Por
Armando García
El
mes de enero ha dado pasos gigantes en materia migratoria. En
columnas anteriores expliqué los procedimientos para perdonar la
presencia ilegal de ciertos familiares directos de ciudadanos
estadounidenses los cuales deben salir del pais para una entrevista
consular y regresar legalmente como residentes permanentes sin
necesidad de estar separados de sus familiares.
Ahora,
el presidente de Estados Unidos y ocho senadores en forma
bipartidista se han declarado a favor de una reforma migratoria
completamente integral, la cual durante el proceso de la legalización
los solicitantes se amparen en ella, puedan ganarse el derecho de su
residencia y después la ciudadanía de este país.
Conseguir
una reforma migratoria ha sido una lucha intensa la cual empezó
desde el establecimiento de la ley de responsabilidad migratoria en
última década del siglo XX y en particular por el hermetismo
ocasionado por los ataques terroristas del 2001.
Muchos
intentos, muchos fracasos, buenas ideas, pero no los suficientes
votos en el Congreso de la Nación para legalizar a los poco más de
11 millones de personas que el gobierno estima viven
indocumetadamente en Estados Unidos.
Todos
conocemos las necesidades de quienes han estado viviendo ilegalmente
durante muchos años. La causa por la reforma de inmigración ha sido
tomado por familias enteras, por abogados, por iglesias, por grupos
sociales, por empresas, por políticos y la lista continúa. Ahora
más que nunca, las fuerzas reaccionarias y contrarias a lo dicho por
el Presidente están preparando su arsenal de calumnias hacia los
poderes ejecutivo y legislativo para que desistan en el esfuerzo de
la mencionada reforma.
Los
que la respaldan coinciden en que el sistema migratorio del país no
es el más óptimo debido que las leyes de inmigración no satisfacen
las necesidades de los Estados Unidos en un mundo cada vez más
interconectado. En el siglo XXI la llama de un futuro mejor sigue
vigente. Muchas generaciones de inmigrantes han encontrado una mejor
vida y han encontrado la felicidad. Pero en las casi últimas dos
décadas las nuevas generaciones de inmigrantes, han padecido
discriminación, han sido ridiculizados racistamente sin reconocer
la contribucion que han dado a que este pais para que siga siendo la
nación más poderosa del planeta.
Como
ciudadanos de los Estados Unidos, es nuestro deber de garantizar que
la llama del sueño americano nunca se apague, recibiendo por la vía
legal a quienes buscan una vida mejor, la cual, por desgracia, no
encuentran en sus paises de origen debido a las injusticias, la
corrupción, la inseguridad, la miseria y la desigualdad social que
hace que miles huyan de sus países de origen.
El
presidente Barack Obama en la ciudad de Las Vegas, publicamente dijo
que el momento para una reforma migratoria habia llegado para que
millones indocumentados salgan de las sombras y obtengan permisos
para vivir y trabajar legalmente, primero con la meta de lograr su
residencia permanente y luego con la mira de ganarse el derecho de
obtener la ciudadania estadounidense.
Obama
dijo que con la propuesta presentada recientemente por ocho
senadores, cuatro demócratas y cuatro republicanos, está “muy
en línea con los principios que he propuesto y por los que he hecho
campaña durante los últimos años”.
"Nuestro
viaje no estará completo hasta que se encuentre de nuevo la
esperanza que los inmigrantes sigan viendo a los Estados Unidos de
América como la tierra de las oportunidades; hasta que los jóvenes
brillantes, estudiantes e ingenieros se hayan alistado en nuestra
fuerza laboral en lugar de ser expulsados de nuestro país",
dijo el Presidente.
Obama
dijo que la ley de inmigracion y nacionalidad está quebrada. No
corresponde a las necesidades del país en el siglo XXI. Dijo que la
reforma debe mejorar la seguridad fronteriza junto con un sistema
efectivo de verificacion de elegibilidad de empleo. Declaró que se
debe reducir la lista de espera de quienes por la via legal buscan
residir en este pais. Y que los indocumentados, tengan un sistema de
legalización justo incluyendo otras medidas que permitan mayores
inversiones de extranjeros para la creación de empleos, trabajadores
agrícolas temporales y permitir la entrada de personas con aptitudes
excepcionales que beneficen al país.
Se
estima que todo este proceso, desde su principio hasta el final se
llevaría más de una década. De lograrse sería la pieza
legislativa más grande desde la amnistía de la década de los 80s
que legalizó a poco más de tres millones de personas.
Si
las partes bipartidistas están ahora dispuestas a trabajar en una
pieza legislativa que pueda convertirse en ley, este país estará
más seguro, tendrá en su población a millones de personas que
contribuiran con sus impuestos a engrandecer a esta nacion y las
futuras generaciones verán convertido en realidad su sueño
americano dejando atrás la pesadilla de vivir en la clandestinidad y
el miedo a la deportación.
La
Migra y Usted es una columna que publica regularmente este medio
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