lunes, 2 de agosto de 2021

Guatemala, ¿si protestamos frente a la Embajada norteamericana?

 

Protestas en Guatemala. Foto archivo

Por Ollantay Itzamná

La única vez que pasé por una oficina del Ministerio Público, en la ciudad de Guatemala, la Agente Fiscal que me atendió tenía entre sus dedos un lapicero con prominente logo de la USAID… Así, el Gobierno de los EEUU, financia y tiene cooptado todo el aparato judicial del país. Y, la historia/epílogo de la (Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), etc., el Gobierno norteamericano lo conocía antes que ocurriese.

Fue noticia aplaudida en el país, cuando en el mes de abril pasado, el Embajador norteamericano William Popp, inauguró las últimas 68 fiscalías municipales, todas financiadas por el gobierno norteamericano, para alcanzar las 340 fiscalías municipales de Guatemala. ¡Éste es el nivel de sometimiento de Guatemala a los EEUU!

El caótico sistema judicial, político, económico… de Guatemala lleva la impronta del intervencionismo directo y descarado del gobierno norteamericano. Después del Golpe de Estado de 1954, promovido y financiado por el Gobierno norteamericano, nada de lo que ocurre en la Guatemala oficial (en sus instituciones, legislación y políticas públicas) sucede fuera de la voluntad de la Embajada norteamericana.

Esto es una vergonzosa y dolorosa verdad para esta bicentenaria República, pero es así. Duele. Incluso la génesis y agendas de los partidos políticos de izquierda ocurren con la venia de la Embajada. ¡Ni hablar de los de centro izquierda o de los de derecha!

Las trágicas historias inconclusas de los últimos 80 años de Guatemala son la materialización más cruda de la voluntad omnipotente del Gobierno norteamericano. La firma de los Acuerdos de Paz, la creación, implementación y disolución de la CICIG, la “guerra antidrogas”, la operación de la FECI…, la elección de presidentes, fiscales, magistrados…, ocurre con la “venia” norteamericana. Duele, ¿verdad?, pero es así.

Si esto así, ¿por qué no protestamos ante la Embajada norteamericana?

Ciudadanos de Guatemala en protesta. Internet

Si esta gráfica de la nefasta realidad duele, duele mucho más que el “injerencismo norteamericano” se haya “naturalizado” en el imaginario colectivo de la guatemalticidad, en especial en los nichos sociales con mayor grado de escolaridad.

USAID proyecta en el imaginario colectivo de la guatemalticidad una imagen “benigna” y hasta “redentora” del Gobierno norteamericano, mediante la distribución de lapiceros, comida enlatada, abonos químicos o salarios para agentes de ONG., etc. En Guatemala es común escuchar a profesionales ladinos o indígenas, incluso quienes salen a protestar contra la corrupción, afirmar que “trabajan o trabajaron con fondos de la USAID”. ¡Se organizan congresos de intelectuales indígenas (contra el racismo) con fondos y logos de la USAID, ovacionando la filantropía norteamericana!

Muy a pesar que las desgracias irresueltas de Guatemala llevan las improntas del capricho norteamericano, en las masivas protestas destituyentes urbanas y rurales no aparece la mención de la Embajada norteamericana como uno de los enemigos internos/externos del país.

Casi nadie protesta contra la presencia gringa en Guatemala. Es más, cada que llega el emisario yankee al país, o cada que aparece el Embajador, muchos de las y los que protestan contra la corrupción o cooptación del Estado acuden y/o reciben al “emisario” cual si fuese un “redentor cuasi divino”.

Lo cierto es que en países ocupados como Guatemala se podrá protestar, e incluso creer que se destituyen gobernantes corruptos (caso 2015), pero la Embajada, en complicidad con la oligarquía nacional, colocará a otro igual o peor corrupto en el poder… Esta es la situación de pueblos colonizados donde el colonizador es asumido como un “benefactor”, y quienes se atreven a cuestionar al colonizador son repelidos/estigmatizados por los mismos colonizados como radicales.

Quizás la situación en Guatemala cambie si acaso los sectores sociales que protestan caen en cuenta que muchas veces las “protestas destituyentes contra la corrupción” es un juego perverso permitido y promovido por el Gobierno norteamericano.

El camino es avanzar hacia procesos constituyentes para crear un nuevo orden jurídico y político soberano en el país que quiere existir. Pero, esto se logra en la medida que se nomine y abomine al colonizador: la Embajada norteamericana. Sólo así Guatemala comenzará caminar sobre sus propios pies, tras el postergado sueño de su emancipación plurinacional. ¡Quizás sea el tiempo de protestar en el frontis de la imponente Embajada norteamericana en la ciudad de Guatemala!

 

 

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