Por Armando
García
Sin lugar a
duda, la política migratoria del presidente Donald J. Trump es una de las peores
que ha tenido Estados Unidos en los últimos años, esto debido a la separación
de familias que intentan buscar refugio.
La mayoría
han llegado formaditos, tocando la puerta y prácticamente a muchos las
autoridades migratorias les han dicho que ya no hay cupo, o que no califican, o
simplemente los retachan, haciendo que la línea fronteriza tenga muchas
personas sin un lugar dónde pernoctar o vivir. Los más desafortunados, son
detenidos, les arrebatan a sus hijos que son colocados en sitios catalogados
ahora como campos de concentración, mientras que a los padres los procesan
judicialmente acusándolos de cometer un delito, que es intentar entrar a Estados
Unidos de forma ilegal.
Ante esta
realidad, difícil de maquillar, la administración del presidente Trump, tiene al
país viviendo un retroceso histórico siendo este una verdadera amenaza al
mundo. El presidente ha mantenido, desde el inicio de su gobierno una política
del divide y vencerás. Ya que todo lo
que él dice lo declara como cierto, aun siendo falso o malamente fundamentado y,
es tanta su insistencia de que los inmigrantes son una amenaza para el país,
que gran parte de la población termina creyéndolo.
A este
paso, los miles de inmigrantes del Siglo XXI, que llegan a la frontera de Estados
Unidos con México, los considero los nuevos condenados de la tierra, relacionándolo
a lo publicado en 1961 por el escritor argelino Frantz Fanon. Su libro que tiene el
mismo título es referente a todos aquellos que ejecutan órdenes ciegamente en
perjuicio de miles de afectados. Así, los condenados de la tierra implica el
significado ontológico del “no ser” o “ser absolutamente nadie en este mundo”;
este concepto es desarrollado por Fanon en otro libro publicado en 1952
titulado Piel negra,
máscaras blancas, que es la negación de la negación de la
persona de piel negra bajo un sistema colonialista. En síntesis, la
colonización es la negación sistemática del otro, una decisión furiosa de
privar al otro de todo atributo de humanidad.
Si
aterrizamos ese concepto al Siglo XXI y a la frontera entre México y los
Estados Unidos y tomando literalmente las palabras del presidente Donald J.
Trump y del Procurador de Justicia Jeff Sessions sobre cómo ellos se expresan
del inmigrante centroamericano y mexicano que está llegando en masa a la
frontera sur, hay prácticamente una similitud histórica, ya que las expresiones
de los funcionarios estadounidenses, anglosajones, de piel blanca, maldicen al
inmigrante de piel morena u obscura, al punto que hasta John Kelly, el jefe de personal de la Casa
Blanca, los ha etiquetado de no tener la capacidad de asimilación a la vida en
la sociedad estadounidense.
Y el colmo,
Trump amenaza con dejar de ayudar a los países de donde provienen los
inmigrantes, claro refiriéndose a Latinoamérica, ya que los países de donde
provienen migrantes de piel blanca, para él esos son los buenos y los de piel
oscura o morena, son los malos, los terroristas, los violadores, los saqueadores,
los criminales. El lema campaña de Trump de Hacer de América Grandiosa Otra
Vez, ahora se está turnando en hacer América Blanca Otra Vez.
La historia
se repite, uno puede ver las imágenes de miles de niños, en centros con jaulas,
que son más bien, campos de concentración, comparados solamente con los Hitler
en la Segunda Guerra Mundial o en los mismos Estados Unidos, contra los
japoneses americanos. O más reciente, en el estado de Arizona, cuando el ex
alguacil Joe Arpaio, tenía detenidos a inmigrantes en lugares inhumanos
sufriendo bajo temperaturas altísimas. Arpaio, es uno de los perdonados o
indultados por Trump.
Trump dice
que los inmigrantes están infestando a los Estados Unidos. Está considerando a
los trabajadores que han contribuido a la riqueza de esta nación, y a las
futuras generaciones de manos edificadoras, muchas de ellas detenidas en la
frontera y otras siendo procesadas judicialmente, prácticamente porque los
considera una peste.
Trump está actuando
abiertamente de una manera racista, xenofóbica, exterminadora y erradicadora de
todo aquel de piel morena que intente pisar suelo estadounidense. Trump es la
peor amenaza a la democracia estadounidense. Dirige directamente una política
de limpieza étnica en el país.
El país está
dividido sobre los asuntos migratorios, sin embargo, la razón, está tomando
fuerza al aparecer artículos en los medios informativos de mayor influencia en
el país, atacando con fuerza lo que el presidente está haciendo contra la
población migrante tanto dentro y fuera del país. Lo que ha impactado, es una
grabación donde se escuchan las voces y llantos de niños pidiendo regresar con
sus padres, y no tienen idea alguna del porque sus progenitores no se encuentran
con ellos.
Lo que
molesta, aparte de las declaraciones racistas del presidente Trump, son las
casi nulas o no suficientes reacciones de los mandatarios de las naciones donde
provienen los inmigrantes que en los últimos días están llegando en grandes
cantidades a la frontera.
La historia,
nos dice que esas masas de desposeídos, parias, de proletarios, de gente
trabajadora, son una válvula de escape a los países de nuestra América, cuyos
gobiernos no pueden, o no quieren, o carecen de los recursos o mecanismos para
proteger y proveer lo necesario a toda esa gente que huye de la miseria o de la
violencia que predomina en sus países.
El hambre
cuando aprieta mucho no avisa ni pregunta de quién o dónde está la comida,
simplemente la necesidad hace que se busque, en dónde sea, el pan de cada día
para bienestar de toda su familia.
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