las represiones, persecuciones, masacres, torturas, prisiones y asesinatos , que siguen impunes, por la complicidad de los gobiernos con los militares, incluyendo a AMLO.

En efecto, desde 1958 he asistido a actos electorales, estuve en un mitin de Don Luis H Álvarez frente al “Caballito”  junto a la Lotería Nacional.

En 1964 participé en la campaña del Frente Electoral del Pueblo, sin registro, que lanzó como candidato a la presidencia a Ramón Danzós Palomino y Renato Leduc como senador del DF. Toqué cientos de puertas en la ciudad y en algunos pueblos pidiendo firmas para conseguir las 70 mil firmas que pedían para registrar al FEP y sus candidatos. Obviamente nos veían como marcianos y en jornadas de varias horas apenas conseguíamos una docena de firmas. Estuve en muchos mítines del FEP que terminaban a garrotazos de los granaderos.

Estaba convencido de que el “pueblo” nos apoyaba y repudiaba al PRI.

El movimiento social y el mundo electoral estaban muy alejados. En 1968 mientras los estudiantes tomaban las calles y realizaban una auténtica rebelión contra el sistema priista, el PAN denunciaba fraudes en su contra en las elecciones de Baja California. Ni ellos, ni nosotros, nos acercamos para unificar nuestra lucha común contra el autoritarismo del PRI.

 

En 1970 estaba muy reciente la masacre de Tlatelolco y me pareció muy correcta la consigna de “Abstención Activa “del Partido Comunista Mexicano. Hacíamos pintas, volanteábamos en las salas de cine protegiéndonos con la oscuridad, en los mercados , en los camiones, mítines relámpago incluso a la salida de los cines, como lo hicimos en el Cine Las Américas al terminar la película “La Batalla de Argel”, hicimos un mitin relámpago.

Casi nadie confiaba en el sistema electoral. En realidad en México no había elecciones.

El PCM nadaba contra la corriente, en 1976 lanzó a Valentín Campa para presidente sin registro. Se hicieron movilizaciones nunca vistas, llenamos la Arena México y logramos una alianza con un sector de los troskistas encabezados por Ricardo Hernández de la Liga Socialista.

En 1982 había desaparecido el PCM . El PSUM lanzó a Arnoldo Martínez Verdugo y el PRT a Rosario Ibarra de Piedra, voté por ella.

1988 fue la elección crucial para las izquierdas por la ruptura de Cuauhtémoc Cárdenas,  Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y otros estatistas nacionalistas. El gobierno reconoció 30.3 % de los votos para Cárdenas, pero alteró las elecciones para que Carlos Salinas obtuviese más del 50 % . Fue un gran fraude. En esa ocasión prácticamente todas las izquierdas votaron por Cuauhtémoc Cárdenas, incluso lo ex guerrilleros.

En 1994 asesinaron a Luis Donaldo Colosio y el EZLN se levantó el 1 de Enero, algunos buscamos evitar “un choque de trenes” y creamos el Grupo San Ángel, conseguimos la realización de debates y algunas pequeñas reglas democráticas.

El voto del miedo le dio el triunfo a Ernesto Zedillo.

El sistema político electoral era totalmente anacrónico. Se lograron varias reformas, se creó el INE y se le quitó el monopolio al gobierno de la organización de las elecciones.

Esas reformas y el surgimiento de un candidato muy carismático, como era Vicente Fox, consiguieron una hazaña: sacar al PRI de los Pinos. Zedillo aceptó la derrota. Por primera vez triunfó un candidato opositor al PRI y su gobierno. Casi 2 millones de electores del PRD, votaron por Fox.

Los errores de Fox y de Calderón contribuyeron al regreso del PRI

Desde las elecciones federales del 2003 he anulado mi voto.

 

En 2018 se produjo una gran victoria de Andrés Manuel López Obrador.

Su gobierno fue una estafa y una restauración del modelo priista.

Hoy estamos ante la disyuntiva electoral de una victoria de MORENA y sus aliados, es decir la prolongación de AMLO o derrotar a Morena e iniciar un nuevo comienzo.

 A estas horas se ha nombrado a Claudia Sheinbaum como candidata de MORENA y sus aliados, es una consumación del dedazo del presidente. Lo han hecho todo tan mal, que Marcelo Ebrard denunció irregularidades que debiesen cancelar el proceso.

Xóchitl Gálvez tiene en sus manos voltear la tortilla si enarbola una política social como la que diseñó en su discurso del domingo 3 de febrero.

Si se unen los movimientos y rebasan a los partidos, será posible derrotar la elección de estado que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

 

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