Por
Joel Ortega Juárez
En
recuerdo de Ignacio Carrillo Prieto,
puso en prisión a LEA,
sufrió
persecución del sistema
y
desprecio de la “izquierda”
AMLO
está desatado, su furia contra la democracia está dejando un país quebrado.
La
llamada 4 T es una estafa y una restauración autoritaria.
En
esta fase final del sexenio, el presidente está liquidando a la república. Su PLAN
C logró realizar un fraude monumental mediante la compra de una mayoría
constitucional. Es la versión de güarache
del mensalao brasileño, en realidad así comenzó su gobierno, a finales de
diciembre de 2018 compró la unanimidad en ambas Cámaras para aprobar su Guardia
Nacional, es un estilo político vil, una vía para continuar imponiendo un
gobierno antipopular; neoliberal; sometido a los presidentes de Estados Unidos
simulando pausas, al mismo tiempo que persigue de manera criminal a los
migrantes; entregando inmensos. espacios de poder a los militares; combatiendo
a los ambientalistas, defensores de la tierra, por todos los medios, incluidos
decenas de asesinatos como el de Samir Flores; atacando todo el tiempo a sus
críticos, realizando purgas como los recientes despidos de Televisa de Jorge G
Castañeda, Héctor Aguilar Camín y otros de La Hora de Opinar, no quiere
testigos para poder realizar el crimen perfecto.
No
es tiempo de aparentar algunos desacuerdos, pero dando todo el apoyo a sus
actos de liquidación de la república, como la llamada reforma del poder
judicial, para lo cual atropellan a sus trabajadores, sin escucharlos,
acusándolos de estar conjurados con la “mafia del poder”.
AMLO
compró la mayoría el INE, empezando por imponer a su presidenta Guadalupe
Taddei, también compró al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, no pudo hacer lo mismo con la Suprema Corte de Justicia por eso la
quiere eliminar. Es una falacia la
elección por voto universal de sus integrantes, dado que solo habrá una lista o
planilla única elaborada desde el
gobierno, una “elección” al estilo soviético, donde no hay
varias candidaturas.
Estamos
entrando en una noche siniestra que puede ser muy larga, tanto como el lapso de
casi cien años de hegemonía de una casta en el poder por un siglo, caso único
en el planeta.
Toda
esa dominación se sustenta en la manipulación ideológica del
estatismo-nacionalista.
AMLO
ha superado esa hegemonía con demagogia, dado que durante todo su sexenio no
realizó ninguna reforma social ,
simplemente realizó una política supuestamente subsidiaria, donde sus programas
sociales son una especie de limosnerismo, gran fracaso en el combate a la
desigualdad y la pobreza pero muy eficaz en la construcción de un clientelismo
electoral, que lucra con la miseria de
casi el 60 % de la población que vive en la llamada economía informal,
sin los más elementales derechos al empleo, salario, salud, vivienda, descanso
semanal, vacaciones, jubilaciones, entre otros derechos vigentes
incluso en la fase del precariado capitalista.
Este
final de sexenio es una grave agresión a la sociedad, especialmente a los más
oprimidos y olvidados, ese el verdadero rostro del chusco humanismo mexicano.
La
impunidad es una realidad que desmiente su demagógica lucha contra la
corrupción de los implicados en actos de fraude, corrupción de miles de
millones de dólares, de los familiares del presidente y altos funcionarios de
su gobierno e incluso de los presidentes que denunció como Enrique Peña Nieto,
cuando en realidad hizo un pacto con esa casta para triunfar en el 2018, como
lo denunciaron muchos, entre los que estuvo Beatriz Pagés.
Las
reservas de democráticas corren como ríos subterráneos, como viejos topos, cuya
fortaleza surgirá para echar abajo este modelo de dominación forjado por AMLO
en su sexenio.
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