viernes, 29 de mayo de 2009

EDITORIAL: El celibato no funciona, está comprobado

La decisión del conocido Padre Alberto Cutié, de dejar la iglesia católica en el estado de la Florida, para irse a la iglesia episcopaliana, es sin lugar a dudas una de las decisiones más acertadas que un cura católico puede hacer cuando se quema por dentro.

El celibato existente en el seno de la iglesia católica, debe desaparecer. Las justificaciones de que los curas católicos deben ser célibes, ya son arcaicas y deben ajustarse a los tiempos modernos, por supuesto a las sagradas escrituras y dejar a un lado los dogmas que están alejados de la Palabra de Dios.

El Padre Alberto, en uno de sus programas televisivos, al hablar de los sacerdotes que tropezaban, él mismo les dijo, hermanos si no pueden, dejen el sacerdocio, dejen su trabajo ministerial. Ahora le tocó a él, dejar la iglesia católica, después que se hicieron públicas su amor con una chica. Hace unos días reconoció públicamente que hombres y mujeres casados sirven a Dios en diferentes iglesias cristianas y que él, desea continuar con el llamado que se le hizo para seguir propagando el evangelio.

Por siglos la iglesia católica hizo creer que hubo un purgatorio, para luego retractarse. Ha inculcado que el Apóstol Pedro era soltero y que por eso los clérigos deben ser célibes. O la posición correcta de que Jesucristo era célibe y por consecuencia los sacerdotes deben seguir su ejemplo, en base a lo que el Apóstol Pablo dice en las escrituras que todos debemos ser imitadores de Cristo.

Pero Jesucristo es Dios, hay que leer el Evangélico de Juan. Jesús vino a la tierra como hombre, con una misión, limpiar con su sangre los pecados del mundo. Su sangre era incorruptible, sin mancha, no como lo han descrito novelistas y cineastas. Los seres humanos desde la desobediencia a Dios en el Jardín del Edén somos pecadores,.

El Apóstol Pablo claramente dijo en Romanos 7: 14 Sabemos que la Ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido al pecado. 15 Lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que detesto, eso hago. 16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la Ley es buena. 17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que está en mí. 18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no habita el bien, porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que está en mí.

Lo anterior es un claro ejemplo de lo que le pudo haber ocurrido al Padre Alberto. Y es aplaudible que haya escogido cambiar de iglesia dentro del mundo cristiano. Como el lo dijo, hay muchos hombres y mujeres, que son casados, tienen sus familias, y sirven a Dios con toda la Fe y aceptan misericordia inmerecida que Jesús tiene para todos los que lo aman, le temen, reconocen, le creen a Él y lo reconocen como su salvador.

El Apóstol Pablo dice que quien no tenga el poder de incontinencia, debe casarse. El Padre Alberto, se une a una iglesia cristiana, que acepta que sus sacerdotes estén casados. Mas claro, lo dice la Sagrada Escritura en 1 de Timoteo 3: 1 Palabra fiel:a]"> «Si alguno anhela obispado, buena obra desea». 2 Pero es necesario que el obispo sea irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador,d]"> apto para enseñar; 3 que no sea dado al vino ni amigo de peleas; que no sea codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; 4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad 5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); 6 que no sea un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

Amen.

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