martes, 19 de junio de 2018

Editorial: Los nuevos condenados de la tierra




Por Armando García

Sin lugar a duda, la política migratoria del presidente Donald J. Trump es una de las peores que ha tenido Estados Unidos en los últimos años, esto debido a la separación de familias que intentan buscar refugio.
La mayoría han llegado formaditos, tocando la puerta y prácticamente a muchos las autoridades migratorias les han dicho que ya no hay cupo, o que no califican, o simplemente los retachan, haciendo que la línea fronteriza tenga muchas personas sin un lugar dónde pernoctar o vivir. Los más desafortunados, son detenidos, les arrebatan a sus hijos que son colocados en sitios catalogados ahora como campos de concentración, mientras que a los padres los procesan judicialmente acusándolos de cometer un delito, que es intentar entrar a Estados Unidos de forma ilegal.
Ante esta realidad, difícil de maquillar, la administración del presidente Trump, tiene al país viviendo un retroceso histórico siendo este una verdadera amenaza al mundo. El presidente ha mantenido, desde el inicio de su gobierno una política del divide y vencerás.  Ya que todo lo que él dice lo declara como cierto, aun siendo falso o malamente fundamentado y, es tanta su insistencia de que los inmigrantes son una amenaza para el país, que gran parte de la población termina creyéndolo.
A este paso, los miles de inmigrantes del Siglo XXI, que llegan a la frontera de Estados Unidos con México, los considero los nuevos condenados de la tierra, relacionándolo a lo publicado en 1961 por el escritor argelino  Frantz Fanon. Su libro que tiene el mismo título es referente a todos aquellos que ejecutan órdenes ciegamente en perjuicio de miles de afectados. Así, los condenados de la tierra implica el significado ontológico del “no ser” o “ser absolutamente nadie en este mundo”; este concepto es desarrollado por Fanon en otro libro publicado en 1952 titulado Piel negra, máscaras blancas,  que es la negación de la negación de la persona de piel negra bajo un sistema colonialista. En síntesis, la colonización es la negación sistemática del otro, una decisión furiosa de privar al otro de todo atributo de humanidad.
Si aterrizamos ese concepto al Siglo XXI y a la frontera entre México y los Estados Unidos y tomando literalmente las palabras del presidente Donald J. Trump y del Procurador de Justicia Jeff Sessions sobre cómo ellos se expresan del inmigrante centroamericano y mexicano que está llegando en masa a la frontera sur, hay prácticamente una similitud histórica, ya que las expresiones de los funcionarios estadounidenses, anglosajones, de piel blanca, maldicen al inmigrante de piel morena u obscura, al punto que hasta John Kelly, el jefe de personal de la Casa Blanca, los ha etiquetado de no tener la capacidad de asimilación a la vida en la sociedad estadounidense.
Y el colmo, Trump amenaza con dejar de ayudar a los países de donde provienen los inmigrantes, claro refiriéndose a Latinoamérica, ya que los países de donde provienen migrantes de piel blanca, para él esos son los buenos y los de piel oscura o morena, son los malos, los terroristas, los violadores, los saqueadores, los criminales. El lema campaña de Trump de Hacer de América Grandiosa Otra Vez, ahora se está turnando en hacer América Blanca Otra Vez.
La historia se repite, uno puede ver las imágenes de miles de niños, en centros con jaulas, que son más bien, campos de concentración, comparados solamente con los Hitler en la Segunda Guerra Mundial o en los mismos Estados Unidos, contra los japoneses americanos. O más reciente, en el estado de Arizona, cuando el ex alguacil Joe Arpaio, tenía detenidos a inmigrantes en lugares inhumanos sufriendo bajo temperaturas altísimas. Arpaio, es uno de los perdonados o indultados por Trump.



Trump dice que los inmigrantes están infestando a los Estados Unidos. Está considerando a los trabajadores que han contribuido a la riqueza de esta nación, y a las futuras generaciones de manos edificadoras, muchas de ellas detenidas en la frontera y otras siendo procesadas judicialmente, prácticamente porque los considera una peste.
Trump está actuando abiertamente de una manera racista, xenofóbica, exterminadora y erradicadora de todo aquel de piel morena que intente pisar suelo estadounidense. Trump es la peor amenaza a la democracia estadounidense. Dirige directamente una política de limpieza étnica en el país.
El país está dividido sobre los asuntos migratorios, sin embargo, la razón, está tomando fuerza al aparecer artículos en los medios informativos de mayor influencia en el país, atacando con fuerza lo que el presidente está haciendo contra la población migrante tanto dentro y fuera del país. Lo que ha impactado, es una grabación donde se escuchan las voces y llantos de niños pidiendo regresar con sus padres, y no tienen idea alguna del porque sus progenitores no se encuentran con ellos.
Lo que molesta, aparte de las declaraciones racistas del presidente Trump, son las casi nulas o no suficientes reacciones de los mandatarios de las naciones donde provienen los inmigrantes que en los últimos días están llegando en grandes cantidades a la frontera.
La historia, nos dice que esas masas de desposeídos, parias, de proletarios, de gente trabajadora, son una válvula de escape a los países de nuestra América, cuyos gobiernos no pueden, o no quieren, o carecen de los recursos o mecanismos para proteger y proveer lo necesario a toda esa gente que huye de la miseria o de la violencia que predomina en sus países.

El hambre cuando aprieta mucho no avisa ni pregunta de quién o dónde está la comida, simplemente la necesidad hace que se busque, en dónde sea, el pan de cada día para bienestar de toda su familia.

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