Antes de finalizar el primer encuentro con el Congreso, el presidente Obama tira la tolla y declara derrota para lograr una reforma migratoria este año.
Al decir que no hay apetito político para que el Congreso actúe este año por reformar la ley de inmigración, prácticamente sus promesas de campaña, se quedaron vaciias. Falsas promesas del Presidente. Obama nos engañó.
Prometió que en el primer año de su gobierno se conseguiría una reforma integra, amplia, y nada. Ya vamos para el segundo año de su administración y el tono hacia la población sin papeles ha cambiado. Antes el presidente los llamaba los indocumentados y ante la reforma de salud dijo que los ilegales no calificarían para ella.
La reelección de Obama está en juego. El pueblo latino, la clase trabajadora y las fuerzas progresistas de esta nación lo pusieron en la Casa Blanca. Ahora ya en camino de la mitad de su mandato, ha traicionado a quien lo eligieron. El Congreso en turno tendrá un verdadero problema en noviembre, que la mayora demócrata se torne republicana.
El Presidente todavía puede salvarse y hacer algo este año por los millones de indocumentados. Los demócratas deben buscar alianzas con los republicanos y ponerse de acuerdo para que se apruebe este año una reforma migratoria para todos, que incorpore abiertamente a la sociedad a los que viven y trabajan clandestinamente.
El Presidente y el Congreso demócrata están en la cuerda floja, pueden caerse, pero el equilibrio y el balance de fuerzas que caracteriza a esta nación, puede lograr que lleguen salvo al final de la cuerda.
Armando García es un periodista independiente. Comentarios a este escrito pueden ser enviados a: lagamexusa@gmail.com
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