Por Armando García
El mundo despertó la mañana de este miércoles 8
de enero, del 2020 con la noticia esperada de que Irán estaba tomando
represalias contra EE. UU. por el asesinato de su general Qasem Solaimani
lanzando poco más de una docena de misiles hacia dos bases de EE. UU. en Irak.
El ayatolá Seyed Ali Jamenei, líder de la Revolución
Islámica de Irán, aseguró que los ataques con misiles a las bases aéreas
estadounidenses en Irak fueron solamente una bofetada y no la venganza que
tienen preparada por el asesinato de Soleimani.
Con respecto a Estados Unidos, desde George Bush padre,
Bill Clinton, George Bush hijo y ahora
Donald Trump, el Medio Oriente se ha visto en el centro de conflictos bélicos cuando
esos mandatarios, han tenido problemas
de imagen, de popularidad o posibles destituciones. Todos han jugado sus mejores
cartas para mantenerse en el poder. Lo consiguieron a su manera, y lo sigue
haciendo el actual mandatario, que tiene ante sus ojos un posible impeachment y
la sombra permanente de un conflicto con Irán y su juego comercial lleno de
sanciones contra sus adversarios Rusa, China y Corea del Norte.
Trump ahora se enfrenta a que le quiten la batuta
de decidir unilateralmente acciones militares sin la aprobación del Congreso.
Congresistas tanto republicanos como demócratas, a quienes los cerebros de
inteligencia, les explicaron las razones de la amenaza inminente de la que
Trump hablo para asesinar al general Soleimani, no quedaron convencidos de las
explicaciones dadas.
Trump ha demostrado en pleno año electoral un
autoritarismo y una actitud de megalomanía ante el mundo y a su país con el
intento de salir airoso del juicio político que enfrentará ante el Senado para
asegurar su reelección en noviembre próximo.
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