jueves, 21 de junio de 2018

EDITORIAL: Un curita para curar una úlcera en el debate migratorio


Por Armando García

Seguramente por la presión internacional, la de su propio partido en el Congreso y hasta de su propia esposa, el presidente Trump tuvo que doblar sus manos y retractarse contra su propia política y decisiones de separar familias de inmigrantes que buscan en la frontera sur del país refugio contra situaciones de vida en sus países que ya no son soportables.
Pero, aun no se puede cantar victoria, se puede decir que apenas se gana una batalla, falta todavía la guerra por conseguir una verdadera reforma migratoria dentro de Estados Unidos y de mejorar o cambiar los requisitos para conseguir asilo en el país, ya que, en el Siglo XXI, los perseguidos en su país de origen ya son más razones que las que pide la ley: miedo fundamentado de persecución en base a su raza, nacionalidad, religión, integrante de algún grupo en particular u opinión política. Los inmigrantes que están llegando a la línea fronteriza entre México y los Estados Unidos, reportan que en su país la violencia, la impunidad, la inseguridad, las amenazas, el crimen organizado, la corrupción; etc., son algunas de las razones por las que han huido y se han dirigido a los Estados Unidos.


Tampoco es color de rosa la decisión ejecutiva del presidente Trump, ya que ésta sólo expandiría la detención familiar y continuaría con la política de "tolerancia cero" que abofetea a las familias con cargos federales por el sólo hecho de cruzar la frontera para llevar a sus hijos a un lugar seguro. La orden continuaría, pero ya no separaría a las familias, sino las ubicaría ya sea en una celda, en bases militares, centros de detención o quién sabe dónde, hasta después de que los padres pasen por el proceso penal al que estarán sujetos bajo la política de "tolerancia cero". Después de ese proceso, que puede llevar años, ¿qué pasaría con los niños?
La orden ejecutiva del mandatario deja sin solución, el destino de más de 2,000 infantes que se encuentran en los centros de detención establecidos en las últimas seis semanas, que han ocasionado un repudio total al presidente estadounidense. Es decir, Trump no dio solución alguna a todos los niños encerrados ni cuando se reunirán con sus padres. Reportes noticiosos han revelado que muchos de esos niños, han sido trasladados a lugares desconocidos, con personas desconocidas, muy lejos de la frontera sur del país.
Esto ha ocasionado que, hasta aerolíneas, al saber que sus aviones han sido utilizados para trasladar a esos niños a diferentes puntos del país, ahora han dicho que sus empresas no participaran en el traslado de los menores de edad.

Ahora como medida, se podría decir jurídica e inclusive desesperada, la administración del presidente le ha pedido al Departamento de Defensa que habilite a abogados militares para ser entrenados en corte migratoria y tome los casos contra las familias inmigrantes que ya están en proceso de exclusión y de deportación. Estos abogados militares, tendrán que comprometerse por períodos de seis meses a litigar a favor de Trump en cortes migratorias a lo largo de la franja fronteriza con la República Mexicana.

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