Reies Tijerina y José Ángel Gutiérrez.
Foto archivo por LAGA News Photography.
Por Armando García
El 29 de enero pasado se cumplió
un año del fallecimiento, a la edad de 88 años, quien fuera uno de los cuatro héroes
del movimiento de derechos civiles de los méxico-americanos. Me refiero a Reies
Tijerina, quien en la década de los 60s lideró un movimiento de derechos de la
tierra en el estado de Nuevo México.
Los cuatro héroes a que me refiero
son César Chávez, Rodolfo “Corky” Gonzales, José Ángel Gutiérrez y por supuesto Tijerina.
Los cuatro han sido grandes figuras de los logros de los descendientes de
inmigrantes mexicanos en Estados Unidos.
Mucho se ha escrito sobre
Tijerina, pero antes de su fallecimiento el 19 de enero del 2015, casi nadie
hablaba de él. Pero ahora de fallecido, Nuestra América lo recuerda para que
las generaciones nuevas conozcan su trayectoria contra las injusticias
perpetradas contra los méxico-americanos.
Nació el 21 de septiembre de 1926
en Falls City, TX. Tijerina fue criado en una familia de campesinos algodoneros.
Durante la Gran Depresión Tijerina tuvo que abandonar la escuela
secundaria debido a la baja de la cosecha de algodón dejando a su familia totalmente
endeudada. Tijerina desarrolló su educación escudriñando en las Sagradas
Escrituras y a la edad de 18 años, asistió al Instituto Bíblico de la Asamblea
de Dios donde fue ordenado
ministro pentecostal para pasar los próximos años de su vida viajando a lo
largo del territorio Norteamericano predicando a muchas comunidades. Además,
logró el desarrollo de vínculos estrechos con personas reprimidas y pobres.
Reies Tijerina. Foto archivo.
En 1957 Tijerina hizo un viaje a
Nuevo México, una vez allí se enteró de los problemas con las concesiones de
tierras. A raíz de este viaje, investiga tanto las Leyes
de Indias y el Tratado de Guadalupe Hidalgo,
de este último hace unas dos semanas, esta revista escribió una editorial. Tijerina
utilizó el Tratado para avanzar en su conocimiento de las concesiones de
tierras dadas por los gobiernos de España, México y Estados Unidos.
Se comprometió a la protección de
los derechos civiles y de propiedad de los mexicanos que se quedaron en
territorio estadounidense al finalizar la guerra entre Mexico y Estados Unidos.
Una vez que se ratificó el tratado, el gobierno estadounidense decidió eliminar
artículos violando los derechos civiles y del derecho de la tierra de los
mexicanos en territorio estadounidense.
En 1966, Tijerina organizó una
marcha el 4 de julio de Albuquerque a Santa Fe. Cuando llegaron a su destino,
entregaron una solicitud por escrito al Gobernador para pedirle que
profundizara en sus problemas de concesión de tierras. Después de las múltiples
demandas diplomáticas, no lograron llegar a soluciones, ante lo cual Tijerina y
sus seguidores decidieron tomar acción física al tomar el control de inmuebles
entre ellos el Palacio de Justicia de Tierra Amarilla. Durante la toma del
tribunal, un guardia de la prisión recibió un disparo y un agente del alguacil
fue herido. Ante ello Tijerina se escapó a las montañas con dos presos, desencadenando
la caza humana más grande en la historia de Nuevo México.
Se le considera a Tijerina como
el mayor y más importante activista méxicano-americano. Pero nunca tuvo el
éxito tangible de César Chávez y su campaña sin violencia para mejorar las
vidas de los campesinos migrantes. Él nunca logró su objetivo de recuperar,
para los mexicanos, indígenas y descendientes de los colonos españoles
originales, los millones de hectáreas que cambiaron de manos en el suroeste de
Estados Unidos en el siglo XIX.
A los jóvenes involucrados en el
movimiento Chicano de esa época, Tijerina les dio no sólo una alternativa
militante al movimiento de César Chávez, sino una comprensión de la larga
historia de los mexicanos que quedaron en el suroeste de Estados Unidos después
de la Guerra con México y en cierta forma del olvido tajante del Tratado por
parte del gobierno mexicano.
Reies Tijerina vivió una vida muy
activa y procurando siempre el bien social de las clases marginadas y
excluidas. Levantó una forma de justicia, además provocó la cacería humana más
grande en la historia de Nuevo México, pero gran parte de su vida la dedicó
tratando de recuperar las concesiones de tierras en Nuevo México tomadas por el
gobierno de los EE. UU.
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