De la serie Mi familia,
óleo sobre lienzo. Título: En el establo.
Por Ilka Oliva Corado
https://cronicasdeunainquilina.com
Tuve una infancia de
ensueño. Conocí el amor de los animalitos y ha sido de lo más puro que he
vivido. De hecho, me llevo mejor con ellos que con los humanos. Podría vivir en
una casita perdida en el monte rodeada de animalitos sin la presencia humana y
sería feliz, como feliz fue mi infancia perdida en la arada durante horas con
los mis cabritas y los cochitos.
Crecí pastoreando
cabras y ordeñándolas, llevando a los cochitos al monte y perdernos todos en la
arada y después de horas pegarles un silbido y juntarnos para regresar a la
casa. Los animalitos fueron y son mi familia, mi familia verdadera, la del
corazón. Y las cabritas mis grandes amores. Siento una cercanía única con las
cabritas que jamás he sentido con ningún humano y con ningún otro tipo de
animal, aunque igual puedo hablar con una gallina, con un perro, con un pato y
todos los animalitos del corral con los que crecí. De niña mi forma de
expresión con los humanos fueron los golpes, pero con las cabritas fueron los
abrazos y las conversaciones largas.
El tiempo lo cura todo,
he escuchado y tal vez es cierto. Me fascinan las flores silvestres porque tienen
su propio tiempo, no necesitan de cuidados humanos, ni de abonos, ni de riegos
delicados, ellas van con el tiempo y con la armonía de la naturaleza. Y así soy
yo, totalmente silvestre en todos los sentidos. No voy con el ritmo de otros,
ni vivo para otros, no quiero dejar de ser yo misma para encajar en el mundo de
otros.
Hoy ha nacido una nueva
serie a la que he llamado Mi familia, porque las cabritas son totalmente mi
familia, con quienes los lazos son inquebrantables porque son del alma. En esta
serie pintaré cabritas, siempre me sentí como ellas, parte de ellas, salté
tapiales como ellas y me perdí en el monte durante horas como ellas. Y por
supuesto, soy una cabra loca, como ellas.
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