miércoles, 6 de marzo de 2013

Editorial: Amado y Odiado


                                        Por Armando García      

Con el fallecimiento del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se cierra una etapa de la lucha de los pueblos latinoamericanos para salir de la desigualdad social en la que se encuentran. Y se abre una era donde se elija un sucesor que continúe con el legado del extinto mandatario o, si uno de sus opositores más acerrimo de la oligarquía, llega a tomar el poder en abril próximo, peligraría la nación venezolana al instaurarse nuevamente un gobierno con política agradable y entreguista a los Estados Unidos de América.

No hay lugar a duda que Chávez fue amado por muchos al considerarlo un revolucionario por desafiar los designios de Washington al aliarse a regímenes izquierdistas en el Caribe, Centro y Sudamérica y por abrir mercados comerciales con los enemigos del imperio estadounidense. Los que lo amaron agradecen y disfrutan los logros sociales que Chávez obtuvo para los sectores más pobres de Venezuela.

Para otros fue odiado, considerándolo un dictador totalitario, acusándolo de hacer de Venezuela una copia de la sociedad cubana con muchas carencias debidas al bloqueo y embargo económico que ha padecido por más de medio siglo. En los reportes periodísticos del pasado 5 de marzo y en los días sucesivos, se veía a un pueblo en luto, mientras que las voces anti comunistas, anti revolucionarias, anti socialistas, anti bolivarianas, brillaban por ausencia.

Chávez fue uno de los mandatarios que ayudó economicamente y con insumos a países, como Cuba, para combatir bloqueos  y presiones externas que limitaban el desarrollo de sus pueblos. Fue la figura de unidad entre las naciones que optaron buscar el desarrollo con o sin el consentimiento de Estados Unidos. Chávez tomó como bandera a Simón Bolivar, al Che Guevara y hasta Fidel Castro que lo coinsideraba como padre de la revolución en el continente latinoamericano.

Chávez pasó a la historia al intentar crear el socialismo del Siglo XXI, influenciado con una fe Cristiana no común y restringida en algunos países socialistas, aprendiendo y evitando los errores de los regímenes marxista-leninistas, cuyos modelos en la práctica real, no han funcionado de acuerdo a la teoría de ese modo de producción. Chávez quizo hacerlo buscando reelegirse cada vez que la constitución se lo permitía, intentando cambiar a una sociedad  y la mente de una población mayoritaria acostumbrada a vivir en la pobreza y a una minoría oligarca, cuyos privilegios fueron amenazados por las reformas, cambios y expropiaciones que Chávez hizo en 14 años en el poder, y  se quedó corto en su intento, porque la muerte lo atrapó y ahora su camino deberá ser tomado por otros dentro de la revolución bolivariana y, si el capitalismo toma nuevamente el poder, por desgracia su lucha habra sido en vano por una sociedad justa,  libre de ataduras imperalistas y entreguistas a intereses de unos cuantos en detrimento de la mayoría de la población. Descanse en paz, Hugo Chávez. ¡Hasta Siempre!


Armando García es un periodista independiente. Fue el corresponsal y columnista  de Conexión Hispana en San Angelo, Texas y director de medios de Finding Produtions en Los Ángeles, California. Trabajó como corresponsal de la agencia española “EFE” y de la “Hispanic Press News Agency” en Washington, DC. Además ha sido colaborador de la revista “Latino Leaders” y fue reportero bilingüe en los periódicos La Prensa y Rumbo de San Antonio, Texas y editor-reportero del semanario ¿Qué Pasa? En Charlotte, NC. Editor y fundador de Nuestra América News Magazine. Es colaborador en varios medios en internet.

 

 

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