jueves, 6 de noviembre de 2008

COMENTARIO: Desde la lupa de Patricia Barba

Durango, 4 de noviembre de 2008

Al igual que millones de habitantes en varias naciones del mundo, aquí en México hemos atestiguado tanto los debates y actividades de los dos candidatos presidenciales, como el triunfo, por primera vez en los anales de la política norteamericana, de un afro-americano en la que se considera, sin duda alguna, la elección más singular de los Estados Unidos de Norteamérica.

Lo anterior no tanto por el hecho sin precedentes de que el ahora Presidente Electo Barack Obama, de ascendencia keniana, haya logrado lo que hace más de cuatro décadas era impensable, ya que varios miembros de de la minoría afro-americana como la Sra. Condoleeza Rice –cuya cercanía con el actual Presidente Bush es incuestionable-- entre otros, han alcanzado elevados puestos dentro de la alta jerarquía gubernamental. Lo que ha hecho de esta elección algo verdaderamente extraordinario ha sido, entre otros factores, el entusiasmo que el ganador de la elección de este día histórico despertó en un sector antes displicente y ausente de las actividades políticas: los jóvenes que hoy como nunca se volcaron no sólo a las calles en una campaña multitudinaria en la que intervino en gran medida el Internet.

Otra de las características que dejará una huella indeleble en los anales de la historia norteamericana, será el nivel de expectativas que despertó en un amplio abanico de sectores de la sociedad de aquel país, así como en los gobiernos de las distintas naciones tanto de América Latina como de otras regiones, especialmente el Medio Oriente.

En lo que respecta a América Latina, tenemos varios asuntos de primerísimo importancia como el problema migratorio y la renegociación del TLC. Sin duda alguna, Barack Obama no sólo ha dado muestras de ser un excelente orador, sino un hombre de una sensibilidad y una inteligencia muy superiores a las de su antecesor. Esto nos haría suponer que él entiende que la creciente tasa de migración de mexicanos hacia su país se debe, en gran medida, a las condiciones de enorme desigualdad en las que se firmó el TLC entre Salinas de Gortari y George Bush padre. Por lo tanto y por otras razones de sentido común que tienen que ver con la estabilidad tanto interna como de las relaciones entre ambos Estados, es de esperar que el ahora Presidente Electo de los EE.UU. tenga la mejor voluntad de acceder a una renegociación del Tratado de Libre Comercio.

En cuanto a la política exterior con naciones como Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, entre otras, todo parecería indicar, no sólo por la apertura que pudimos percibir en algunos de sus discursos, sino por el mismo contexto mundial dentro del cual varios países se han pronunciado por la suspensión definitiva del injusto bloqueo económico que por más de cuatro décadas los Estados Unidos han castigado a la Isla caribeña simplemente porque no están de acuerdo con su política.


Y en lo que se refiere al constante intervencionismo norteamericano a través de la CIA, en Venezuela, cuando ayudados por los sectores más poderosos de aquél país, intentaron un golpe de estado en abril de 2002 contra el legítimamente electo Presidente Hugo Chávez Frías, intervencionismo que años después intentaron contra Bolivia para debilitar el régimen del
Presidente Evo Morales, sería igualmente deseable que el nuevo y joven presidente efectivamente haga historia con un cambio sustancial en las relaciones de su administración con aquellos gobiernos.

Virtualmente en todas las naciones tanto latinoamericanas como europeas y, por supuesto, en la tierra natal del padre de Obama, hubo expresiones de alegría y satisfacción por el triunfo del
candidato demócrata ya que se espera un cambio en la otrora política agresiva y expansionista de George Bush y todos aquellos que lo apoyaron en su infortunada aventura criminal contra la población civil en Irak, con el pretexto de que ahí se escondían los líderes de Al Qaeda, mentira que posteriormente fue revelada al pueblo norteamericano.

Es muy positivo que, pese a los miles de millones de dólares que Barack Obama tuvo que gastar en su campaña, la mayor parte de sus contribuyentes hayan sido gente de de todos los sectores de la población, desde gente muy acaudalada como Oprah Winfrey hasta personas humildes que donaron $10 y 20 dólares. El problema de la “democracia” norteamericana –y mexicana, por qué no decirlo—es que tenga que venderse como mercancía, desvirtuando el verdadero sentido del concepto que se deriva de las raíces grecolatinas: demos=pueblo; cratos=poder, o sea: poder del pueblo…y aquí la pregunta es obligada: si el pueblo posee el poder ¿por qué tiene que costarle millones de dólares el tenerlo para que, a final de cuentas, sean otros los que tomen las grandes decisiones que afectan su calidad de vida?

Para concluir, junto con muchos millones de gente que en verdad espera un cambio no sólo en la política interior de ese país, sino en su política exterior, hago votos porque las promesas que hizo Barack Obama durante su campaña, no se estrellen contra los muchos intereses que predominan en la hoy muy globalizada economía mundial, pues su oferta de retirar las tropas de Irak, de renegociar el TLC con México, de no firmar un tratado con Colombia a menos que haya respeto por los derechos laborales, entre otras políticas, van a tocar a muchos poderes fácticos que por años han ejercido una enorme influencia en la política norteamericana.

Comentarios: barba.patricia@gmail.com




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