Por Isaac Bigio
La Internacional Liberal está compuesta por medio centenar de partidos en todo el mundo. Están en el gobierno de una decena de naciones, sobre todo como socios. Donde más éxito hoy tiene es en el este de Europa (donde representan los intentos de ir hacia una mayor liberalización económica, pero sin tanto costo social).
En el siglo XIX, muchos países tenían democracias en las cuales se alternaban en el poder los liberales y los conservadores. Sin embargo, la emergencia de la socialdemocracia quitó al liberalismo de gran parte de su base social y laboral y hundió a los sistemas bipartidistas en Europa.
En la Unión Europea, los liberales son la tercera fuerza de su Parlamento (donde tienen menos de un octavo de sus miembros) y su estrategia se basa en generar coaliciones de gobierno con otras fuerzas que estén a su derecha o a su izquierda.
En América Latina, el liberalismo ha debido tener que optar entre el nuevo liberalismo monetarista o en pegarse a la izquierda. En Colombia, Uribe escogió el primer camino, mientras que su partido liberal emigró hacia la internacional socialdemócrata y ha sido sobrepasado por el Polo centro-izquierdista. En Uruguay y Paraguay, los liberales han sido desbordados por nuevos presidentes pro Lula.
El único país americano donde parecía que el bipartidismo conservador-liberal había calado hondo es Honduras. No obstante, allí el liberalismo se escinde entre quienes apoyan a que Zelaya siga la senda de Chávez y el ALBA y de quienes se aliaron a las FF.AA. y a los conservadores para derrocarlo.
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