domingo, 5 de mayo de 2019

Una insurrección sin violencia inició la Cuarta Transformación en México. Por Armando García



Este cinco de mayo, en una treintena de ciudades de la República Mexicana, se realizaron manifestaciones en silencio pidiendo la destitución del Presidente Constitucional Andrés Manual López Obrador (AMLO).
Dichas manifestaciones, se realizaron sin ningún tipo de represión que lamentar por parte de las autoridades gubernamentales. Algo totalmente contrario a lo que ocurrió en el Siglo XX cuando el país era gobernado por mandatarios provenientes del Partido Revolucionario Institucional, (PRI) al cual se le ha responsabilizado por el genocidio del 2 de octubre de 1968 y la masacre del Jueves de Corpus del 10 de junio de 1971; además de miles de desaparecidos y asesinados en los últimos cincuenta años, parte de los cuales durante los gobiernos de presidentes provenientes del Partido acción Nacional (PAN) quienes gobernaron al país por dos sexenios.
Ahora AMLO, se enfrenta a una alianza del PRI y del PAN junto con oligarcas de todos niveles, que se oponen a la política de reformas de AMLO para llevar a cabo la llamada Cuarta Transformación (4T). Las manifestaciones de repudio al presidente mexicano, llamadas Marchas del Silencio, contó con muy baja participación si se compara con la cantidad de habitantes que tiene México, tanto en su territorio como en el extranjero.
Los medios reportan que en la Ciudad de México (CDMX) de unos 20 millones de habitantes,  participaron unas 16,000 personas que partieron del Ángel de la Independencia hacia el Monumento a la Revolución.
En varias entidades del país donde hubo manifestaciones, la mayoría que no superó al millar de personas. Así sucedió en Guadalajara, por ejemplo, donde apenas se reunieron unas 500 personas. O en Mérida y Monterrey, donde atendieron la convocatoria unas 100 personas.
En León no hubo prácticamente gente, lo que sí hubo fueron reporteros, que acudieron a cubrir al ex presidente de México, Vicente Fox Quesada, quien fue a manifestarse contra AMLO.
La derecha mexicana, los opositores de AMLO, los conservadores neoliberales, los tecnócratas, culpan a AMLO de la gravedad que vive el país. Sus adversarios, como AMLO los llama, están dispuestos a todo por ver fracasar a la 4T a la cual AMLO la denomina no un cambio de gobierno sino un cambio de régimen. Y esto apenas empieza. Se ganó una elección, se llegó al poder pero la transformación va en camino.  
La 4t es un desafío a la política neoliberal de los gobiernos del PRI y PAN y a quienes comparten mantener a la población mexicana en la miseria, violencia y desamparo. El pueblo mexicano sin ser acarreados por el PRI o el PAN, en julio del 2018, eligió mayoritariamente, en forma contundente a AMLO para el fuera su presidente. Fue una insurrección sin violencia, con el fin de comenzar una vida diferente para los mexicanos.
“Ya no es más de lo mismo”, ha dicho AMLO en varias ocasiones. “No somos iguales”, dice al referirse a quienes se oponen a él.
Los oponentes del presidente son quienes él llamo “La Mafia en el Poder”, ahora sin el gobierno en sus manos, harán todo por volver a tener el poder para no perder del todo, lo que se robaron de las arcas del país, ni tampoco las riquezas que obtuvieron por décadas a través de negocios sucios, inversiones mal habidas e intencionadas; etc.
Por casi dos décadas, anteriores a su triunfo electoral, AMLO fue constante en mantener viva la llama de la esperanza en México; despertando las conciencias de los mexicanos que aman la libertad y la justicia social, hasta derrocar por la vía pacífica al mal gobierno.
Las acciones de AMLO nos recuerdan las palabras del Apóstol de la Revolución Mexicana, Ricardo Flores Magón:  No queremos ricos, no queremos sacerdotes ni gobernantes; no queremos bribones que exploten las fuerzas de los trabajadores; no queremos bandidos que sostengan con ley a esos bribones, ni malvados que en nombre de cualquier religión hagan del pobre un cordero que se deje devorar de los lobos sin resistencia y sin protesta
AMLO simplemente ha pedido que lo dejen gobernar para demostrar que si hay una manera de gobernar a México, sin corrupción, con eficiencia, en beneficio del pueblo de México, a quien es al único que le hace caso. ¿Acaso es mucho pedir? A ese paso, México llegara a vivir en una verdadera democracia.
















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