jueves, 20 de septiembre de 2018

Editorial: A medio siglo del genocidio de Tlatelolco seguimos pidiendo castigo



Por Armando García

Mis piernas ya no me responden para caminar nuevamente por la Plaza de las Tres Culturas, pero mis manos y mis dedos teclean hábilmente para recordar y rendir tributo a los muertos que cayeron hace medio siglo en Tlatelolco.
El poeta Carlos Jiménez, dijo que ya no había que darle más vueltas, y menos ahora, a cincuenta años y mas de quinientos desde Tenochtitlan a las Tres Culturas.
Hace medio siglo, miles de jóvenes, se congregaron en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco para exigir lo justo socialmente hablando para el pueblo mexicano. Y la respuesta del gobierno fue acribillarlos por las fuerzas militares que juraron defender a su pueblo, pero se convirtieron en verdugos siguiendo ordenes de su jefe supremo.
A 50 años del peor genocidio, salvaje y sanguinario de la noche del 2 de octubre de 1968, recuerdo las palabras del poeta Leopoldo Ayala “Yo Acuso” y las de Pablo Neruda, “Pido Castigo”, y combinando ambos pensamientos, seguimos acusando y pedimos castigo a quienes fueron los culpables de la muerte de muchos, cientos, miles de manifestantes en Tlatelolco.
Muchos quedaron impunes, quizá ya no vivan, pero si hay infierno, de seguro estarán pagando en muerte su crimen, y los que quedan vivos, pedimos castigo. Antes de que mueran, tendrán que pagar por su infamia, por su crimen, por haber cegado la vida de la juventud y la población trabajadora mexicana de ese tiempo.
Pueblo y jóvenes de hoy, de ayer y de siempre, marcharan nuevamente por las calles de Tlatelolco, no como una forma de luto, sino con las manos alzadas mostrando con sus dedos la V de la victoria diciendo, por esos muertos, nuestros muertos, los de Tlatelolco,  “No un Minuto de Silencio, Sino Toda una Vida de Lucha”.

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