Por Isaac Bigio
Honduras es el único miembro de la ONU cuyo gobierno no es reconocido por ningún país en el mundo. El nuevo presidente Micheletti debería hacer todo lo posible por tratar de tender puentes hacia la comunidad internacional, pero su diplomacia hace lo opuesto.
El nuevo canciller Ortiz se mofó de El Salvador por su tamaño (dijo que es tan chico que allí no se puede jugar fútbol) y de Obama por ser un "negrito que no sabe nada". En vez de tender puentes a EE.UU., quien es el único que podría desbloquear el veto de la OEA y la ONU, atacó de manera racista a su presidente.
La nueva vicecanciller Alvarado justifica el golpe diciendo que fue algo para prevenir que Chávez se apoderase del país. Si el Poder Legislativo, el Judicial, el militar y el empresariado de dicho país hubiesen querido sacar a Honduras del ALBA debieron trabajar para que en las elecciones generales de noviembre ganase alguno de los dos favoritos, quienes eran los candidatos antisocialistas de los dos partidos tradicionales.
En vez de esperar 4 meses más produjeron un golpe que ha terminado por transformar al no popular Zelaya en una víctima, y que ha permitido que avance como nunca antes la diplomacia del ALBA, la cual ha logrado por primera vez aislar totalmente a un régimen enemigo.
Mientras Micheletti más busque seguir en el poder y demonizar a Chávez, más ayudará a que él quiera aparecer como un abanderado internacional de la democracia y del anti-golpismo.
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