Por Armando García
Las elecciones
primarias y los cónclaves realizados en esta última semana siguen dando
resultados favoreciendo al millonario y hombre de negocio Donald Trump. Ha
existido la tendencia de que Trump mantenga el primer lugar y en segundo puesto
al Senador Ted Cruz.
En los debates republicanos
ha habido batallas campales con una serie de adjetivos calificativos
denigrantes por parte de Trump hacia el Senador Marco Rubio y su meta es que
Rubio desista de seguir en la contienda y que la nominación se defina entre él
y Cruz. Cruz en su afán de sentirse la mejor opción republicana al sacarle al
sol los trapos sucios de Trump, parece no tener mucho efecto en el electorado.
Con respecto a Trump,
si analizamos sus triunfos, no ha superado el 40% de los votos. Ni tampoco ha
llegado a la cantidad de delegados necesarios para asegurar su nominación.
Analistas en materia electoral dicen que
ni Trump, Cruz y Rubio pueden ser capaz de obtener la mayoría necesaria.
El Partido Republicano
está en una encrucijada. No cuenta con el apoyo total de su base para nominar a
Trump. Y si se decide por Cruz, habría la espina de justificar su verdadera
nacionalidad: canadiense o estadounidense. Con respecto a Rubio, no ha ganado
suficientes estados para decir que es el candidato que pueda derrotar a la
Exsecretaria de Estado Hillary Clinton en noviembre.
Una estrategia abierta
para el partido republicano si se queda estacada la convención para nominar al
candidato ideal, podría elegir a alguien fuera de la contienda y el nombre de
esa persona, que ya circula entre los círculos republicanos es el Vocero de la
Casa de Representantes, Paul Ryan.
Todavía falta saber si
otros políticos presidenciables se unen a la carrera electoral de manera
independiente para ser considerados por sus partidos en las convenciones
respectivas en el próximo verano.
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