Las elecciones intermedias del 6 de junio, un
parteaguas
Vamos hacia el cambio o nos ahogamos en la
corrupción
Por Francisco Gómez Araya
En las elecciones de ayer domingo 6 de junio,
pudo haberse desbaratado el pacto electoral, que le dio mayoría a Morena en las
elecciones de julio de 2018, pero también pudo haberse fortalecido el gobierno
y el poder legislativo morenista, y otorgado el control total del Poder Legislativo
a los legisladores afines al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Supongamos que Morena perdió la fuerza que
traía, en las urnas, Y ya no hace mayoría legislativa para apoyar la
transformación política y, sobre todo, acabar con la corrupción.
Entonces, volverán las becquerianas oscuras
golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, pero estas golondrinas no son nada
poéticas, sino que traen el pico el veneno de la corrupción y de la impunidad.
Nombres como Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón,
Enrique Peña hasta podrían ser inscritos con caracteres dorados en la Cámara de
Diputados.
Todo lo que huele a cambio, a transformación, a
economía social se habrá ido por la borda. Y los fieles del dinero fácil,
robado; los amantes de la política-negocio sucio, pegarán de gritos de
entusiasmo, porque volverán por sus fueros a cebarse del botín de la república.
Pero no se entusiasmen tan pronto, que los
resultados del proceso, de la jornada electoral aún no se hace oficial. Además,
tenemos que suponer también que ganó Morena, el partido del presidente y que no
sólo ganó la mayoría, sino la mayoría absoluta. Se fortalecerá así el programa
del mandatario, la Cuarta Transformación de la república, y el presidente
saldrá confirmado, y fortalecido, por la llamada voluntad popular.
Sus enemigos, muchos de ellos sólo movidos por
la ignorancia supina y la manipulación de los medios antidemocráticos y
corporativistas empresariales, y por la simpatía hacia los columnistas y
articulistas embuteros, no podrán presumir que #lopeznoesmipresidente. Ahora,
fortalecido, será el presidente de todos los mexicanos, independientemente de
su ideología y de su conciencia de clase.
En este segundo supuesto, el proceso, el camino
de la marcha de la economía será más llano, más que en la actualidad, cuando la
economía está dando muy buenos resultados en sus más importantes variables. De
esto ya hablamos en entrega anterior, proceso que será coronado con la
vacunación masiva para reducir la acción fatídica del nuevo coronavirus
SARS-Cov-2.
En síntesis, el presidente López Obrador tendrá
absoluta libertad para fortalecer el proceso de asentamiento de bases fuertes
para la Cuarta Transformación de la república, en su principal proyecto que es
el abatimiento pleno de la corrupción política, auspiciada y practicada por
políticos del viejo régimen.
No lamentaría que la derecha se hubiese quedado
a un lado del camino de la república, en donde los encargados de la limpieza
pasan recogiendo la basura y llenando los contenedores para enterrarla o
llevarla a los hornos a convertirla en cenizas.
Esta narración es un supuesto. Debo ser
sincero. A mí me gustaría que el pripanismo fuera borrado hasta de la memoria
histórica de México, no obstante que haya ciudadanos y ciudadanas que añoran
esos putrefactos tiempos, cuando los políticos se convertían en
multimillonarios con tan sólo una firma del presidente de la república, del gobernador
del estado o del presidente municipal.
Cómo recuerdo a un arquitecto contratista, que
iba a la agencia automotriz, pagaba un auto, pedía que le dieran las llaves, e
iba a ver al presidente municipal, que le otorgaba millonarios contratos de
obra pública, y le entregaba las llaves, diciéndole: Querido presidente. ¡Las
llaves de su auto nuevo!
Pero volvamos a la realidad. Y esperemos a ver
de qué cuero salen más correas.
A DESFONDO: Calderón, cuando dice, desde su
confinamiento, que, pase lo que pase, México ya cambió un poco no se refiere a
la transformación obradorista. De ninguna manera. Tendría que aclarar su dicho.
Con todo, le deseamos pronta recuperación de la covid-19 por la que está
pasándola muy mal.
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