Por Ilka Oliva Corado
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En el 2015 fue Guatemala, manifestando por corrupción los sábados de ir a broncearse, Latinoamérica se asombraba de ver a la sumisa y chambona sociedad guatemalteca por fin revelarse a las cansadas después de haber elegido a un genocida como presidente; no manifestaban pidiendo justicia por las víctimas del genocidio que negaban, sino por corrupción. Pero algo es algo, dadas las circunstancias de una muy débil memoria histórica. Se dejaron meter gol de chilena cuando les pusieron a Jimmy Morales como presidente y después de éste solitos fueron al matadero cuando votaron también por Giammattei, tan ruin como los otros. Ahí terminó la bulla de la gran dignidad guatemalteca de la que pregonaban los manifestantes mestizos, porque los pueblos originarios se mantuvieron en la lucha sin dar paso atrás.
En el 2019 fue en
Ecuador, que el pueblo salió a manifestar por el subsidio a la gasolina, a
causa de una serie de medidas de austeridad firmadas por Lenin Moreno. El
pueblo se volcó a las calles y en 10 días el gobierno le dio palo, revés y
derecho. Masacre tas masacre. El pueblo reculó cuando se avisó que
vaya pues, está bueno, bajita la mano vamos a eliminar esa medida pero los
vamos a clavar en otras: el pueblo aceptó. Tanto que avaló en silencio la dictadura
y terminó votando por la continuidad de la misma. La sangre regada de los
masacrados no importó.
En Chile la lección la
dieron los adolescentes que se saltaron las trancas del metro como muestra de
rebeldía ante el abuso gubernamental del alza al pasaje, también en 2019.
Agarraron aviada los que les seguían en edad mientras los adultos mayores que
vivieron la dictadura los observaban atónitos, lo que nunca se pensó estaba
sucediendo en el Chile desangrado donde el fascismo comenzó a deshilar a
América Latina. Lo de un día pasaron a ser semanas y luego a meses, el pueblo
salió a las calles y la dignidad enardecida de la memoria histórica hizo acto
de presencia en cada rincón del país. Ahí estaban los mártires, los
desaparecidos, los sobrevivientes junto a la nueva semilla que emergía de las
profundidades de la tierra: Chile le dio una lección a Latinoamérica y al
mundo. Cuando se quiere se puede. Luego vino la pandemia y ahí murió la flor.
Pero quedó el recuerdo del estadillo social y el cambio de nombre de la Plaza
Baquedano o Plaza Italia a Plaza de la Dignidad y como reseña de aquel tiempo
la postal de un perrito negro con su pañuelo rojo. Ojalá que el pueblo chileno
solo esté tomando impulso y no haya reculado enterrándose de nuevo.
La pandemia: arma de guerra
utilizada por los gobiernos neoliberales contra los pueblos en pampa.
Colombia quiso
sacudirse de la modorra, porque de Latinoamérica es el país donde comenzaron
las estrategias post dictaduras con el Plan Colombia que se regó a lo largo y
ancho de la Latinoamérica neoliberal, con diferentes nombres dependiendo la
temporada. Colombia que nos duele tanto. En el 2019 también se organizó una
serie de manifestaciones contra el gobierno debido a la implementación de
medidas económicas que el Estado pensaba ensamblarle al pueblo. Que le terminó
empotrando de todas formas. Ahora bien, por qué Colombia no firmó
por La Paz, ¿qué pasa por la mente de esa sociedad? También sabemos que La Paz
no es más que un papel porque miremos Guatemala cómo está y que también firmó
La Paz. Pero, los ex guerrilleros entregaron las armas, los han ido matando de
uno en uno los mismos que masacran poblados enteros y les roban sus
tierras y que obligan a la migración forzada a otros. Han asesinado
docenas de líderes sociales, defensores de los recursos naturales, las
limpiezas sociales en los arrabales y nada de esto ha hecho que el
pueblo colombiano se levante enardecido por el dolor y la rabia de ver morir a
su gente en manos de tanto cobarde paramilitar. ¿Y lo hace levantarse una
reforma tributaria? ¿En serio? Dado nuestra historia latinoamericana de las
últimas décadas, cabe decir que peor es nada.
De aquellas
manifestaciones en Colombia, Chile y Ecuador quedaron asesinados,
desaparecidos, abusos sexuales por parte de policías y militares hacia mujeres
que manifestaban. La violencia de las dictaduras de antaño llevadas
a otro nivel, ante los ojos del mundo y todos los medios de comunicación
habidos y por haber. El fascismo no le teme a nada, las oligarquías neoliberales
tampoco. ¿A qué le tiene miedo el pueblo si le han quitado todo? Guatemala, El
Salvador, Honduras, Colombia, Ecuador, Chile, con gobiernos neoliberales, pero
los grandes medios de comunicación nos repiten todos los días que las
dictaduras se viven en Cuba y Venezuela. ¿Acaso no es hora ya que Latinoamérica
despierte en dignidad y organice un paro general indefinido que saque a las
oligarquías del poder? Para conformar así de una vez por todas la Patria
Grande. Es tiempo de tener humildad para escuchar y unirse a la fuerza,
dignidad, sabiduría y coraje de los pueblos originarios.
Saludo al pueblo
colombiano y su despertar de la modorra, que este sea el inicio del fin de la
dictadura para ver nacer una
Colombia desbordante en flores de
maracuyá.
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