jueves, 16 de marzo de 2023

MÁS ALLÁ DE LA DISPUTA EN LA CASTA

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Por JOEL ORTEGA JUÁREZ

 La confrontación creciente entre integrantes de la casta dominante está conformando dos bloques. En ambos está ausente le presencia de millones. Específicamente los movimientos están fuera.

Tanto los tradicionales movimientos, como el de los campesinos, los trabajadores fabriles o de grandes ramas como la minería, la electricidad, el petróleo, la industria automotriz; los movimientos estudiantiles con sus ciclos; los trabajadores del Estado, especialmente los maestros y los movimientos nuevos, como las nuevas tendencias del movimiento feminista; el movimiento autonomista de las comunidades originales simbolizados en el EZLN y sus Caracoles; los diversos movimientos ambientalistas; las nuevas corrientes culturales y artísticas; el muy reciente movimiento de cientos de miles del uberismo; las diversas experiencias autogestionarias de productores y sus vínculos con consumidores opuestos a los grandes monopolios comerciales, por supuesto los movimientos de derechos humanos  entre ellos el creciente fenómeno de los migrantes; todo ese gran universo de luchas y movimientos está al margen de las disputas de poder de las diferentes ramas de la casta.

Si bien es cierto que las diversas luchas de movimientos a lo largo de la segunda mitad, conquistaron espacios políticos, incluyendo los electorales; a los que es necesario defender en un amplio frente que incluye a muchos integrantes de grupos de poder y de los partidos desprestigiados; ello no cancela el promover reformas reales y profundas del régimen y sistema político.

Precisamente esas reformas del régimen político deben ser aquellas que rompan el monopolio de la partidocracia y abran las vías para la participación de los movimientos anteriormente comentados. Sin esas reformas el sistema político seguirá en decadencia.

Esa decadencia del sistema político de la partidocracia nos ha conducido a la situación actual.

Una mezcla de desprecio justo a los partidos tradicionales, con la audaz demagogia de un líder, consiguió triunfar electoralmente en las elecciones presidenciales de julio de 2018.

Es la expresión mexicana del fenómeno denominado populismo a nivel continental y mundial.

Lo insólito de ese fenómeno, que incluye lo mismo narrativas derechistas como la familia Le Pen en Francia y la victoriosa derecha italiana, sin excluir a Trump en los Estados Unidos y a los promotores del Brexit en el Reino Unido y a las narrativas de izquierda de Chávez y Maduro en Venezuela; a la decadente dinastía de los Castro en Cuba a la siniestra dictadura de Ortega y su esposa en Nicaragua y al mismo Andrés Manuel López Obrador en México.

Como ocurre siempre en la realidad, es imposible esperar a descifrar estos fenómenos y se requiere hacer frente a los desafíos y retos políticos de aquí y ahora.

El calendario político electoral mexicano tiene una dinámica cada vez más confrontada.

Estamos a semanas de las elecciones en el Estado de México y Coahuila, últimos bastiones del viejo PRI en extinción, ante ello se dan verdaderas maromas como la de Movimiento Ciudadano al retirar sus candidaturas, aduciendo una supuesta pureza ante lo que llaman un acuerdo del PRI MOR, que en realidad implica un alineamiento de Dante con AMLO.

Inmediatamente después de las elecciones en ambos estados, se hará el destape de la corcholata de Morena en agosto.

A su vez en el llamado Bloque Opositor Va Por México se va imponiendo el control del proceso de nombramiento de candidaturas en manos del PAN para la presidencial y la Ciudad de México y en segundo término para la dirigencia desprestigiada del PRI en proceso de extinción con el pegoste de la franquicia del PRD.

Si esa vía se impone, como es muy probable, todo el movimiento opositor no integrado a los partidos registrados quedaría excluido.

En ese caso estarían todas las fuerzas que se han manifestado el 13 de noviembre de 2022 y el 26 de febrero de 2023.

Me refiero no solamente a los grupos que públicamente convocaron a ambas movilizaciones, sino a la inmensa mayoría de los manifestantes.

Estarán totalmente fuera las movilizaciones feministas, como la de este miércoles 8 de marzo de 2023 y a las decenas o centenas de movilizaciones que se manifiestan diariamente en todo el país por diversas causas: contra feminicidios, búsqueda de desaparecidos, defensa de ríos, lagunas, cuencas y otros recursos naturales, derechos e universitarios atropellados  por rectores o gobernadores ya sea en Zacatecas o en Jalisco y Sinaloa; padres y familiares de niños con cáncer sin medicamentos y atención, enfermeras y médicos sin garantías y condiciones de trabajo mínimas,  consumidores contra las alzas en los productos de la canasta básica y las cada vez más trágicas masacres producidas por las fuerzas armadas y las de los grupos de narcos  como la reciente en Matamoros contra estadounidenses afroamericanos.

Ese extraordinario caleidoscopio de movimientos, fuerzas sociales y civiles y millones de individuos sin ninguna filiación política no merece quedar atrapado en una disputa plagada de insultos, marrullerías y lodo que se lanzan cotidianamente desde palacio o desde los grandes mass media y las redes.

 

 

 

 

  


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