sábado, 7 de enero de 2023

¿QUÉ SIGUE?

 

Sala de la Suprema Corte de México

 Por JOEL ORTEGA JUÁREZ

 Toda mi solidaridad con Guillermo Sheridan

La derrota a los afanes de control de la Suprema Corte de Justicia, por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene una dimensión muy importante.

Los magistrados no se dejaron intimidar y rechazaron votar por Yasmin Esquivel quien obtuvo solamente dos votos en la primera ronda, incluyendo el de ella misma y uno en la segunda, es decir no obtuvo ningún voto aparte del suyo.

El presidente había atacado furiosamente a la Suprema Corte y todo el sistema judicial por estar al servicio del dinero, específicamente atacó al magistrado Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien disputó la final con 5 votos por 6 de la triunfadora Norma Lucía Piña Hernández, ello significa que al menos 3 de los 4 magistrados o magistradas que propuso el presidente, “lo traicionaron” como el mismo dijo.

En estos  días abundan las confesiones de parte del presidente, que ni sus peores críticos imaginaron; ha dicho cómo y por qué propuso a Lily Téllez para senadora por Sonora para complacer a Ricardo Salinas, mediante instrucciones directas a Alfonso Durazo, lo que desbarata la pantomima de la supuesta “voluntad del pueblo” para nominar candidatos; la más reciente es la confesión del apoyo a los pobres, debido a una estrategia política, dado que los pobres si cumplen, lo que suele frasear con la vulgaridad de “amor con amor se paga”.

Hay muchas más “perlas” de este tipo. Hay quienes llevan el conteo de sus inexactitudes, falsedades o mentiras en estas mil mañaneras y suman casi 100 mil, a ese ritmo llegará a las 150 mil al fin de su gestión.

Pero la cuestión es qué sigue después de varias derrotas en cadena propiciadas al presidente, las más importantes han sido la no aprobación de las reformas constitucionales para la llamada Ley Bartlett; la derrota del plan A de reformas contra el INE, la gran movilización nacional del 13 de noviembre y ahora la derrota de su candidata para presidir la Suprema Corte de Justicia. Por supuesto deben incluirse los resultados electorales del 2021 donde Morena y sus aliados tuvieron menos votos que la oposición. El resultado más estrepitoso fue la derrota a MORENA en la Ciudad de México, aunque ese fenómeno se repitió en las principales ciudades del país.

Son hechos de gran importancia, muestran las posibilidades de impedir la destrucción total de la institucionalidad construida a lo largo de décadas de luchas y reformas constitucionales y legales.

Todo ello indica que es posible derrotar las intenciones de restauración autoritaria del presidente Andrés Manuel López Obrador.

La gran pregunta es, ¿qué sigue?

El sistema político vigente hace casi imposible el registro de nuevos partidos o candidatos independientes para las elecciones del 2024.

En la boleta solamente estarán dos bloques: MORENA y sus aliados PT y Verde, el otro bloque de PRI PAN y PRD y en el mejor de los casos Movimiento Ciudadano.

Es con esos registros, de donde debe surgir una propuesta de programa o plataforma política y de candidaturas y especialmente la candidatura opositora para la presidencia.

No hay de otra, con esos bueyes hay que arar.

Es una paradoja muy lamentable, tener que votar por una candidatura registrada por los partidos más desprestigiados del periodo reciente, un desprestigio que supo aprovechar Andrés Manuel López Obrador en las elecciones del 2018.

Ahora se presenta el mismo panorama, pero al revés.

Para consolidar las derrotas de Morena y el presidente, se requiere derrotarlos en las presidenciales del 2024 y una escala importante sería derrotarlos en el Estado de México y Coahuila.

Por supuesto que ese bloque opositor, sus integrantes, sus posibles candidatos son parte de la casta en el poder.

No estamos ante la posibilidad de una victoria de un proyecto social, político, cultural, económico y ambiental ni siquiera de tipo socialdemócrata o moderado de centro.

Se trata de algo diferente: impedir la consolidación de un proceso de aniquilamiento de los avances democráticos que puede llevar al país a la quiebra en todos los planos.

Por ahora todo pareciera estar bajo el control de los burócratas de los partidos opositores con registro. No se ven procesos de construcción de una alternativa capaz de aglutinar a los movimientos, grupos, partiditos y sobre todo a la inmensa mayoría de ciudadanos víctimas de las trapacerías del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Este año de 2023 que está comenzando, es la última oportunidad de forjar ese gran compromiso histórico.

Un Compromiso Histórico de las derechas, los de centro y las izquierdas. <

Urge que muchas voces se manifiesten sin ambigüedades.

Hemos vivido experiencias semejantes en el paso de lucha contra el viejo autoritarismo de Estado de la dictadura perfecta. Algunas personas de aquellos combates todavía viven y pueden dar su aportación.

Lo más importante es escuchar a los movimientos nuevos, a los jóvenes para aprender de ellos y construir esa alternativa de Compromiso Histórico.

Esos son los desafíos que tenemos para este año 2023.


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