Por Angélica Beltrán
Mucho se ha hablado de los grandes capos de
México que “controlan” el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. Y no sólo
eso, también se ha escrito leyenda fantasiosa sobre esos personajes como El
Chapo Guzmán y ahora El Mayo Zambada, que los coloca como parte medular del
ilegal negocio del tráfico de drogas en México y el vecino país del norte.
Pero la realidad es que esa narrativa es sólo
el cuento de quienes se esconden detrás de la poderosa industria de la
producción y distribución de estupefacientes desde hace décadas; pues los hilos
del narcotráfico se mueven desde los rascacielos.
En esta narrativa, que conviene a
la mafia-cosa nostra-delincuencia organizada—, se han personificado al
Chapo Guzmán o al Mayo Zambada --por nombrar a contemporáneos--, como esos
grandes capos que mueven la economía de México-EU; sin embargo, esos mexicanos
y muchos otros, cuyos rostros son por todos conocidos, sólo son los campesinos
y operadores de turno, de un grupo cuyos rostros nunca veremos.
En la nueva administración Trump queda de
relieve que la nueva política contra el fentanilo es una nueva guerra contra el
narco; pero con la misma estrategia fallida de los gobiernos que lo
antecedieron. Ya que, en el fondo, nadie quiere resolver el problema, sino
reacomodar estructuras.
Así, vemos que el tema del Mayo Zambada:
“secuestrado” en Sinaloa, trasladado a Estados Unidos y ahora, posiblemente
extraditado a México; debe ser parte de una negociación, más allá de librar la
pena de muerte; pues en el contexto del narcotráfico, cuando se busca acabar
con algún personaje, no hay ley ni tribunal de por medio.
Por lo que El Mayo es un rehén, que
seguramente, podrá o no hablar sobre aquellos hilos que él alcanza a ver, de
entre aquellos que mueven el entramado de la organización delincuencial.
La historia ha demostrado que los países
hegemónicos –como lo es Estados Unidos, buscan mantenerse en esa condición, por
eso deben procurar una economía fuerte; y uno de los instrumentos eficientes
para tal objetivo ha sido la economía de guerra, venta de armas; y ya desde
hace varias décadas es también la venta de estupefacientes.
De tal suerte que el caso Mayo Zambada y su
posible extradición a México –para librar la pena capital—o para que guarde un
silencio que también es fantasioso suponer que se mantiene mudo, porque ya
preso, quién puede suponer que no ha hablado ya; creo que nadie.
Aunque lo que pueda decir el sinaloense podría
levantar cloacas, no trascenderá más que en piezas menores.
Ya ven el caso de Genaro García Luna, quien ha
hablado de mandos mayores como el propio presidente Felipe Calderón, y el
michoacano sigue libre y muy activo; hasta quiere formar un nuevo partido
político.
El tema de fondo es la economía nacional de
drogas en Estados Unidos; de la que hoy se fortalece también China, por ser la
productora de los precursores para el fentanilo. He ahí el tema, la lucha por
la hegemonía y por no compartir los negocios más lucrativos –aunque ilegales--
entre naciones.
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