Por Armando García
Estamos ante las elecciones intermedias del
próximo 6 de noviembre, donde Presidente Trump está haciendo campaña para que
su base, a la cual realmente está gobernando, salga en masa a votar para
mantener o ganar más peldaños republicanos en el Congreso.
Trump, está dividiendo a la ciudadanía para
que enfoque su atención en otros asuntos alejados de los problemas de la nación
como son la protección de la salud, la economía, impuestos, los empleos; etc.
En su lugar, el mandatario infunde un miedo
en la población sobre los “invasores” centroamericanos que llegaran en unos días
o semanas a la frontera sur demandando refugio por venir huyendo de la miseria,
la violencia, desempleo e impunidad en sus países.
En respuesta a la llegada de este ‘ejército
invasor’ totalmente desarmado, el presidente está enviando miles de tropas
activas a la frontera para ‘defender’ la soberanía nacional de los ‘invasores’ en
su mayoría compuesto por hombres, mujeres y niños. La cantidad de soldados
destinada a esta ‘misión’, es de 15,000 solados, cifra casi igual a la
estacionada en Afganistán.
Una acción militar letal contra los nuevos condenados
de la tierra, como he catalogado a los inmigrantes en otras editoriales, podría
llegar a tener consecuencias desastrosas y lamentables.
Además, el mandatario, amenaza con una acción
ejecutiva de negar el derecho constitucional de ciudadanía a los bebés nacidos
en Estados Unidos cuyos padres sean indocumentados. Trump piensa que con una
firma suya pueda enmendar la Enmienda Constitucional # 14 que brinda la ciudadanía
estadounidense a cualquier persona que nazca en el país o se naturalice. La idea
del presidente es que puede eliminar la ciudadanía por nacimiento a través de
un decreto, aunque aclaró que preferiría que el Congreso aprobara una ley para
terminar con este derecho constitucional.
Esto, no es nada nuevo. En la década de los
90s, Elton Gallegly excongresista republicano del Condado de Ventura en
California, intentó hacer lo que Trump quiere. Su condado era prácticamente un
estado de sitio bajo patrullaje de la patrulla fronteriza en carreteras, en
calles, yendo a sitios de trabajo, poniendo retenes, buscando indocumentados en
zonas residenciales; etc. Su acción llegó a otros condados cubriendo
aproximadamente un tercio del estado. Su
intentona de cambiar la Enmienda # 14 fracasó totalmente en el Congreso. En la
misma época, el exgobernador californiano Pete Wilson les hizo la guerra a los
inmigrantes con diversas proposiciones para limitar su acceso a los beneficios
sociales.
En su retórica, Trump sugiere que de la misma
manera que el expresidente Obama firmó DACA, el mandatario dice que puede hacer
lo mismo con limitar la ciudadanía a los que nacen en este país. Cuando el
mismo Trump en su campaña electoral y en su gestión actual, dijo que lo que
hizo Obama sobre DACA, fue totalmente ilegal. Una total contradicción. Trump dice
mentiras que suenan verdaderas y sus voces hacen eco a su base, que en su mayoría
es la población blanca, clasista, racista y xenofóbica.
Estando en la boca de todos lo que él dice
el presidente, los inmigrantes están vulnerables, padeciendo en muchas partes
de insultos verbales y hasta físicos por el sólo hecho de hablar en español, de tener apariencia latina; entre
otros cosas. Otras consecuencias, ampliamente difundidas, son la recién tragedia
del asesinato de once feligreses judíos en una sinagoga en Pittsburg, y la del envío
de bombas en el correo a opositores de Trump. Ambos perpetrados por personas blancas.
Por último, hace unos días Trump dijo que
se consideraba una persona nacionalista. Me recuerda a Adolfo Hitler y Partido
Nacional Socialista, conocido coloquialmente como Partido Nazi. La historia lo recuerda
por su exterminio de judíos en la Segunda Guerra Mundial.
Estamos regresando a los tiempos oscuros de
este país, donde el racismo era el pan de cada día y con el nacionalista Trump en
el poder, estamos viviendo una política de exterminio contra la población inmigrante.
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