Por Armando García
En estos días la campaña
del millonario Donald J. Trump para llegar a la Casa Blanca está siendo
enfrentada desde varios flancos, tanto de la derecha como de la izquierda, en
particular de organizaciones de defensa de los derechos humanos de las minorías
y los inmigrantes.
Su primer
enfrentamiento fue en la ciudad de Chicago donde Trump tuvo que suspender su
acto proselitista y a raíz de esa manifestación de repudio se han suscitado
otras más acciones como las de Arizona, que hacen pensar si realmente el
millonario pueda ser el nominado a la presidencia de Estados Unidos de América.
Lo anterior es debido
a que en reportes noticiosos y en las voces abiertas o escondidas del Partido
Republicano se habla de una campaña contra Trump, ya que han descubierto que el
empresario hace daño a la reputación del partido con sus declaraciones xenofóbicas
contra los inmigrantes indocumentados, a los musulmanes, las mujeres y de paso
a otras minorías étnicas del país.
Indiscutiblemente Trump
no puede ser Presidente. Podrá tener el capital para gastarlo en su campaña,
pero carece de la experiencia y el tacto de gobernar a un país como lo es los
Estados Unidos de América. Y si llega a ser el nominado de los republicanos,
realmente perderá indudablemente ante una ex secretaria de estado que tiene la
malicia, la pericia, la inteligencia y la experiencia de estar en la Casa
Blanca al lado de su marido, de ser Senadora por parte de Nueva York y por
ultimo ser la Secretaria de Estado encargada de la política exterior de la
nación.
La popularidad de Trump
ha despertado las actitudes raciales de una gran parte de la nación. Trump ha
hecho que grupos supremacistas, casi olvidados, hayan surgido para hacer eco a los
epítetos raciales del candidato. Trump, ha puesto la verdadera cara del
racismo, el aislamiento, de intereses extremos de hacer una limpia racial en
todo el país.
Los medios de
comunicación también tenemos culpa de los acontecimiento, por estar en la jugada
de la controversia para atraer lectores, televidentes, radio escuchas y
participantes en las redes sociales, somos parte responsables de que haya una
opinión pública divergente.
Si Trump llega a ser
Presidente, ya lo he mencionado en esta editorial, indudablemente la nación
padecerá un retroceso en su trato poblacional al volver a los tiempos de la
segregación racial. Tiempos oscuros que muchos recordamos y otros solamente lo
habrán leído en la historia triste de Nuestra América.
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