Por Armando García
El candidato del gobernante Partido Republicano a presidente de Estados Unidos, John McCain, sorprendió a los círculos políticos al elegir como compañera de campaña a la poco conocida gobernadora de Alaska Sarah Palin.
La selección de una mujer, sin visibilidad en política nacional, con una trayectoria laboral, cristiana, opaca la estrategia de campaña del demócrata Barack Obama de decir que el republicano es una copia del actual presidente de Estados Unidos.
Sin decirlo con tales palabras, McCain utliza a Palin para atraer tanto al ala derecha republicana, sindicalistas, mujeres o votantes demócratas, indecisos, que apoyaron a la senadora demócrata Hillary Rodham Clinton en los comicios internos y están molestos por su derrota ante el senador Barack Obama.
La reputación de Palin como una reformista populista que no dudó en desafiar a la cúpula del Partido Republicano en Alaska en temas de corrupción también es vista, por McCain y sus asesores, como un atractivo para los votantes independientes.
Sin embargo, otros observadores opinan que la presencia de la gobernadora de Alaska puede resultar contraproducente para McCain, debido a su poca experiencia en el ámbito nacional e internacional; asunto que ellos mismos han criticado a Obama, especialmente en política exterior, como para actuar como comandante en jefe cuando Estados Unidos está envuelto en dos guerras y las tensiones con Rusia van en aumento.
Habría que ver el resultado de la Convención del Partido Republicano y de quién resultaría ser un mejor gobernante ante los ojos del electorado una vez que los debates se efectúen. Y claro el 4 de noviembre se sabrá quién será el ganador, al menos que los republicanos repitan un floridazo.
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