Vivienda de Carlos Méndez.
El Camarón
Por Ollantay Itzamná
“Es la segunda vez que
nos cortan el poste, y la tercera vez que nos roban el cable. Esta vez, ese
poste nos costó a la comunidad dos mil quetzales…, y cuando llegamos al lugar
para defender nuestro poste de luz la policía nos metió bala”, cuenta el tío de
uno de los tres heridos con armamento policial, según lugareños.
La Aldea El Camarón, es
un territorio indígena Xinca, integrado por más de 400 familias. Se encuentra
ubicada en el Municipio de San Luis Jilotepeque, Jalapa, a unos 180 Km, al
Oriente de la ciudad de Guatemala. Una de las más ignoradas y abandonadas aldeas
por el moderno Estado bicentenario de Guatemala.
Las mujeres, caminan
descalzas, cargando a cuestas sus hijos anémicos y desnutridos a simple vista.
Los varones, viven para hacer milpa (cultivar maíz) para la alimentación del
año, incluso alquilando tierras en departamentos lejanos como Petén. Cuando
pueden, venden el quintal de maíz en un precio equivalente a $10.
No cuentan con centro
de salud, ni sistema de alcantarillado. El hedor del estiércol humano, de los
marranos y de los caballos, crean una atmósfera de completa “amodernidad”.
Sistema de protección
comunitaria. Cadena y candado. Ingreso a El Camarón
El único ingreso
carretero a la Aldea está bloqueado por una gruesa cadena y prominente candado,
cuya llave trae presurosa una mujer Xinca descalza, con signos de desnutrición.
“Así es como nos protegemos de intrusos de la empresa que quieren ingresar a
nuestra comunidad”, nos indica Don Pedro, nuestro acompañante.
La energía eléctrica
fue “una necesidad, ahora, es nuestra desgracia”
La ausencia estatal en
El Camarón es más que evidente. “Los abuelos de mis abuelos vinieron y crecieron
aquí. Ellos contaban que esto era una montaña abandonada”, recuerda Don Pedro
de casi 50 años, mientras chapolea, cuesta arriba, pateando estiércol de
acémilas.
Las casas de bajareque,
repelladas con barro, cubiertas con tejas hechas a mano por ellos, sin ningún servicio
público, evidencia que la “montaña sigue abandonada”.
“Hace como 8 años
pedimos e hicimos que ingresase la luz eléctrica aquí. Nosotros hemos trabajado
para traer y sembrar postes a lomo de caballo…” indica uno de los vecinos.
“Allá al frente está el
poste que casi ya no se mira. Desde ese lugar nos distribuyen energía aquí a la
Aldea”, indica Don Pedro. “Ya casi ya no se mira el poste”, porque el 30 de
junio reciente, unos hombres, escoltados por cerca de 30 patrullas de la
Policía Nacional Civil (PNC) cortaron y derribaron dicho poste, y se llevaron
los cables.
“Es la segunda vez que
nos cortan el poste, y la tercera vez que nos roban el cable. Esta vez, ese
poste nos costó a la comunidad dos mil quetzales…, y cuando llegamos al lugar
para defender nuestro poste de luz la policía nos metió bala”, cuenta el tío de
uno de los tres heridos con armamento policial, según lugareños.
Así, una década después
del alumbramiento eléctrico, El Camarón, volvió al candil del ocote (madera de
pino), y, ahora, llora en la oscuridad por sus tres “héroes de la luz” que se
encuentran convalecientes y hospitalizados.
Resistencias
comunitarias y distribución de la energía eléctrica en Guatemala
La distribución de la
energía eléctrica, desde mediados de la década de los 90 del pasado siglo, lo
monopolizan dos empresas extranjeras (una privada y la otra pública) en todo el
país.
Una de las empresas,
cuya marca comercial es ENERGUATE, con sus arbitrariedades en el cobro,
ocasiona, desde aproximadamente una década, inéditas acciones de resistencia de
sus usuarios.
Irracionales cobros por
el consumo eléctrico domiciliario rural, cobranzas abusivas por inexiste
alumbrado público en territorios en la penumbra, y los sabotajes colectivos…,
ocasionan y abonan la conflictividad social energética en el país. Al momento,
un número incuantificable de usuarios están conectados directamente al sistema
eléctrico, y se niegan a pagar las facturas a la empresa.
Un porcentaje de esos
disconformes usuarios de energía, conectados directamente al sistema, integran
parte del movimiento Comité de Desarrollo Campesino CODECA. Una organización
que plantea la revisión de todos los contratos de privatización de empresas y
de servicios con miras a las respectivas renacionalizaciones de estas. La Aldea
El Camarón, es una de esas comunidades en resistencia.
Las comunidades en
resistencia energética de CODECA, se organizan en el marco del artículo 45º de
la Constitución Política de Guatemala que reconoce el “legítimo derecho a la
resistencia ante la violación o amenaza de un derecho”. Hacen todo el
procedimiento formal que consideran para evitar caer en la ilegalidad con dicha
acción.
Quizás sea ese cuidado
del “procedimiento formal”, y respaldo constitucional, que, al momento, muy a
pesar de que existe una fiscalía especial contra del hurto de fluidos
eléctricos, no existan acumulación de procesos penales abierto contra usuarios en
resistencia.
Mientras redactamos
estos párrafos, municipios completos como el de San Antonio, Suchitepéquez, se
encuentran aún en las calles protestando contra el “sabotaje eléctrico”
ocasionado por ENERGUATE, y esos usuarios no pertenecen a ningún movimiento,
mucho menos a CODECA.
Y así, la inconformidad
social contra dicha empresa sigue y crece, muy a pesar de que el Estado le
inyecta millonarios subsidios económicos, y pone a la PNC a disposición
empresarial.
Guatemala, un Estado
que protege a criminales y acribilla a sus defensores
El 30 de junio pasado,
al promediar el medio día, un contingente de 30 patrullas de la PNC arribó a la
Aldea el Chahuitón, colindante con la Aldea El Camarón, siempre en el Municipio
de San Luis Jilotepeque, Jalapa, escoltando a los sujetos que derribarían el
poste eléctrico que distribuye energía a las familias xincas de El Camarón.
¡Sí! ¡Así como lo lee
Ud. estimado lector! PNC escoltó a delincuentes que cometieron el atentado
contra servicios de utilidad pública, ilícito establecido en el artículo 294º
del Código Penal, castigado con cárcel en Guatemala. ¡Y no es la primera vez!
Semanas antes, la
empresa ENERGUATE, al no poder doblegar la acción de resistencia comunitaria de
sus usuarios en El Camarón, ya había mandado a derribar el anterior poste en el
lugar, y sustraer los cables, según indican los lugareños. Pero, los usuarios
compraron y sembraron un nuevo poste, además de restaurar el alambrado
eléctrico.
El 30 de junio, la PNC,
lejos de notificar a la comunidad Xinca, como corresponde, subió al lugar a
escondidas patrullando a los criminales. Y, en el lugar, a unos 4 Km del poste,
bloqueó el camino de acceso para evitar que las y los xinkas arriben al lugar y
defiendan sus bienes.
Los vecinos de El Camarón,
al enterarse de la acción criminal en plena consumación, subieron a pie y por
extravíos. Luego de hora y media de camino arribaron al lugar, intentaron
proteger el poste eléctrico, pero, los elementos de la PNC, rebasados en
número, y asustados por la presencia creciente de campesinos que los rodeaba,
se pusieron nerviosos…, comenzaron a disparar y huir del lugar… en ese acto
hirieron de bala a tres varones xinkas… actualmente convalecientes. ¿No es así
cómo operan los criminales cuando se sienten descubiertos infraganti y acorralados?
Incluso hostigaron e
impidieron el ingreso al lugar de un periodista comunitario que subió en moto,
e intentó cubrir el suceso en vivo. Al final, el valiente comunicador trepó
montañas…, logró transmitir en vivo los rostros y cuerpos humanos tendidos en
el suelo, heridos de bala.
En la actualidad, las
esposas e hijos de los tres heridos lloran y se abrazan en la oscuridad,
preguntándose ¿ahora, ¿quién hará la milpa para comer?
Mientras, la PNC, y
ENERGUATE, se contradicen en sus versiones y niegan la acción. En la Comisaría
de San Luis Jilotepeque, la PNC nos dice: “Nosotros no fuimos. Fue una orden
que venía de arriba y lo dirigió el jefe de Jalapa…” Y ante nuestra
insistencia, la joven policía, con facciones xincas, nos dice: “también nuestro
carro patrulla está golpeado por los costados con las piedras que le cayeron…,
sólo fuimos a ver qué ocurría cuando nos esteramos del problema”.
En Jalapa, los
elementos policiales se ponen en alerta evidente cuando le anunciamos nuestra
presencia como prensa internacional. Nos dice, el policía que nos recibe,
también con facciones indígenas: “Yo no fui al lugar. Pero, quien puede darle
información es el oficial de comunicación social…” … Fuimos con el oficial de
comunicación en la ciudad de Jalapa… éste, desde un cubículo a oscuras, por la
ventanita enrejada, nos atiende y dice: “Mi jefe no está. No estoy autorizado
para dar información”.
La PNC, el 30 de junio
por la tarde difundió un video donde carros patrullas salen huyendo en algún
lugar de la montaña, en ese video denuncian una emboscada campesina con el
saldo de tres agentes policiales heridos… que supuestamente habría ocurrido en
la Aldea Chahuitón… Pero, nada de eso está registrado en las partes policiales
del 30 de junio, ni en San Luis Jilotepeque, ni en la ciudad de Jalapa. Los
agentes policiales que nos atendieron en ambas comisarías indican desconocer sucesos
de la supuesta emboscada.
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