Por Jordi Jiménez
En el artículo anterior hablamos del
pedido en el que recuperamos los registros positivos acumulados con los
agradecimientos. Sin embargo puede surgir una pregunta: ¿a quién pedimos?
Al igual que ocurre con el pedido, el ser humano cuenta con un mecanismo
muy interesante que llamamos el Guía Interno. Si queremos dar una
definición se podría decir que el Guía es una imagen o una sensación
(obviamente interna) de alguien o algo que posee los mejores atributos y que
puede darnos la respuesta que pidamos o necesitemos. Esa imagen ha de tener
como mínimo estas tres cualidades para que pueda ser una imagen guía: fuerza,
sabiduría y bondad. Si falta alguno de estos atributos, nuestra relación con
esa imagen no será constructiva.
Todos nosotros, incluso cuando éramos niños, hemos «hablado» en silencio
con alguien imaginario a quien hemos pedido ayuda o consejo en momentos de
dificultad. También las personas de más edad y en todo tipo de culturas
realizan sus oraciones (sus pedidos) conectando con sus imágenes guía o
simplemente, en momentos de soledad o duda, establecemos una especie de
conversación con alguna persona querida a la que preguntamos o pedimos sin
importar si esa persona está viva o no. En ocasiones, también pensamos qué
hubiera hecho otra persona en nuestro lugar. A veces, tendemos a seguir lo que
consideramos buenos ejemplos e imitamos actitudes y comportamientos de otros
que para nosotros son modélicos. En todos los casos podemos observar que aunque
cada cual tenga una imagen distinta del guía interno (según su cultura y
creencias) el mecanismo es el mismo para todos.
En los dos primeros artículos de esta serie hablamos de las imágenes
mentales y de sus características. Si los habéis leído ya sabéis que una imagen
mental puede ser visual o de otro tipo y que, además, puede tener brillo,
claridad y carga emocional entre otras cualidades. Con el tema del Guía Interno
estamos utilizando las imágenes mentales para un tipo de meditación que ya es
un tanto avanzada. Se trata de una meditación dinámica en forma de relato que
tiene dos fases: en la primera hay que «configurar» la imagen del Guía Interno
con sus mejores atributos y cualidades; en la segunda fase pedimos o
preguntamos a ese Guía aquello que necesitemos, ya sea orientación en la vida,
inspiración, protección, etc.
Existe una experiencia guiada escrita y en audio pensada específicamente
para configurar el Guía Interno. En esta configuración podemos dejar que surja
una imagen libremente asociada a las que son para mí las mejores cualidades que
pueda tener un verdadero Guía, o bien podemos tratar de imaginarnos a alguien
existente o que existió y colocar en esa imagen de recuerdo las mejores
cualidades de un Guía.
Esta experiencia guiada se puede encontrar en la siguiente
dirección: https://meditabarcelona.org/experiencias-guiadas/
Una vez que el Guía se va configurando (no es algo que se logre el
primer día, lleva tiempo) se puede utilizar como imagen que nos acompañe en el
día a día, no solo en los momentos de dudas o necesidades, sino también en los
momentos de alegría. Es como utilizar el agradecimiento y el pedido, pero ahora
asociados a la imagen del Guía, es decir, agradezco a mi Guía todo lo bueno que
me pasó y hago un pedido al Guía en los momentos de necesidad.
Si voy grabando esa imagen guía con los registros de agradecimiento y
pedido se convertirá en una herramienta excepcional y de gran utilidad para
nuestra vida diaria. Con el tiempo el Guía Interno puede llegar a independizarse
de la mecanicidad diaria, como si cobrara vida propia, y puede darnos
orientación y respuestas en algunos momentos inesperados, incluso sin
«llamarlo». Por ejemplo, en una situación conflictiva que surja un día
cualquiera en nuestro entorno, podremos dar una respuesta positiva y
constructiva para nosotros y para los demás casi de manera automática. Al ir
grabando en memoria y por repetición este tipo de imagen guía, sabia, fuerte y
bondadosa, estaremos cultivado una nueva actitud frente al mundo y a las
situaciones, y nuestras respuestas y nuestra dirección en la vida estarán
orientadas por esas cualidades fortalecidas internamente.
Por eso es muy importante que configuremos al Guía con los mejores
atributos de fuerza, sabiduría y bondad ya que serán esos intangibles los que
nos darán dirección en la vida diaria. A medida que se va consolidando nuestra
relación con esa imagen se van profundizando las preguntas y las respuestas que
conectarán con espacios inexplorados de la conciencia y nos darán una orientación
y una referencia positiva en nuestra vida cotidiana.
Esperamos que estas prácticas os resulten útiles y ya sabéis que podéis
comentarnos vuestras experiencias en el correo: rehunosalud@gmail.com
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