El
23 de marzo se cumplen diez y nueve años del crimen político que estremeció a
México. En 1994 como una cubetada de agua fría cayó la noticia de que el
candidato a la presidencia de México por el Partido Revolucionario
Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio Murrieta fue abatido por dos
disparos, que las investigaciones dicen provino de las manos de Mario
Aborto, un joven de 23 años de edad, quien ahora purga una sentencia prácticamente
de por vida.
El trágico incidente ocurrió en el barrio Lomas
Taurinas, una de las muchas ciudades perdidas en la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja
California. Colosio fue asesinado poco después que pronunciara un discurso
inherente a su campaña política.
En
México han ocurrido crímenes políticos que han llegado a grandes titulares; pero
éste, el de Colosio, dolió más, porque
Colosio en realidad era considerado el candidato del cambio, tan deseado, tan
esperado, por todos los mexicanos. Su muerte fue un duro golpe a las
aspiraciones de aquellos que habían fincado su futuro en la casi inminente
elección de Colosio a la Presidencia de la República a la mitad de la última década
del Siglo XX.
Colosio
contaba al morir 44 años de edad y un futuro de lo más promisorio en la vida
política de México. El candidato se había definido a sí mismo como partidario
de la paz. Sus propias palabras así lo atestiguan: "No creo que a base
de balas y tiros se pueda lograr la paz... Paz es fruto de la justicia"
Las ironías de la vida; fue base de balas que él mismo cayó.
Colosio quería el cambio. Estaba consciente de que en México se hacía fraude
electoral y de que no existía la democracia. De él mismo nació el proponer las
medidas de ajuste necesarias para poner fin a los abusos y anomalías que otros
priístas liberales ya habían detectado y querido eliminar.
Una de las anomalías consistía en utilizar los recursos del pueblo para costear
las campañas electorales del PRI, siendo que un hecho de esta naturaleza
implicaba el pagar las costosas recepciones, banquetes, guirnaldas, arcos
triunfales, y el enorme despliegue de fuerzas de protección para el candidato y
muchas veces para sus seguidores y acarreados. El Lic. Colosio quiso poner la
muestra de lo que él consideraba correcto en un país democrático, y le costó
muy caro, pagándolo con su propia vida.
El pueblo mexicano todavía está
esperando que el autor o autores intelectuales del asesinato, sean detenidos y
condenados a prisión. Para la sociedad mexicana está muy claro que tuvo que
haber intereses creados, ya que por las declaraciones del mismo asesino
-algunos lo consideran solitario- y del ambiente políticos que vivía el país en
esa época que, solamente se puede deducir que hubo un actor o actores
intelectuales.
La campaña de Colosio era de carácter netamente popular, él mismo se
definía como un elemento de la generación del cambio. Evidentemente alguien no
estuvo de acuerdo, pero la interrogante sigue en el aire, ¿de dónde vino el
golpe? ¿A quién culpar del abominable crimen?
Una persona detenida en la cárcel nunca puede levantar el agravio que se
cometió en contra de la nación mexicana. El crimen será una herida que México llevará
a través de la historia”.
En
1994 escribí que Colosio con toda sinceridad y sin la demagogia caracterizante
de los candidatos del PRI; se dio a conocer por sus palabras contra la "arrogancia
de las oficinas gubernamentales"; de haber visto a un "México
con hambre y sed de Justicia" y de que había "que recuperar
nuestra iniciativa" y de que se debería "responder
ante las injusticias" y de "Queremos unas elecciones
limpias". En el lugar de su muerte, minutos antes del atentado dijo:
" Un gobierno responsable es el que sirve a todos" y de que
"queremos un gobierno que este cerca de la gente”.
Vuelvo a recordar, diez y nueve años después, que el enemigo del pueblo
mexicano no era Colosio. El culpable de la miseria y la situación que vive
México es el sistema, no la persona escogida para ser su mensajero y sucesor.
No aquel que abiertamente denunció los males de su país, ni su campaña
para renovar lo podrido. Colosio dijo en su último discurso que en lugar de
hablar de competencia política en su campaña se debería mejor hablar de la
"incompetencia política" que predominaba en el México de
su época y que sin lugar a dudas sigue predominando.
Ha pasado casi dos décadas del atentado contra
una vida humana. Una vida que sus palabras siguen resonando en las mentes y
corazones de los mexicanos que aman la libertad, la justicia social y la
dignidad humana.
Armando García es un periodista
independiente y es colaborador de varios medios impresos y en internet. Fue el
corresponsal y columnista de Conexión
Hispana en San Ángelo, Texas y director de medios de Finding Produtions en Los
Ángeles, California. Trabajó como corresponsal de la agencia española “EFE” y
de la “Hispanic Press News Agency” en Washington, DC. Además ha sido
colaborador de la revista “Latino Leaders” y fue reportero bilingüe en los
periódicos La Prensa y Rumbo de San Antonio, Texas y editor general de los
semanarios Imágenes y La Farándula además director de Relaciones Públicas del
sindicato United Farm Workers Union en el estado de California y fungió como editor-reportero
del semanario ¿Qué Pasa? En Charlotte, NC. Editor y fundador de Nuestra América
News Magazine.
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