Es la inquina de los periodistas reaccionarios la que crea fantasmas
Por Francisco Gómez Maza
La fortaleza que ha venido mostrando la economía nacional, la enfrenada carrera inflacionaria, el sereno comportamiento del costo del dinero para financiar los procesos de producción de bienes y servicios, la política laboral que prácticamente ha llegado al pleno empleo, el incremento del salario mínimo, que no fue inflacionario como lo afirmaban los economicistas del viejo régimen, y el resto de las variables económicas no son factores que propicien una crisis financiera en la Bolsa Mexicana de Valores y en el mercado cambiario, lo que ha derivado en la depreciación de la moneda nacional, poco después de anunciado el triunfo electoral de Claudia Sheinbaum Pardo. Son los analistas conservadores, que no aceptan su fracaso y el del sector conservador, ante los signos de la historia electoral de México, en la cual ya no tiene cabida la reacción, las corrientes derechistas que gobernaron a través del PRI y del PAN, en esa etapa desoladora del llamado neoliberalismo económico, que la verdad es capitalismo salvaje que no se tienta el corazón ante la depauperación de los trabajadores en beneficio de las clases dominantes. Los mexicanos descubrieron que durante treintaytantos años (a partir del sexenio de Miguel de la Madrid, que reprivatizó el sistema bancario y fue el padre tutor de Carlos Salinas de Gortari, su colaborador en la Secretaría de Programación y Presupuesto, que conoció muy bien quien escribe esta columna.
Buen pretexto encontraron los enanos del
tapanco para intentar desbarrancar la economía, creyendo que sus principales
variables eran de barro, fáciles de derrumbar. Pero no contaron con que los
números de la economía eran y son reales, y están sustentados en una política
económica realista, que se casa con variables sustentadas en los hechos, por lo
que fracasaron en sus intentos de desestabilización económica. La economía
nacional y todas sus variables son refractarias a cualquier intento de
desestabilización.
El llamado Plan C también frena cualquier
intento de derruir la economía nacional. Nada tiene que ver la reforma al poder
judicial con comportamiento de la economía, del comportamiento del capital y
del trabajo, principales factores del proceso de producción nacional. Los
mercados, eminentemente financieros, sólo tendrán que ver con el tercer poder
de la república, el Poder Judicial, en la medida en que los agentes económicos
no respeten las reglas del juego y algún ministro tome un lugar de benefactor de
quienes violan la ley, como ha ocurrido en muchos momentos de la historia. El
Poder Judicial moderno es posible que haya nacido corrompido porque, por sus
actos, puede concebirse que es un poder al servicio de las clases dominantes,
de quienes desde las alturas se niegan a cumplir con sus millonarias
obligaciones con el Fisco, o no cumplan con las leyes que defienden la fuerza
de trabajo que, en palabras del día, son los empleados y trabajadores. Así que
es mejor que los enanos del tapanco acepten su derrota en las elecciones del 2
de junio y dejen de proclamar la inmolación de México y los mexicanos, en una
hoguera sin fuerza.
La presidente electa Claudia Sheinbaum Pardo
pidió a los mexicanos, concretamente a los inversionistas en los mercados de
riesgo, así como a los amos de la especulación financiera a no preocuparse por
la reforma al poder judicial. Ésta, digo yo, no es una variable económica ni
financiera que, per se, afecte positiva o negativamente a los mercados. Ya
sabemos que, entre los grandes capitalistas, hay algunos que no les gusta pagar
sus multimillonarios impuestos, como hemos visto allá cerca del Ajusco, en los últimos
tiempos…
@AFDiario
@ANALISISAFONDO
No hay comentarios.:
Publicar un comentario