Por Armando García
La llegada a la Casa Blanca del primer presidente de origen africano tiene un significado enorme que va más allá del simple color de la piel.
Indiscutiblemente que por tener Barack Obama piel oscura, nadie se imaginaba que en el país donde el racismo sigue siendo un problema real, cubierto por las leyes de protección que se han ganado en los últimos 50 años, una persona, hijo de padre inmigrante africano llegara a ocupar la oficina oval.
Quiero pensar que el triunfo de Obama significa el cambio del rostro de América. Estados Unidos no es el país donde viven solamente los gringos sino también lo conforma rostros de anglosajones, hispanos, africanos, asiáticos europeos e indígenas.
Pienso que la administración de Obama será para el beneficio de todos los rostros y no sólo para los poderosos empresarios capitalistas como lo han sido las administraciones anteriores.
Obama es la esperanza para los inmigrantes indocumentados, para los que viven una pesadilla por conquistar el sueño americano y para los que buscan dignamente el pan de cada día y un lugar digno para vivir y educar a sus hijos.
Obama abre las puertas para que en América Latina se rompan las barreras ideológicas con países contrarios a la política imperialista, abriendo las puertas del comercio, la migración, la interacción para tener un continente unido.
Obama es el primer paso para reparar el daño que la humanidad ha hecho al planeta en materia ambiental, dejando de depender totalmente del petróleo extranjero y buscar nuevas alternativas de energía renovable.
Obama es el primer paso para sanar las heridas del racismo, la discriminación y la desigualdad.
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