Por Armando
García
A un año
del aniversario en el poder en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump es
indudablemente el enemigo público número uno de los inmigrantes, tanto de los
musulmanes, los procedentes del continente africano al igual como de los
latinoamericanos, principalmente Haití.
Los medios
de comunicación han lanzado comentarios sobre lo dicho por el presidente que
inmigrantes han llegado de países hundidos en un agujero de estiércol, para no
mencionar la palabra coloquial insultante, denigrante y racista.
Donald
Trump nos recuerda al tipo de mandatario autoritario que comienza con palabras
para implantar su forma de gobernar. También nos remonta a los tiempos de
dictaduras al criticar a los medios de comunicación masiva que reportan la
verdad, aunque esta duela y les crítica diciendo que son noticias falsas cuando
se publica o se transmite noticias que no son de su agrado.
Hace un año, Trump recibió un país
dividido entre los que más tienen y los que menos tienen, entre la mayoría
blanca y la creciente población hispana y de otras minorías. Entre los
poderosos y los más desafortunados.
Trump es una persona que ha despertado
el racismo, la xenofobia, política que nos remonta a los años 30s,40s, 50s, 60s
del Siglo XX donde el racismo, la discriminación, la exclusión contra las
minorías se respiraba en cada rincón del país.
El presidente Trump representa un
genuino autoritarismo americano, empresarial, supremacista, histérico-fóbico de
la población sajona mayoritaria a los que Trump, durante su campaña, les hizo
creer que estaban acorralados y a punto de ser aniquilados o erradicados por
los inmigrantes de países latinoamericanos, musulmanes.
Con Trump, la comunidad inmigrante ha
vivido un año con un miedo fundamentado de que la policía migratoria realice
redadas migratorias en los centros de trabajo y campos agrícolas. Con Trump en el
poder y el peligro de llegar a una reelección, regrese al país a los días amargos
de esta nación donde los derechos civiles eran violados por gobernantes,
empresarios, autoridades, que en esos días pensaban igual o peor que el presidente
Trump.
Hablando de derechos civiles, Martin
Luther King Jr., dijo una vez que: “Las
leyes de derechos civiles no impiden que alguien nos odie por el color de
nuestra piel. Pero si impiden que se nos linche”.
El presidente con sus declaraciones
recientes sobre la población inmigrante ampliamente marca su interés de abrir
las puertas a inmigrantes con población blanca, y cerrar las puertas a quienes
son musulmanes, africanos y latinoamericanos.
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