viernes, 22 de marzo de 2013

El crimen que estremeció a México

Por Armando García Álvarez

El 23 de marzo se cumplen diez y nueve años del crimen político que estremeció a México. En 1994 como una cubetada de agua fría cayó la noticia de que el candidato a la presidencia de México por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio Murrieta fue abatido por dos disparos, que las investigaciones dicen  provino de las manos de Mario Aborto,  un joven de 23 años de edad, quien ahora purga una sentencia prácticamente de por vida.

El trágico incidente ocurrió en el barrio Lomas Taurinas, una de las muchas ciudades perdidas en la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California. Colosio fue asesinado poco después que pronunciara un discurso inherente a su campaña política.

En México han ocurrido crímenes políticos que han llegado a grandes titulares; pero éste, el de Colosio, dolió  más, porque Colosio en realidad era considerado el candidato del cambio, tan deseado, tan esperado, por todos los mexicanos. Su muerte fue un duro golpe a las aspiraciones de aquellos que habían fincado su futuro en la casi inminente elección de Colosio a la Presidencia de la República a la mitad de la última década del Siglo XX.

Colosio contaba al morir 44 años de edad y un futuro de lo más promisorio en la vida política de México. El candidato se había definido a sí mismo como partidario de la paz. Sus propias palabras así lo atestiguan: "No creo que a base de balas y tiros se pueda lograr la paz... Paz es fruto de la justicia" Las ironías de la vida;  fue  base de balas que él mismo cayó.

          Colosio quería el cambio. Estaba consciente de que en México se hacía fraude electoral y de que no existía la democracia. De él mismo nació el proponer las medidas de ajuste necesarias para poner fin a los abusos y anomalías que otros priístas liberales ya habían detectado y querido eliminar.

          Una de las anomalías consistía en utilizar los recursos del pueblo para costear las campañas electorales del PRI, siendo que un hecho de esta naturaleza implicaba el pagar las costosas recepciones, banquetes, guirnaldas, arcos triunfales, y el enorme despliegue de fuerzas de protección para el candidato y muchas veces para sus seguidores y acarreados. El Lic. Colosio quiso poner la muestra de lo que él consideraba correcto en un país democrático, y le costó muy caro, pagándolo con su propia vida.

          El  pueblo mexicano todavía está esperando que el autor o autores intelectuales del asesinato, sean detenidos y condenados a prisión. Para la sociedad mexicana está muy claro que tuvo que haber intereses creados, ya que por las declaraciones del mismo asesino -algunos lo consideran solitario- y del ambiente políticos que vivía el país en esa época que, solamente se puede deducir que hubo un actor o actores intelectuales.

           La campaña de Colosio era de carácter netamente popular, él mismo se definía como un elemento de la generación del cambio. Evidentemente alguien no estuvo de acuerdo, pero la interrogante sigue en el aire, ¿de dónde vino el golpe? ¿A quién culpar del abominable crimen?

          Una persona detenida en la cárcel nunca puede levantar el agravio que se cometió en contra de la nación mexicana. El crimen será una herida que México llevará a través de la historia”.

En 1994 escribí que Colosio con toda sinceridad y sin la demagogia caracterizante de los candidatos del PRI; se dio a conocer por sus palabras contra la "arrogancia de las oficinas gubernamentales"; de haber visto a un "México con hambre y sed de Justicia" y de que había "que recuperar nuestra iniciativa" y  de que se  debería  "responder ante las injusticias" y  de "Queremos unas elecciones limpias". En el lugar de su muerte, minutos antes del atentado dijo: " Un gobierno responsable es el que sirve a todos" y de que "queremos un gobierno que este cerca de la gente”.  

          Vuelvo a recordar, diez y nueve años después, que el enemigo  del pueblo mexicano no era Colosio. El culpable de la miseria y la situación que vive México es el sistema, no la persona escogida para ser su mensajero y sucesor. No aquel que abiertamente  denunció los males de su país, ni su campaña para renovar lo podrido. Colosio dijo en su último discurso que en lugar de hablar de competencia política en su campaña se debería mejor hablar de la "incompetencia política"  que predominaba en el México de su época y que sin lugar a dudas sigue predominando.

Ha pasado casi dos décadas  del atentado contra una vida humana. Una vida que sus palabras siguen resonando en las mentes y corazones de los mexicanos que aman la libertad, la justicia social y la dignidad humana.

 

Armando García es un periodista independiente y es colaborador de varios medios impresos y en internet. Fue el corresponsal y columnista  de Conexión Hispana en San Ángelo, Texas y director de medios de Finding Produtions en Los Ángeles, California. Trabajó como corresponsal de la agencia española “EFE” y de la “Hispanic Press News Agency” en Washington, DC. Además ha sido colaborador de la revista “Latino Leaders” y fue reportero bilingüe en los periódicos La Prensa y Rumbo de San Antonio, Texas y editor general de los semanarios Imágenes y La Farándula además director de Relaciones Públicas del sindicato United Farm Workers Union en el estado de California y fungió como editor-reportero del semanario ¿Qué Pasa? En Charlotte, NC. Editor y fundador de Nuestra América News Magazine.

 

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