Por Armando
García
En mi
juventud, diría rebelde, militante, existía la frase de que el Partido
Revolucionario Institucional (PRI) al que pertenece el presidente actual de México,
era el ‘Partido Aplanadora’ por su resultado arrasador en las urnas electorales,
que aparentaban tener un apoyo popular incuestionable, pero muy bien cubierto
de trampas, acarreados al voto, robo de urnas, votantes sin registro, votos de más
del padrón electoral; etc. Un tiempo en que un candidato del PRI era imposible creer
que algún día perdería.
Muchos intentos
de cambiar a lo que en el mundo se decía que en México se tenia una dictadura
de partido, un organismo que se había mantenido en el poder desde 1929, hasta
que el cambio vino con los presidentes Vicente Fox, luego con Felipe Calderón, bajo
el Partido de Acción Nacional, considerado de derecha conservadora, pero en
realidad el cambio que los mexicanos esperaban, no se realizó en su totalidad.
Antes de
los presidentes Fox y Calderón, hubo las intentonas del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas
bajo la bandera del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que fue su
fundador. Antes, el PRI lanzó a Luis Dolando Colosio, quien fue asesinado, días
después de públicamente dijo que él veía a un México lleno de miseria. Un
discurso que se salía de los parámetros tradicionales del PRI.
El ahora presidente
virtual Andrés Manuel López Obrador, intentó en dos ocasiones convertirse en presidente
de México, pero no lo consiguió, durante elecciones llenas de irregularidades
muy cuestionables. Debido a las fallas de los gobiernos del PAN,
Enrique Peña Nieto, hace que el PRI regresara al poder.
Ya en el
Siglo XXI, el pueblo mexicano, no es el mismo de décadas anteriores. Se podría
decir que es un pueblo, más consciente de su realidad, cansado de los candidatos
del PRI o PAN, inclusive el PRD, catalogados por corruptos, vendidos y ajenos a
las necesidades de una nación que demanda cambios estructurales de raíz.
El 1 de
julio pasado, bajo el partido, Movimiento de Regeneración Nacional, [MORENA], López
Obrador gana por un 53% las elecciones para presidente de México, derrotando
por un amplio margen a los candidatos del PRI y PAN.
El PRI
sufre su peor derrota de su historia. Pierde sin acarreados, el pueblo mexicano
salió a las urnas, como una forma de repudio al PRI gobierno y a los otros partidos
que no han podido resolver los problemas del país.
López
Obrador, ha sido considerado como una persona de izquierda. Yo difiero de que
lo sea, debido a su formación y los puestos que ha tenido en su carrera política.
Pero, si levantó una bandera o postura de ideas que se podrían considerar de
izquierda, bienvenidas por la gran mayoría del pueblo mexicano. La historia
puso a López Obrador en el camino para cambiar a México. Los mexicanos que aman
la libertad, la justicia social, la igualdad; etc., votaron por el candidato de
MORENA para lograr que sus sueños se hagan realidad.
Los
opositores acérrimos de López Obrador han utilizado el termino de izquierda,
como sinónimo de socialismo, totalitarismo, comunismo, regímenes cubanos o venezolanos;
para provocar el miedo interno, incertidumbre en los mercados internacionales,
de que con su victoria, los capitales empezarían a huir del país, que la bolsa
de valores se iría abajo, que el peso se devaluaría ante el dólar, que la
iniciativa privada seria nacionalizada; etc. Hasta la fecha, nada de eso ha
ocurrido.
¿Ha muerto el PRI?
Todo depende de cómo se desarrolle el gobierno de López Obrador. Seria una utopía
que en un sexenio se resuelvan los problemas de poco más de un siglo. Pero con Obrador,
se puede empezar a realizar los cambios que por décadas el pueblo ha exigido.
Si el pueblo mexicano ve que López Obrador cumple con sus promesas de campaña,
que fueron muchas o demasiadas debido a las necesidades del pueblo, muy difícilmente
el PRI o el PAN vuelvan a gobernar, eso, si para cuando López Obrador termine
su gestión, existan como partidos. De ser así, Obrador, tuvo la razón al decir
que con su triunfo en las urnas, se inicia la cuarta transformación del país.
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