Por Merle David Kellerhals Jr.
Washington - Una delegación de Estados Unidos se reunió en Tegucigalpa con el presidente hondureño Porfirio Lobo Sosa para sostener conversaciones privadas el día antes de su juramento como presidente el 27 de enero, lo que puso fin en efecto a una crisis política de siete meses de duración que comenzó cuando los oficiales del ejército derrocaron al presidente Manuel Zelaya.
El secretario de Estado adjunto Arturo Valenzuela, que habló con la prensa, desde su automóvil en el palacio presidencial el 27 de enero, dijo que Lobo señaló claramente en su discurso de toma de posesión la urgencia de la reconciliación y unidad nacional.
"Las cosas se están moviendo mayormente en la dirección correcta. Pronto y rápidamente se iniciará una comisión de la verdad", agregó Valenzuela.
Luego de la ceremonia de juramentación de Lobo, a cargo de Juan Orlando Hernández, actual presidente del Congreso Nacional de Honduras, el nuevo presidente firmó de inmediato un decreto concediendo amnistía política a todos los involucrados en la reciente crisis política en su país, lo que hizo posible que Zelaya, cuyo mandato en el gobierno terminó oficialmente el 27 de enero, saliera del país a salvo para exiliarse en la República Dominicana.
"La familia hondureña comienza el proceso de reconciliación", dijo Lobo en un discurso que pronunció en el estadio nacional en la capital Tegucigalpa, según informes noticiosos.
Valenzuela dijo a los periodistas que Estados Unidos urgió al gobierno hondureño a restaurar el orden democrático y constitucional tan pronto como sea posible, como lo estipula el Acuerdo de Tegucigalpa-San José. Dicho acuerdo, logrado hace meses, exige que Honduras establezca una comisión de la verdad, la reconciliación nacional y la unidad nacional.
Zelaya fue arrestado el 28 de junio, enviado por avión a la cercana Costa Rica, y luego reemplazado por un gobierno de facto presidido por Roberto Micheletti. Estados Unidos apoyó los esfuerzos de la Organización de los Estados Americanos para llegar a una solución a la crisis política con mediación del presidente de Costa Rica, Oscar Arias.
La secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton envió a Tegucigalpa a varios diplomáticos de alto nivel de Estados Unidos para ayudar a ambas partes a superar los obstáculos remanentes a una solución política. Zelaya y Micheletti acordaron el 30 de octubre de 2009 permitir al Congreso de Honduras, con autorización de la Corte Suprema, decidir si se permitía el regreso de Zelaya al poder y si se le permitiría servir el resto de su mandato hasta el 27 de enero. También se pedía la formación de una comisión de la verdad para investigar los acontecimientos que condujeron al golpe. La Corte Suprema negó el permiso para que Zelaya cumpliera su término.
El candidato de la oposición, Porfirio Lobo Sosa, un ranchero miembro del Partido Nacionalista, de tendencia conservadora, ganó la elección presidencial del 29 de noviembre, que estaba prevista mucho antes del golpe de 28 de junio. Estados Unidos reconoció la elección de Lobo y lo destacó por sus rápidas declaraciones, cuando dijo que trabajará con el nuevo gobierno para reconciliar los asuntos que todavía confronta el país. El proceso para la elección presidencial comenzó con las primarias realizadas en noviembre de 2008.
Para Estados Unidos el proceso de la elección presidencial era parte de la restauración del gobierno democrático en Honduras. Valenzuela dijo que entre las cosas que deben evaluarse en el proceso de recuperación está la ayuda de Estados Unidos y la cooperación contra los narcóticos.
"Vamos a evaluar estos acontecimientos. Vemos que las cosas se están moviendo mayormente en la dirección correcta. Y si se toman estas medidas nosotros evaluaremos nuestra posición", dijo Valenzuela.
Valenzuela, secretario de Estado adjunto en el Departamento de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, dijo que Lobo escoltó personalmente a Zelaya y al presidente dominicano Leonel Fernández hasta el aeropuerto para su partida luego de ofrecer un almuerzo a los invitados extranjeros en el palacio presidencial. El gesto tenía la intención de mostrar la transición democrática de un presidente hacia el próximo.
El presidente Obama envió una delegación dirigida por el secretario adjunto Valenzuela, junto al embajador de Estados Unidos en Honduras, Hugo Lloréns; José Fernández, vicesecretario de Estado para Asuntos Energéticos, Económicos y Empresariales; y Craig Kelly, vice secretario principal de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental.
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