sábado, 3 de julio de 2021

Guatemala, ENERGUATE y la oscuridad violenta

 

Vivienda de Carlos Méndez. El Camarón

Por Ollantay Itzamná

“Es la segunda vez que nos cortan el poste, y la tercera vez que nos roban el cable. Esta vez, ese poste nos costó a la comunidad dos mil quetzales…, y cuando llegamos al lugar para defender nuestro poste de luz la policía nos metió bala”, cuenta el tío de uno de los tres heridos con armamento policial, según lugareños.

La Aldea El Camarón, es un territorio indígena Xinca, integrado por más de 400 familias. Se encuentra ubicada en el Municipio de San Luis Jilotepeque, Jalapa, a unos 180 Km, al Oriente de la ciudad de Guatemala. Una de las más ignoradas y abandonadas aldeas por el moderno Estado bicentenario de Guatemala.

Las mujeres, caminan descalzas, cargando a cuestas sus hijos anémicos y desnutridos a simple vista. Los varones, viven para hacer milpa (cultivar maíz) para la alimentación del año, incluso alquilando tierras en departamentos lejanos como Petén. Cuando pueden, venden el quintal de maíz en un precio equivalente a $10.

No cuentan con centro de salud, ni sistema de alcantarillado. El hedor del estiércol humano, de los marranos y de los caballos, crean una atmósfera de completa “amodernidad”.

Sistema de protección comunitaria. Cadena y candado. Ingreso a El Camarón

El único ingreso carretero a la Aldea está bloqueado por una gruesa cadena y prominente candado, cuya llave trae presurosa una mujer Xinca descalza, con signos de desnutrición. “Así es como nos protegemos de intrusos de la empresa que quieren ingresar a nuestra comunidad”, nos indica Don Pedro, nuestro acompañante.

La energía eléctrica fue “una necesidad, ahora, es nuestra desgracia”

La ausencia estatal en El Camarón es más que evidente. “Los abuelos de mis abuelos vinieron y crecieron aquí. Ellos contaban que esto era una montaña abandonada”, recuerda Don Pedro de casi 50 años, mientras chapolea, cuesta arriba, pateando estiércol de acémilas.

Las casas de bajareque, repelladas con barro, cubiertas con tejas hechas a mano por ellos, sin ningún servicio público, evidencia que la “montaña sigue abandonada”.

“Hace como 8 años pedimos e hicimos que ingresase la luz eléctrica aquí. Nosotros hemos trabajado para traer y sembrar postes a lomo de caballo…” indica uno de los vecinos.

“Allá al frente está el poste que casi ya no se mira. Desde ese lugar nos distribuyen energía aquí a la Aldea”, indica Don Pedro. “Ya casi ya no se mira el poste”, porque el 30 de junio reciente, unos hombres, escoltados por cerca de 30 patrullas de la Policía Nacional Civil (PNC) cortaron y derribaron dicho poste, y se llevaron los cables.

“Es la segunda vez que nos cortan el poste, y la tercera vez que nos roban el cable. Esta vez, ese poste nos costó a la comunidad dos mil quetzales…, y cuando llegamos al lugar para defender nuestro poste de luz la policía nos metió bala”, cuenta el tío de uno de los tres heridos con armamento policial, según lugareños.

Así, una década después del alumbramiento eléctrico, El Camarón, volvió al candil del ocote (madera de pino), y, ahora, llora en la oscuridad por sus tres “héroes de la luz” que se encuentran convalecientes y hospitalizados.

Resistencias comunitarias y distribución de la energía eléctrica en Guatemala

La distribución de la energía eléctrica, desde mediados de la década de los 90 del pasado siglo, lo monopolizan dos empresas extranjeras (una privada y la otra pública) en todo el país.

Una de las empresas, cuya marca comercial es ENERGUATE, con sus arbitrariedades en el cobro, ocasiona, desde aproximadamente una década, inéditas acciones de resistencia de sus usuarios.

Irracionales cobros por el consumo eléctrico domiciliario rural, cobranzas abusivas por inexiste alumbrado público en territorios en la penumbra, y los sabotajes colectivos…, ocasionan y abonan la conflictividad social energética en el país. Al momento, un número incuantificable de usuarios están conectados directamente al sistema eléctrico, y se niegan a pagar las facturas a la empresa.

Un porcentaje de esos disconformes usuarios de energía, conectados directamente al sistema, integran parte del movimiento Comité de Desarrollo Campesino CODECA. Una organización que plantea la revisión de todos los contratos de privatización de empresas y de servicios con miras a las respectivas renacionalizaciones de estas. La Aldea El Camarón, es una de esas comunidades en resistencia.

Las comunidades en resistencia energética de CODECA, se organizan en el marco del artículo 45º de la Constitución Política de Guatemala que reconoce el “legítimo derecho a la resistencia ante la violación o amenaza de un derecho”. Hacen todo el procedimiento formal que consideran para evitar caer en la ilegalidad con dicha acción.

Quizás sea ese cuidado del “procedimiento formal”, y respaldo constitucional, que, al momento, muy a pesar de que existe una fiscalía especial contra del hurto de fluidos eléctricos, no existan acumulación de procesos penales abierto contra usuarios en resistencia.

Mientras redactamos estos párrafos, municipios completos como el de San Antonio, Suchitepéquez, se encuentran aún en las calles protestando contra el “sabotaje eléctrico” ocasionado por ENERGUATE, y esos usuarios no pertenecen a ningún movimiento, mucho menos a CODECA.

Y así, la inconformidad social contra dicha empresa sigue y crece, muy a pesar de que el Estado le inyecta millonarios subsidios económicos, y pone a la PNC a disposición empresarial.

Guatemala, un Estado que protege a criminales y acribilla a sus defensores

El 30 de junio pasado, al promediar el medio día, un contingente de 30 patrullas de la PNC arribó a la Aldea el Chahuitón, colindante con la Aldea El Camarón, siempre en el Municipio de San Luis Jilotepeque, Jalapa, escoltando a los sujetos que derribarían el poste eléctrico que distribuye energía a las familias xincas de El Camarón.

¡Sí! ¡Así como lo lee Ud. estimado lector! PNC escoltó a delincuentes que cometieron el atentado contra servicios de utilidad pública, ilícito establecido en el artículo 294º del Código Penal, castigado con cárcel en Guatemala. ¡Y no es la primera vez!

Semanas antes, la empresa ENERGUATE, al no poder doblegar la acción de resistencia comunitaria de sus usuarios en El Camarón, ya había mandado a derribar el anterior poste en el lugar, y sustraer los cables, según indican los lugareños. Pero, los usuarios compraron y sembraron un nuevo poste, además de restaurar el alambrado eléctrico.

El 30 de junio, la PNC, lejos de notificar a la comunidad Xinca, como corresponde, subió al lugar a escondidas patrullando a los criminales. Y, en el lugar, a unos 4 Km del poste, bloqueó el camino de acceso para evitar que las y los xinkas arriben al lugar y defiendan sus bienes.

Los vecinos de El Camarón, al enterarse de la acción criminal en plena consumación, subieron a pie y por extravíos. Luego de hora y media de camino arribaron al lugar, intentaron proteger el poste eléctrico, pero, los elementos de la PNC, rebasados en número, y asustados por la presencia creciente de campesinos que los rodeaba, se pusieron nerviosos…, comenzaron a disparar y huir del lugar… en ese acto hirieron de bala a tres varones xinkas… actualmente convalecientes. ¿No es así cómo operan los criminales cuando se sienten descubiertos infraganti y acorralados?

Incluso hostigaron e impidieron el ingreso al lugar de un periodista comunitario que subió en moto, e intentó cubrir el suceso en vivo. Al final, el valiente comunicador trepó montañas…, logró transmitir en vivo los rostros y cuerpos humanos tendidos en el suelo, heridos de bala.

En la actualidad, las esposas e hijos de los tres heridos lloran y se abrazan en la oscuridad, preguntándose ¿ahora, ¿quién hará la milpa para comer?

Mientras, la PNC, y ENERGUATE, se contradicen en sus versiones y niegan la acción. En la Comisaría de San Luis Jilotepeque, la PNC nos dice: “Nosotros no fuimos. Fue una orden que venía de arriba y lo dirigió el jefe de Jalapa…” Y ante nuestra insistencia, la joven policía, con facciones xincas, nos dice: “también nuestro carro patrulla está golpeado por los costados con las piedras que le cayeron…, sólo fuimos a ver qué ocurría cuando nos esteramos del problema”.

En Jalapa, los elementos policiales se ponen en alerta evidente cuando le anunciamos nuestra presencia como prensa internacional. Nos dice, el policía que nos recibe, también con facciones indígenas: “Yo no fui al lugar. Pero, quien puede darle información es el oficial de comunicación social…” … Fuimos con el oficial de comunicación en la ciudad de Jalapa… éste, desde un cubículo a oscuras, por la ventanita enrejada, nos atiende y dice: “Mi jefe no está. No estoy autorizado para dar información”.

La PNC, el 30 de junio por la tarde difundió un video donde carros patrullas salen huyendo en algún lugar de la montaña, en ese video denuncian una emboscada campesina con el saldo de tres agentes policiales heridos… que supuestamente habría ocurrido en la Aldea Chahuitón… Pero, nada de eso está registrado en las partes policiales del 30 de junio, ni en San Luis Jilotepeque, ni en la ciudad de Jalapa. Los agentes policiales que nos atendieron en ambas comisarías indican desconocer sucesos de la supuesta emboscada.

 

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