Ni le quitaron la Cámara y el país está
enterito
García Cabeza de Vaca, más cerca de la cárcel
Por Francisco Gómez Maza
O le quitamos la Cámara (de diputados), o nos
deja sin país, habían advertido los ahijados de Washington, encabezados por el
Señor X y los intelectuales por cuales.
Luchaban con toda su fuerza, que al final no
fue tanta, y con el apoyo de la ultraderecha demócrata de Estados Unidos, por
quitar a López Obrador de su camino. Y si hubiera sido posible,
eliminarlo. Lo odian a muerte.
Y es que, con el entierro del pripanismo, el
primero de julio de 2018, quedaron sin su embute.
Envalentonados por el chayote recibido de
Washington y de importantes naco-ricachones, los conjurados creyeron – de
veras, lo creyeron- que tenían todo bajo control. Que arrasarían en las
elecciones del 6 de junio para eliminar al partido gobernante de la asamblea de
la Cámara de Diputados y anular así al Presidente y su proyecto de
transformación política de la vida pública nacional.
Les dolió cuando el mandatario aseguró que su
principal objetivo de gobierno era acabar con la corrupción política. Y es que
eran (son) tan, tan, tan corruptos…
Los pasillos de la Cámara de Diputados, por
poner un ejemplo, ya no serían más un mercado persa, o un andén de central de
abasto, en donde se negocia desde un costal de tomates o ajos, una marrana con
sus crías, hasta una presidencia municipal o, inclusive, una presidencia de la
república.
En esas estaban, cuando cerró la última casilla
electoral, el domingo 6 de junio, a las 6 de la tarde. Todos los presidentes de
los partidos conjurados salieron a proclamar, con bombo y platico, su triunfo,
triunfo que jamás llegó. Y Alejandro Moreno, Marko Cortés y el portero del prd
se creyeron luminarias de Hollywood, presumiendo ante los medios de propaganda.
Pero ni en la Cámara de Diputados, ni en las
gubernaturas estatales, ni en los congresos locales brillaron los perdedores
del 2018. Sólo cantaron victoria en la Ciudad de México, pero por razones
especiales.
El PAN apenas logró una triste presencia en la
Cámara de Diputados; el PRI, igualmente. El PRD sólo existe como financiador de
la corrupción de quienes se ostentan como dueños de una franquicia obsoleta y
ridícula.
López Obrador perdió la mitad de la Ciudad de
México, el principal bastión de la izquierda partidista, pero lo que realmente
ocurrió fue que, pasada la euforia del 2018, las cosas en las alcaldías perdidas
volvieron a su madre: Gobiernos de derecha, conservadores, para una población
clasemediera, de derecha, acomodaticia, pequeñoburguesa, como se decía en lo
pasado. El lamentable hecho de la L-12 los traumatizó al extremo de culpar a
Claudia Sheinbaum de ese desastre y particularmente de una traintena de
fallecidos, lamentablemente. Un buen pretexto para volver a sus fueros de
influencers.
De ribete, de las 15 gubernaturas que
estuvieron en juego, Morena se quedaba con 11. Algunas arrebatadas al PAN y al
PRI, como Campeche, que jamás había sabido, hasta ahora, qué era la
alternancia.
Los albicelestes se quedaron con la gubernatura
de Chihuahua, con una candidata muy débil acusada por su propio
correligionario, el saliente gobernador Javier Corral, de actos de corrupción.
Y conservó Querétaro, uno de sus bastiones.
García Cabeza de Vaca quedó desprotegido
totalmente porque Morena se hizo de la mayoría en el Congreso local de
Tamaulipas, hasta ahora en poder del PAN que arropaba al mandatario con orden
de aprehensión por presuntos delitos de alto calibre.
Morena se alzó con el triunfo en 19 de los
congresos locales en disputa, suficientes para aprobar las reformas
constitucionales o las nuevas leyes iniciadas por el poder ejecutivo.
A López Obrador no sólo no le iba mal, sino que
obtenía mayores bríos:
Conservaba la mayoría absoluta en San Lázaro
para tener margen de control del presupuesto de gasto nacional. Podía negociar
con holgura las reformas constitucionales que faltan para armar toda su
estrategia de transformación de la vida pública. La 4T, que se les atraganta en
el pescuezo a sus enemigos.
Incluso, como lo destacó en New York Times, Morena,
como partido independiente, aumentará sus curules con respecto a la elección de
2018. Entonces logró obtener 191 y ahora se estima que gane entre 190 y 203. Por lo tanto,
probablemente Morena tenga más diputados que antes. Ningún partido en el poder
en la historia democrática de México ha logrado aumentar su número de curules
en una intermedia.
Y pasadas 48 horas de las elecciones, la
popularidad del mandatario subía del 42.6% al 57.2%.
Como dijo el New York Times, en su edición del
lunes 7 de junio, cuál castigo para López Obrador.
Ni le quitaron la Cámara, y el país sigue más
entero que nunca.
Y ya los dirigentes de la alianza pripanista
están llamando al presidente a construir acuerdos “porque el país va mal”. Prometen,
como si tuvieran autoridad política para hacerlo, que “no se desaparecerán
programas sociales. Al contrario, se buscará restaurar los que Morena y aliados
desaparecieron, Habrá que ver si PVEM y MC están en la misma posición. Y si Morena
no acepta, que explique a los mexicanos por qué no”.
La verdad es que ni Cortés, ni Moreno, y menos Zambrano
tienen la más mínima vergüenza y dignidad…
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