Este cinco de mayo, en una treintena de
ciudades de la República Mexicana, se realizaron manifestaciones en silencio
pidiendo la destitución del Presidente Constitucional Andrés Manual López
Obrador (AMLO).
Dichas manifestaciones, se realizaron sin ningún
tipo de represión que lamentar por parte de las autoridades gubernamentales. Algo
totalmente contrario a lo que ocurrió en el Siglo XX cuando el país era
gobernado por mandatarios provenientes del Partido Revolucionario Institucional,
(PRI) al cual se le ha responsabilizado por el genocidio del 2 de octubre de
1968 y la masacre del Jueves de Corpus del 10 de junio de 1971; además de miles
de desaparecidos y asesinados en los últimos cincuenta años, parte de los
cuales durante los gobiernos de presidentes provenientes del Partido acción Nacional
(PAN) quienes gobernaron al país por dos sexenios.
Ahora AMLO, se enfrenta a una alianza del
PRI y del PAN junto con oligarcas de todos niveles, que se oponen a la política
de reformas de AMLO para llevar a cabo la llamada Cuarta Transformación (4T).
Las manifestaciones de repudio al presidente mexicano, llamadas Marchas del
Silencio, contó con muy baja participación si se compara con la cantidad de
habitantes que tiene México, tanto en su territorio como en el extranjero.
Los medios reportan que en la Ciudad de México
(CDMX) de unos 20 millones de habitantes, participaron unas 16,000 personas que partieron
del Ángel de la Independencia hacia el Monumento a la Revolución.
En varias entidades del país donde hubo
manifestaciones, la mayoría que no superó al millar de personas. Así sucedió
en Guadalajara, por ejemplo, donde apenas se reunieron unas 500 personas.
O en Mérida y Monterrey, donde atendieron la convocatoria unas 100
personas.
En León no hubo prácticamente
gente, lo que sí hubo fueron reporteros, que acudieron a cubrir al ex
presidente de México, Vicente Fox Quesada, quien fue a manifestarse contra
AMLO.
La derecha mexicana, los opositores de
AMLO, los conservadores neoliberales, los tecnócratas, culpan a AMLO de la
gravedad que vive el país. Sus adversarios, como AMLO los llama, están dispuestos
a todo por ver fracasar a la 4T a la cual AMLO la denomina no un cambio de
gobierno sino un cambio de régimen. Y esto apenas empieza. Se ganó una elección,
se llegó al poder pero la transformación va en camino.
La 4t es un desafío a la política neoliberal
de los gobiernos del PRI y PAN y a quienes comparten mantener a la población mexicana
en la miseria, violencia y desamparo. El pueblo mexicano sin ser acarreados por
el PRI o el PAN, en julio del 2018, eligió mayoritariamente, en forma
contundente a AMLO para el fuera su presidente. Fue una insurrección sin
violencia, con el fin de comenzar una vida diferente para los mexicanos.
“Ya no es más de lo mismo”, ha dicho AMLO
en varias ocasiones. “No somos iguales”, dice al referirse a quienes se oponen
a él.
Los oponentes del presidente son quienes él
llamo “La Mafia en el Poder”, ahora sin el gobierno en sus manos, harán todo
por volver a tener el poder para no perder del todo, lo que se robaron de las
arcas del país, ni tampoco las riquezas que obtuvieron por décadas a través de
negocios sucios, inversiones mal habidas e intencionadas; etc.
Por casi dos décadas, anteriores a su
triunfo electoral, AMLO fue constante en mantener viva la llama de la esperanza
en México; despertando las conciencias de los mexicanos que aman la libertad y
la justicia social, hasta derrocar por la vía pacífica al mal gobierno.
Las acciones de AMLO nos recuerdan las
palabras del Apóstol de la Revolución Mexicana, Ricardo Flores Magón: No queremos ricos, no queremos sacerdotes ni
gobernantes; no queremos bribones que exploten las fuerzas de los trabajadores;
no queremos bandidos que sostengan con ley a esos bribones, ni malvados que en nombre
de cualquier religión hagan del pobre un cordero que
se deje devorar de los lobos sin resistencia y sin protesta.
AMLO simplemente ha pedido que lo dejen
gobernar para demostrar que si hay una manera de gobernar a México, sin corrupción,
con eficiencia, en beneficio del pueblo de México, a quien es al único que le
hace caso. ¿Acaso es mucho pedir? A ese paso, México llegara a vivir en una
verdadera democracia.
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