sábado, 20 de febrero de 2016

Editorial: El abandono de los indígenas

Por Armando García

Durante la visita del Papa Francisco a México se abrió a la opinión pública el tema del abandono y la marginación de los indígenas de ese país. Ahora que los reflectores, los sermones, los mensajes, los testimonios de los protagonistas que se quejaron de la marginación que viven, la pregunta obligada es: ¿Quién dará seguimiento a lo hablado, denunciado y escrito sobre la problemática del indígena?
Indudablemente el tema ha hecho reflexionar a los agnósticos, a los ateos, a los protestantes y claro a los católicos. Pero la realidad es que desgraciadamente el tema será solamente de estudios intelectuales y de temas de las páginas y espacios editoriales de los medios de comunicación.
Por más que se hable del tema, no hay voluntad política o religiosa que pueda resolver la discriminación a la población indígena en México que data desde la conquista española. Los medios de comunicación mexicanos han hablado de que existen 53 propuestas de atención a los indígenas y solamente ocho han sido considerados. El resto se ha gastado solamente en papel y tinta, colectando polvo.
Hace tiempo andaba de compras en una tienda de artesanías en la capital de México. Había turistas comprando bolsos, tapetes, muñecas, adornos típicos del país azteca. Y hubo una pareja de extranjeros que preguntó de donde provenían tales productos o quienes los elaboraban. Y tranquilamente les indiqué que eran hechos por dos mujeres indígenas que estaban sentadas en vil suelo frente al establecimiento, sin protección alguna de higiene o comida o agua potable. También hay indígenas en las esquinas de las calles pidiendo limosna o vendiendo golosinas o niños haciendo malabares por unos cuantos centavos.
A esos verdaderos mexicanos, que unos siete millones hablan su propio idioma y malamente se catalogan como indios, solamente se habla de ellos cuando se trata de discursos oficiales, demagógicos y eclesiásticos. En Chiapas hace 21 años hubo un levantamiento indígena que puso en jaque al estado mexicano, por las mismas quejas que dos décadas después vino el Papa a escuchar las penurias de los olvidados y condenados de la tierra mexicana.

El Papa al referirse a ellos dijo que “…muchas veces, de modo sistemático y estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, perdón hermanos. El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes”.

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