Por Armando
García
El 31 de
marzo se cumplen 90 años del nacimiento del legendario líder campesino de
Estados Unidos, César Chávez. Debido a este aniversario en varias ciudades del
país se realizan diferentes marchas y actividades para recordar la lucha incansable
que Chávez realizo por un periodo de tres décadas en el Siglo XX desde
California para defender los derechos de los campesinos y latinos en toda la
nación.
Desde 1993,
he escrito un artículo alusivo a su lucha y más por haber sido uno de los miles
de participantes desde 1981 hasta 1988, que estuvo a su lado, hombro con
hombro. Dejé el sindicato agrícola que Chávez dirigía, para dedicarme a la defensa de los inmigrantes
indocumentados y al trabajo periodístico que por años me ha caracterizado en
diversas partes de Estados Unidos.
Haciendo
recapitulación de mis pensamientos sobre la vida de César o la vida de ‘el jefe’
como lo llamábamos quienes colaborábamos cercanamente con él, considero a
Chávez como un caudillo en Estados Unidos, principalmente del campesinado.
Consiguió lo que muchos fallaron por mucho tiempo, formar un sindicato, una
unión, un movimiento que sentó el ejemplo del estilo de lucha necesario en este
país para conseguir conquistas laborales, dignas de un ser humano.
César luchó
por los parias, por los desamparados, por los condenados de esta tierra a
trabajar con su sudor y su trabajo explotado levantando la riqueza de la nación
que les tocó vivir.
Los
campesinos mexicanos tuvieron a su Emiliano Zapata, los indígenas mayas
tuvieron a Jacinto Canek, los nicaragüenses a Sandino, los cubanos a Martí, y
así sucesivamente. Algunos de esos caudillos triunfaron, otros fueron cegados
al principio o a la mitad del camino y muchos con ahínco levantaron la bandera
de su lucha y han seguido adelante.
El
dramaturgo alemán Bertolt Brecht dijo que hay hombres que luchan un día y, son
buenos. Hay otros que luchan muchos días y, son mejores. Pero hay otros que
luchan toda su vida, esos son los imprescindibles.
Chávez fue
una de esas personas, que luchó toda su vida y su legado sigue vivo, gracias a
quienes tomaron el liderazgo de su lucha y de otros que gracias a su ejemplo
caminan por el sendero de la lucha social, Chávez está muy cerca de nosotros,
del pueblo inmigrante, del campesino, del obrero, del estudiante.
Además de su
90 aniversario de su nacimiento, en abril se cumplen 24 años de su muerte. Todo
este tiempo, la vida que llevó César
Chávez sigue siendo escuchada en muchos rincones del país, y en otros hasta han
querido borrarla de los libros de la historia.
Para los que
tuvimos la fortuna de trabajar cercanamente con él, César nos mostró el camino
sin violencia de la lucha por la justicia social. Algo difícil de concebir por
muchos llamados revolucionarios que su meta es derrocar por la vía armada a los
gobiernos, la oligarquía, la burguesía en el poder.
César logró
que las grandes empresas agrícolas se doblegaran ante la presión del boicoteo a
los productos agrícolas, un arma económica, infalible, que afectó directamente
a la riqueza de los poderosos, los intocables, de los influyentes en todos los
aspectos de nuestra sociedad.
César logró
abrir los ojos a una sociedad que el alimento que uno se lleva todos los días a
la boca, fue cosechado por alguien que no tiene suficiente para comer y menos
para sostener a su familia. La sociedad estadounidense y la mundial, a través de
la llegada de miles de campesinos
llegaron a las grandes ciudades a pedirles a los consumidores que no compraran
uvas o lechuga, porque estaban manchadas de explotación, marginación y
humillación.
César dijo
que el sufrimiento del campesino no tiene precio, pero logró que los
agricultores cedieran en compensar ese sufrimiento al mejorar las condiciones
de trabajo.
César ya no
está físicamente con nosotros. La consigna de ¡Sí se Puede! que se escuchó
desde los surcos del campo hasta las ciudades, ahora se escucha en todo el
mundo y hasta el Presidente Obama la utilizó ampliamente en su campana
electoral.
Su lucha no
debe olvidarse, debe ser conocida en todos los rincones del país y además la
lucha debe seguir, ya que los campesinos que César organizó, ya muchos tampoco
están con nosotros. Nuevas generaciones
de mano de obra joven llega a los campos, a las fábricas, a las ciudades,
provenientes de América Latina y de otras partes del mundo. Algunos recogerán
las conquistas de César, otros son y serán explotados y humillados por sus
patrones y discriminados por la sociedad que siempre los ha mirado con malos
ojos. Pero las enseñanzas de qué se debe hacer, y cómo se puede ganar, ya están
escritas, simplemente hay que ponerlas a la práctica.
Las luchas
por la reforma migratoria, por reformas laborales, se pueden ganar sin
violencia. Sigamos el ejemplo de César Chávez y de todos aquellos que siguen su
legado.
Armando
García es el editor y fundador de Nuestra América Magazine. Fue corresponsal y columnista de Conexión Hispana en San Angelo,
Texas. En San Antonio, Texas trabajó como corresponsal de la agencia española “EFE”, la “Hispanic Press
News Agency” de Washington, D.C. y reportero
bilingüe de los periódicos La Prensa y Rumbo. Fue editor de
los semanarios el ‘Nuevo Tiempo’, ‘La Farándula” e ‘Imágenes’ en California. Fue
editor del periódico ¿Qué Pasa? En Charlotte,
NC y escritor del semanario Latin Opinion en Baltimore, MD. Trabajó como
director de relaciones públicas y editor administrativo de las publicaciones
‘El Malcriado’ y ‘Food and Justice’ del sindicato de trabajadores agrícolas
fundado por el extinto líder César Chávez. Ha recibido numerosos premios por su
trabajo periodístico a nivel nacional e internacional.