Photo 165992354 © Tngrafik | Dreamstime.com
Por Ilka Oliva Corado
Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com
Hace poco, pero es que no han pasado ni diez años para decir que fue
hace mucho tiempo, repito: hace poco, que el gobierno de Lenin Moreno masacró a
diestra y siniestra a cuanto indígena se le dio la gana y regó la sangre de su
pueblo como escupitajo de un traidor inflado de su poder y de su arrogancia.
Las imágenes dantescas le dieron la vuelta al mundo, el pueblo ecuatoriano
clamaba por ayuda, el Estado lo masacraba a plena luz del día, cosa que ni en
las dictaduras de décadas pasadas en Latinoamérica.
En ese momento se pensó que tal vez la dignidad de un pueblo arrodillado
por la dictadura de un traidor, no solo de su pueblo, pero del progresismo
latinoamericano, traidor a su propia herencia indígena; se levantaría y
defendería sus derechos honrando así la vida de los masacrados. Pero no
sucedió, lo vimos retroceder con la cabeza arrastrando el suelo. Fue así como
el traidor, remedo de dictador se hamaqueó en ellos revés y derecho, les midió
el pulso lo tenían aguajoso, un pulso aguajoso. Jactancioso de la
sumisión de su pueblo, de las agallas perdidas y de la sangre desteñida que en
otros tiempos rojeaba hirviente en dignidad, le dio viaje a cuanta idea de
perversión tuvo, fue así como vimos aquellos cuerpos abandonados en las calles
en tiempos de covid, con la tristeza infinita de sentir a un pueblo derrotado,
sin el menor impulso de preservación. Era Guayaquil, pero el corazón de Ecuador
desfalleciente. Era el rostro de la Latinoamérica mancillada por el
neoliberalismo.
Será en las elecciones, se pensó, en las elecciones van a reaccionar,
volverán a la democracia a la primera, como en Bolivia. Bolivia no necesitó
más, su sangre derramada fue suficiente para que levantaran la cara y
dignificaran en las urnas a los caídos, a los sobrevivientes, a las familias
dolidas que perdieron familiares, para que honraran a los niños que esperan por
un futuro con oportunidades de desarrollo. Fue en las urnas. ¿Qué más que
en las urnas? Y no se puede decir que a ellos no les mintieron los medios de
comunicación corporativos, no se puede decir que la oligarquía latinoamericana
no se movilizó para desacreditar a quien ponía la cara por Evo, por su pueblo
indígena, por el pueblo boliviano. No se puede decir que lo de Bolivia no fue
cuesta arriba.
Bolivia vivió en ese tiempo de dictadura la violencia de un sistema que
intentó ahogarlos para evitar un voto consecuente. Entonces no es pretexto para
que digan que influyó en Ecuador, porque es una vergüenza y una decepción que
Arauz no barriera con todos a la primera. Arauz tuvo que haber ganado con una
cantidad de votos que ni la peor de las traiciones pudiera esconder. Por más
votos robados, por más uniones de candidatos vestidos de izquierda y de pueblos
originarios al servicio de la derecha neoliberal. No hay pretexto, por más
análisis que escriban los intelectuales progresistas, en pro de la tibieza de
una sociedad a la que le tembló la mano para responderle a Correa, a sus
muertos. No hay justificación alguna ante esta bajeza, una puñalada al
sacrificio de tantos.
¿Es que acaso ya olvidaron lo que fue la Revolución Ciudadana en
Ecuador? ¿Ya olvidaron que la sangre, aunque se seque tiene memoria y respira?
Ahí están sus muertos hablándoles, dolidos por la tibieza, por el olvido. Les
queda decir a los pro Arauz que lero, lero, ganó, se llevó la delantera y
van a la segunda vuelta con un respiro de ir encabezando la carrera. Como si de
una apuesta de bicicletas se tratara. No jodan. Como gatos panza arriba
ahora, arañando, esperando una segunda vuelta a ver si la ganan, ahora
sí, cuando tuvieron que respaldar a la Revolución Ciudadana a la primera,
ya que no lo hicieron cuando Moreno masacró a su pueblo en las calles. Solo
tenían que salir a votar, así lloviera, así cayeran rayos, así los ríos se
desbordaran, tenían que salir a votar y demostrarles a todos los que creyeron
que eran imbéciles, que los podían manipular, que les sintieron el pulso
aguajoso, que ahora iban con dignidad a respaldar su derecho a vivir en paz
construyendo una democracia de oportunidades. Es que no era ni por Arauz, ni
por Correa, vaya, era para salvarse ustedes mismos de embrocarse solos.
A ver si en este tiempo, se les oxigena el corazón, les vuelve el pulso
y logran rescatar a su país en la segunda vuelta, de otra manera, se verán con
otro episodio de dictaduras, saqueos, corrupción, violencia institucionaliza,
más hermanos migrando forzadamente y con las costillas de su país al aire
libre, para que se las cuenten los traidores, desde el despilfarro de la
poltrona. Escribo este texto con el amor que le tengo a Latinoamérica y
porque eso me da el derecho absoluto de sentirme ciudadana de cualquier país de
la Patria Grande. Y no, no vengo como gata panza arriba, arañando mi
mandíbula desencajada para ser parte del festín (culeco) que hoy celebra que
lero, lero, ganó Arauz, porque no han ganado nada, al contrario.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario