Por Pedro Echeverría V.
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1. En política, con
engaños, acarreos, regalos, compra de votos, chantajes, mucha propaganda y
hasta amenazas en el trabajo o no inscribir a los hijos, obligan a muchos
millones de mexicanos a votar. Durante 62 años he observado –desde las campañas
presidenciales de López Mateos- el mismo manipuleo de gobiernos y partidos.
Pero falsamente le llaman “fiesta cívica que demuestra el gran desarrollo de la
conciencia”. Según el censo de población México cuenta con 132 millones de
habitantes, pero sólo un millón se concentra cuando los llaman los partidos del
gobierno; otro millón por la llamada oposición; es lo que hemos visto con
nitidez en los recientes seis meses.
2. Pero no hay que
alarmarse porque en México así ha sido desde que en 1824 se fundó como país al
conquistar su Independencia en 1821, al transcurrir la Reforma (1856-76) y
después de vivir el Porfiriato y realizar su gran revolución de 1910-17. Esto
de apapachar al presidente y a sus funcionarios cuando gobiernan y mentarles la
madre cuando terminan su periodo, se ha repetido desde entonces. Yo que he
vivido analizando desde que finalizó el gobierno de Ruiz Cortines en 1958 puedo
demostrar con pruebas que todos los gobiernos han sido odiados por la inmensa
mayoría de los pueblos y los únicos que los han defendido son los que fueron
funcionarios en turno.
3. Si el gobierno de
López Obrador hubiera metido a la cárcel, luego obligarlos a entregar el 100
por ciento de lo robado, a los 500 funcionarios que ha denunciado con muchos
datos y a los 100 empresarios que han continuado haciendo enormes negocios,
podría tener la población la seguridad de que la corrupción se acabaría de
inmediato. Pero, si al contrario, todos continúan robando, haciendo negocios,
enriqueciéndose, la corrupción nunca se acabará y sólo será demagogia
engañosa seguir denunciando si nada se hace en concreto para acabarla. Por ello
en México se afirma que no existe ningún político, partido o gobierno que no se
haga rico con negocios.
4. Claro,
dicen todos los gobiernos pretextan que hay que cuidarse por “las inversiones”,
la “estabilidad”, la Suprema Corte, la invasión de EEUU, el ejército, la
acusación de dictadura. La realidad es que todos los gobiernos han obedecido a
los intereses de los millonarios y están obligados a servirlo usando todos los
pretextos posibles. El presidente AMLO ha centrado sus obras en el nuevo
aeropuerto, en la refinería y en el tren maya, apoyado por un millón de sus
partidarios y repudiado por un millón de sus enemigos de los 132 millones de
sus pobladores. ¿Qué pasará cuando se informe que no se redujo la pobreza, que
el salario mínimo compra lo mismo y que el desempleo sigue igual?
5. Al terminar se
calificará el gobierno de AMLO como muy bueno por unos y como el peor de todos,
por la otra mitad de los políticos. Será más de lo mismo porque otorgó limosnas
diferentes a las otorgadas por anteriores mandatarios. Pero el problema
fundamental del país quedará, sin siquiera poner las bases para lograr la
igualdad. Como todos los sexenios- quedará sin haberse tocado. El gobierno de
AMLO –como él mismo ha repetido- no es o fue de izquierda. Fue un gobierno
neoliberal porque es el neoliberalismo (el capitalismo total) el que domina en
el mundo. Estamos en una jaula donde todo mundo compite, pelea, pero al fin
encerrados en una jaula que nadie puede o quiere romper.
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