Por Armando García
La gran sorpresa en
las elecciones primarias del estado de New Hampshire fue el triunfo del Senador
Demócrata Bernie Sanders con un margen del 60% a la de su rival la ex
Secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Con esta victoria,
Sanders, quien realmente no se le tomaba en cuenta por sus posturas de carácter
socialista al igual que su avanzada edad, rompe el molde tradicional de los
candidatos a la presidencia de la nación. Principalmente por ir más allá del
discurso demagógico y repetitivo de todos los candidatos compitiendo por ocupar
la Casa Blanca.
Su postura de ser un
socialista-demócrata les abre las puertas a los votantes descontentos con la
manera en que Estados Unidos ha sido gobernado por muchos años. El mensaje que
tanto alude Sanders como factor principal a su exitoso triunfo, fue el del
cambio necesario en la Capital del país contra lo ya establecido como norma en
la política estadounidense.
Sanders pudo atraer a nuevos votantes, gente joven que
apenas se empadronaba en estas primarias, de
gente independiente y de ciudadanos provenientes de las minorías
cansados de las promesas incumplidas de quien habita la Casa Blanca,
principalmente en materia migratoria.
Ahora, para Sanders,
es superar los esfuerzos desarrollados en New Hampshire siguiendo con la misma
dinámica en estados como Nevada y Carolina del Sur, este último donde Clinton
tiene fuerza entre los afroamericanos.
La carrera por la
nominación demócrata no la tiene fácil Sanders, su triunfo fue solamente en un
estado, faltan muchos más para obtener los votos electorales necesarios para
ser el nominado a enfrentarse a quien sea el elegido del Partido Republicano
cuyo favorito en las encuestas es el magnate Donald Trump.
Los candidatos
republicanos, como Ted Cruz, Marco Rubio, Jeb Bush deben reforzar esfuerzos
para ganarle la nominación al millonario contrincante. El Partido Republicano
tiene una tarea difícil, ya que debe nominar a un candidato que sepa
comportarse ante el electorado como una persona presidenciable y no una persona
que utiliza lenguaje discriminatorio para atraer el voto de quienes odian la
presencia de musulmanes en Estados Unidos con una mentalidad xenofóbica de
exclusión y de exterminio contra la población inmigrante que viene irregular a
este país.
También el Partido
Republicano debe encontrar la fórmula de nominar a alguien que pueda derrotar a
Sanders o Clinton en noviembre. Tiene a Trump a la cabeza de las encuestas con
la promesa de que él hará nuevamente fuerte a los Estados Unidos. Pero hasta el
momento ningún candidato republicano se perfila como un desafío claro contra
Trump.
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