viernes, 11 de mayo de 2018

El futuro de Cuba y la Sociedad del Conocimiento



Por: Alfonso Alonso 

Analizar el contenido del presente título conlleva investigaciones, la socialización de sus resultados en publicaciones científicas y retroalimentación en debates de la comunidad científica y académica.
Aquí solo nos anima el interés de dejarle algunas ideas a todos los que en él se interesan por Cuba, sus cambios, proyectos de desarrollo y el vínculo que todo esto tiene con la Ciencia, la Tecnología, la Innovación y la sociedad del conocimiento.
La historia de Cuba recoge con hechos y cifras sobre la estructura de la economía, la sociedad, la educación, cultura, instituciones científicas, y el entorno político de los cuales partió la Revolución Triunfante el 1ro de enero de 1959.
Transformar un pequeño país del Caribe, sin recursos naturales estratégicos, y signado por el subdesarrollo y la dependencia del mercado de los EE. UU.; en condiciones de Bloqueo Económico, cerco mediático, y agresiones de todo tipo, está recogida como uno de los actos de resistencia heroica más colosales que pueblo alguno haya realizado en la contemporaneidad.
Ser un país de Hombres de Ciencia, forjar un capital intelectual de nuevo tipo, elaborar una estrategia de desarrollo en ramas de avanzada de la ciencia y la tecnología –sobre todo en biotecnología, ingeniería genética, informática, y otras- y ponerla al servicio de la calidad de vida de su pueblo y de la solidaridad con otros muchos pueblos del mundo, es la obra económica, educacional, cultural y científica de la revolución cubana.
Hoy tenemos compatriotas en casi todos los países -en misiones oficiales, por razones familiares o personales, etc.- y la inmensa mayoría descollan por el nivel educacional, profesional y cultural que poseen, y eso también es parte de la obra histórica de la revolución. Puede que algunos no tengan conciencia de ello, o no lo admitan por razones ideo-políticas, pero no se puede ocultar el sol con un dedo.
Ahora viene la etapa de la informatización acelerada de nuestra sociedad, el desarrollo de redes del conocimiento y sociales de alta conectividad, el avance en nuevas investigaciones de nuevos medicamentos, vacunas, estudios de suelo, clima, aplicación de nuevas fuentes de energía, y el desarrollo de ramas como la nanociencia y la de los nuevos materiales.
Y como expresó Fidel en 1993, esas son ramas que dependen del Capital científico creado por la Revolución, y en esas ramas, que dependen sobre todo de los resultados de la inteligencia del ser humano, nosotros podemos estar a la altura y colaborar -como ya lo hacemos- con logros de la comunidad científica internacional. Así iremos forjando la inserción de nuestra patria en el proyecto de formación de la futura Sociedad del Conocimiento del S XXI.
Este es uno de los éxitos que Cuba muestra hoy al mundo.

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