Por Isaac Bigio
El 1 de enero de 1959 se dio la revolución cubana, la única que en Occidente estableció un sistema de partido único comunista y de economía estatizada y planificada. Los Castro, que inicialmente eran nacionalistas demócratas, se fueron radicalizando y, tras conseguir el aval de Moscú, se lanzaron a sovietizar su isla.
Cuba, empero, fracasó en internacionalizar su revolución; y su régimen fue buscando reconciliarse con su entorno y crear sectores que prosperasen con el mercado. La ola que tumbó al bloque soviético no llegó a Cuba quien, a diferencia de Europa oriental, no había tenido un modelo importado por los tanques y con los campos de Stalin y donde los niveles de vida de su población no eran inferiores a los de sus vecinos.
Los Castro sobrevivieron abriendo el país a ciertas inversiones privadas y luego incentivando una ola de nuevos gobiernos nacionalistas en América Latina. Hoy Cuba ya no promueve guerrillas o nuevas socializaciones. Los Castro emulan al sendero chino y vietnamita de preservar al unipartidismo, pero para dar paso a un sistema que combine plan y estatismo con formas de capitalismo.
La elección de Obama podría abrir una etapa en la cual EE.UU. vaya limando asperezas con Cuba y que los Castro vayan haciendo más concesiones al mercado.
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